El Empalme de Santiago de San Ramón es una comunidad rural de casas sencillas, desperdigadas y que se adentran en la montaña. Las primeras viviendas están apenas a 50 metros de la carretera Interamericana Norte, y en una de ellas localizaron muerta este domingo por la noche a una bebé de apenas 10 meses de nacida, que tenía signos de abandono y desnutrición. Sus papás son los únicos sospechosos de su muerte y están detenidos.
Este martes este poblado, ubicado 7 kilómetros al suroeste del centro de San Ramón, volvía poco a poco a la normalidad, luego de horas convulsas, patrullas y agentes judiciales indagando con los vecinos sobre el comportamiento de los sospechosos de homicidio: una mujer de 25 años, de apellidos Sánchez Morales y su pareja, apellidada Naranjo Hernández, de 29 años.
Según afirmó a La Nación una lugareña, quien pidió no ser identificada por razones de seguridad, entre los vecinos se cuestionaban por qué solían ver a los padres afuera de la casa sin sus tres niños con ellos. Además de la bebé, tienen una niña de 2 años y un menor de 3 años, este último hijo de Sánchez, pero de otra relación.
Ante estos cuestionamientos, al parecer, Sánchez afirmaba que ella los dejaba con una niñera. No obstante, la vecina sostuvo que esa cuidadora nunca fue vista por los residentes de El Empalme, quienes siempre pusieron en duda su existencia. La pareja, al parecer, era hermética y no se relacionaba mucho con el resto de la comunidad.
En redes sociales, Sánchez aparece como una muchacha risueña de cabello oscuro y largo, que estudió para bartender. En tanto, Naranjo participó en el pasado en un equipo de porrismo y en ocasiones publicaba imágenes de sus hijas, a una de ellas incluso la define como “el amor de mi vida”. Ella es oriunda de San Ramón, mientras que él vivió en Cirrí de Naranjo. Tenían poco tiempo de estar afincados en El Empalme.
Fuentes policiales confirmaron a La Nación que el hombre, conocido como Tatú o Yuca, registra varios partes policiales, incluido uno por tenencia de drogas.
La vecina aseveró que una vez al mes llegan funcionarios del Cen Cinái de San Pedro de San Ramón a repartir leche y que, al parecer, ellos habrían reportado algún descuido o negligencia en el cuido de los menores de la pareja; sin embargo, luego no supo qué más pasó. La Nación acudió a dicho centro y aunque en primera instancia la directora estuvo anuente a dar declaraciones, una vez que terminara una reunión, luego alegó que cualquier consulta sobre este caso debía canalizarse en la oficina de prensa. Empero, al cierre de esta publicación no se obtuvo respuesta.
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Doloroso hallazgo
El domingo a las 11 p. m., la Fuerza Pública recibió la alerta de la situación de la bebé, pero al llegar al lugar la encontraron fallecida. Los policías custodiaron la escena hasta que llegó el OIJ y arrestó a Sánchez en su casa. Poco después, ubicaron a Naranjo en vía pública con la niña de 2 años.
Trascendió que en la habitación en la que encontraron a la bebé fallecida, había latas de cerveza y colillas de cigarro.
Una vez detenida la pareja, los niños quedaron bajo custodia del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Este martes permanecían internados en el Hospital Carlos Luis Valverde Vega, en San Ramón. Al parecer, la menor de 2 años también se encontraría en estado de desnutrición, según indicaron fuentes a La Nación.
A su salida, volverán a estar al cuidado del PANI que determinará si se reubican con algún recurso familiar o en un albergue. Esta entidad comunicó que no tenía reportes por maltrato contra las dos niñas, pero que con el niño de 3 años “hubo una intervención por negligencia que fue descartada”.
Este martes, el Juzgado Penal de San Ramón impuso un año de prisión preventiva a la pareja, mientras los agentes investigan el homicidio dentro del expediente 23-000991-0068-PE.
“Se sospecha que los imputados habrían dado muerte a la persona menor de edad, quien se encontraba bajo su cuido, por ser padre y madre”, indicó el Ministerio Público.
Apenas el 18 de mayo anterior, la Policía Judicial detuvo a los papás de un bebé de dos meses, como sospechosos de haberlo agredido hasta la muerte en Cedral de Ciudad Quesada, en San Carlos de Alajuela.
La criatura primero fue llevada por sus padres al servicio de Emergencias del Hospital de San Carlos, a las 4 a. m. de ese día por un “problema de dificultad respiratoria”, según explicó a La Nación el director general de ese centro médico, Edgar Carrillo Rojas.
Sin embargo, dada la gravedad de las lesiones, el bebé fue remitido al Hospital Nacional de Niños (HNN) en donde se detectó que el pequeño “presentaba lesiones compatibles con el síndrome del niño agredido”. Falleció menos de ocho horas después, con muchas lesiones en cabeza y extremidades y evidencias de violencia infantil. Posteriormente, el papá reconoció que lo golpeó con sus propios puños, pues le molestaba oírlo llorar.
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Colaboró en esta información Vanessa Loaiza.