El Tribunal Penal de Cartago condenó la tarde de este lunes a 70 años de cárcel a la mamá y al padrastro de un niño de dos años que murió el 9 de enero del 2022 en El Guarco, Cartago, producto de una brutal agresión. Los jueces les impusieron 35 años de prisión a cada uno por el homicidio calificado del infante.
De acuerdo con la acusación del Ministerio Público, el padrastro, José Manuel Flores Calderón, asesinó al niño a causa de una venganza contra el padre biológico del menor, pues su madre seguía teniendo relación con el sujeto y eso le molestaba. La causa de muerte fue estrangulamiento y golpes en la cabeza.
“No existe una prueba o fundamento que le permita al Tribunal creer su versión, porque no hubo un testigo acá que haya venido a indicar que esa situación ocurrió así (acusado alegó que el padre biológico del menor le dio muerte), tampoco existe una circunstancia lógica para que el progenitor lo asesinara como usted lo hizo ver”, dijo la jueza Kathia Vega.
“La abuelita del niño dijo que él le manifestaba que usted (Flores) le pegaba con fajas, nunca señaló a ninguna otra persona responsable. Entonces tiene el Tribunal completamente identificado que usted era la persona agresora en esa casa de habitación”, comentó.
Mientras que a la madre, Sailyn Bianco Solano, quien estaba trabajando al momento en que ocurrieron los hechos, se le achacó que no hizo nada para impedir la muerte del niño y más bien lo dejó al cuidado de Flores a sabiendas de que agredía a su hijo.
“Existía en usted una responsabilidad de garante, esta situación fue evidenciada durante el desarrollo del debate porque usted era la madre del niño de dos años. A quien le correspondía el cuido y protección del niño era a usted y usted irrumpió esa obligación, eran evidentes las lesiones que tenía ese menor”, explicó Vega.
“El niño tenía cerca de 35 lesiones, además de las del cuello que le causaron la muerte, también tenía en ojos, brazos, muslos, caderas, pecho, escoriaciones, hematomas, en lenguaje coloquial raspones, moretones y chichotas, lo cual era evidente ante el ojo humano”, añadió.
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Los jueces Kathia Vega, Reynaldo Araya y Sailyn Ballestero, quien presidió el debate, también determinaron que durante el desarrollo del juicio no se notó ningún arrepentimiento de las agresiones que ocurrieron contra el niño ni de su propia muerte. A Bianco y a Flores se les prorrogó por seis meses más la prisión preventiva hasta que la sentencia quede en firme.
‘Sabemos que es inocente’
Cristy Calderón, tía del acusado y padrastro del pequeño, recalcó que su sobrino es inocente y que sería incapaz de tocar a un niño, incluso cuidó un tiempo a una de sus hijas, lo conoce y sabe que es una ‘persona cariñosa, por la que metería las manos al fuego’.
“Estamos demasiado dolidos con esto, a pesar de que todo lo inculpa, nosotros sabemos que él no hizo eso. Los golpes del chiquito se los hacía en la casa la mamá, hay fotos, conversaciones y realmente nos sentimos indignados con muchas cosas. Hay mucha injusticia”, reclamó Calderón.
“Una persona que es víctima no vende drogas ni hace estafas. Una mamá no hace lo que ella hace, usted no la ve dolida ni la ve mal. No hay una investigación total, nosotros creemos que hay muchas versiones de todo, ella ha cambiado las versiones tres veces diferentes”, enfatizó.
Según los abogados defensores de la pareja, el niño comió, le lavaron los dientes, lo acostaron y de repente empezó a convulsionar; por lo que lo llevaron donde unos vecinos para pedir ayuda. Sin embargo, la autopsia reveló que el infante murió por estrangulación y tenía golpes en la cabeza.
El fiscal también dijo que el niño de dos años sufría abandono desde que tenía un año, pues desde esa edad le diagnosticaron anemia y Bianco no lo volvió a llevar a control y nunca le compró pastillas de hierro, mientras que, por otra parte, ella gastaba dinero en licor y también pagaba deudas de marihuana de su pareja, pero no le compraba el medicamento al niño.
Otro pequeño de seis años, hermano del fallecido, se mantiene bajo el cuidado y protección de su padre biológico y de la abuela paterna, luego de que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) les otorgara la custodia.