Yendry Vásquez, mamá de Allison Bonilla, no tiene ni un solo motivo para mantenerse en pie. Todos los días, ella desea estar muerta, pues sin su hija, la vida perdió sentido.
La mujer brindó esas sentidas palabras en la etapa final del juicio que se realiza en contra de Nelson Enrique Sánchez Ureña, quien es el único sospechoso de asesinar a la muchacha, de tan solo 18 años, en marzo del 2020 en Paraíso de Cartago.
Según dijo Vásquez: “Desde el día en que vi esos huesitos (Allison fue encontrada cuando su cuerpo estaba reducido a restos óseos), mi vida no es la misma. Yo vivo por vivir, pero todos los días deseo estar muerta”.
Insistió en que no quiere vivir, porque, según dijo, a diario se mortifica pensando en porqué el sujeto, alias Sukia, le hizo eso a su “niña”. Y vivir con ese pensamiento no es vida, aseguró.
“Mi hija tenía mucha vida por delante, teníamos muchos planes y yo me pregunto: ¿por qué me la devolvió así (en osamenta)? No es justo que ella sufriera así, ningún ser humano merece morir así. Día a día me mortifico pensando en lo que él le hizo, en lo que ella sufrió y verlo ahí sentado como si nada hubiera pasado, como si nada, es muy difícil para mí”, recalcó.
Por eso, Yendry pidió a los jueces que lo sancionen con los 35 años de cárcel que se pidieron en su contra, ya que, insistió, Sukia le arrebató su única razón de vida.
“Ella era lo único que tenía en mi vida. Era la única razón que tenía por vivir. Todos los días le agradecía a Dios por darme a mi hija, porque tenía por quién vivir, pero ahora no tengo, porque él me la quitó, él me quitó lo único lindo que tenía en la vida”.
Pero, sin duda, lo que más le reprocha Yendry a Sukia es la forma en cómo se la devolvió. “No pude ver a mi hija por última vez, ni verla, ni abrazarla. ¿Por qué no me la dejaste ahí (en un lugar que no fuera el botadero clandestino en el que apareció) para abrazarla y darle, por lo menos, un último beso?”, le cuestionó.