El Juzgado Penal de Liberia ordenó llevar a juicio a uno de los sospechosos de privar de libertad a Christian Tijerino López, un ingeniero tico - estadounidense que llegó desde Estados Unidos, donde residía hace varios años con su hermana y su mamá, para pasar unas vacaciones en Costa Rica y fue visto por última vez en febrero del 2020.
Al implicado, de apellidos Ugarte Villalobos, se le relacionó en principio con los presuntos delitos de homicidio calificado, privación de libertad y simulación de delito; no obstante, la jueza Yulieth Jiménez Torrentes, en la audiencia preliminar celebrada el 7 de noviembre, indicó que no hay indicios del homicidio de Tijerino y no ha aparecido su cuerpo, por lo que al hombre solo se le juzgaría por privación de libertad y simulación de delito.
Además, Jiménez dictó un sobreseimiento definitivo contra los otros dos sujetos que figuraban en la causa, un hombre apellidado Woodley Britton y otro identificado como Fallas Gutiérrez, este último el Ministerio Público había solicitado desde junio pasado que se le otorgará esta medida, pero no fue hasta la semana pasada que se le concedió la petición, según indicó José Miguel Villalobos Umaña, abogado de Woodley Britton.
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El jurista solicitó el sobreseimiento a favor de su cliente porque la única prueba que lo ligaba a los hechos, de acuerdo con la acusación fiscal y la querella, era una declaración de una funcionaria judicial de Liberia, que dijo que ella vio una persona manejando que salió del lugar de los hechos y que podía identificar a quién conducía ese carro.
“Cuando se le toma la declaración inicialmente ella identifica al sujeto como un masculino delgado moreno pero no negro, de tez o piel quemada como surfo (...) es muy clara al separar lo que ella considera de una persona morena y no negro de raza, sin embargo, hora y media después cuando la ponen en una rueda de reconocimiento identifica a mi cliente, cuando él es negro de raza o sea no puede ser”, dijo Villalobos.
Al mismo tiempo, otro de los elementos que citó el defensor fue que una testigo reconoció que Woodley estaba la noche antes de los hechos en Uvita de Osa, ‘a más de nueve horas de distancia de Bagaces’, por lo que ‘era imposible’ que hubiera estado a las 12 a. m. en Osa y a las 6 a. m en Montenegro de Bagaces.
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La tercera prueba que libró a Woodley, según el abogado, fue que dos testigos afirmaron haber estado desayunando con su cliente en Manuel Antonio de Quepos a las 8 a. m. el día de la desaparición de Christian Tijerino.
“La jueza aceptó mi tesis y consideró que la declaración de la funcionaria no era creíble, era confusa, disparatada y por lo tanto, se quedaba el Ministerio Público sin una prueba para poder sostener su acusación”, mencionó Villalobos.
“Celebro y felicito a una jueza de la República que haya revisado la totalidad de los hechos y se haya percatado de que no existe ningún indicio de que Christian Tijerino López esté muerto (...) es decir no se trata de que sin cuerpo no hay homicidio, lo que pasa es que debe haber indicios de que la persona esté fallecida y en este caso no hay ninguno”, añadió.