"Usted es el autor de los hechos".
Con esa frase tajante y con voz fuerte, el juez Guillermo Arce Arias inició una explicación de 44 minutos, tiempo durante el cual se encargó de señalar las pruebas con las cuales hallaron culpable a Gerardo Ríos Mairena, de la masacre cometida el 19 de enero del 2017 en barrio La Victoria, en Liberia.
Al escuchar las primeras recriminaciones, el imputado lo miró, pero poco después bajó la cabeza. Se escondió, jugó con la esposas. Miró al público, habló con el abogado, pero pocas veces volvíó a ver al juez Arce, quien cada vez se mostraba más enérgico.
Cuando el juez recordaba un episodio de lo vivido por las víctimas, sus familiares también bajaban la cabeza. Los ojos se humedecían, algunas lágrimas se les salieron pero no hubo llantos, gritos y mucho menos aplausos por el fallo.
El silencio imperó en la sala uno de los Tribunales de Justicia de Liberia, mientras Guillermo Arce seguía enumerando cada uno de los elementos probatorios que los jueces consideraron como válidos para imponer 216 años de prisión a Ríos, quien solo descontará 50 años pues así lo establece las leyes ticas.
Francisco Herrera, abogado de Ríos, dijo que cuando escuchaban al juez su representado le decía que era inocente. “Yo creo en su inocencia, por eso estoy con él, y lo voy a defender hasta el último día”.
Herrera también fue el abogado de Gerardo Ríos en el anterior juicio que tuvo por transporte de droga y en el cual lo condenaron a siete años de prisión en un proceso abreviado. Este profesional es amigo de la familia del sentenciado y durante los días que duró el juicio se quedó en la casa que la familia tiene en barrio La Victoria, donde precisamente sucedieron los hechos que se juzgaron.
Al consultarle a Herrera, sobre el porqué Ríos agachaba la cabeza respondió: “Estaba muy molesto con Aymee (Caravaca, la fiscala) y entonces tuve que decirle mire, 'ella está haciendo un trabajo, cada uno hace un trabajo y lamentablemente el tribunal dictó una sentencia en beneficio del Ministerio Público'".
Luego, al repreguntarle por qué el descontento con Aymee, agregó: “El argumento es que él es inocente y cualquier persona, por Dios, que diga que es inocente y le van a poner una pena de 50 años (...) estaba muy molesto. Las molestias eran con la señora fiscal".
Cuando el juez Guillermo Arce concluyó con su explicación y Ríos era sacado de la sala, el condenado explotó y lanzó fuertes improperios a la fiscala “maldita, zo... , hijue..”. El presidente del tribunal solo pidió a las otras personas que estaban en la sala: "Esperen un momento".
Luego vinieron los abrazos y rostros de tristeza de los familiares. Pocos hablaron con la prensa.
"Este episodio (homicidio) ha sido terrible pues son seres queridos que se han perdido y uno sabe que no volverá a ver nunca más y será tener un poco de tranquilidad y pedirle al Señor que le da paz al corazón", declaró Guillermo Hernández, tio de una de las fallecidas.
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