La mayoría de personas que son condenadas por los delitos de robo y hurto en el país no son enviadas ni un año a la cárcel, según estadísticas suministradas a La Nación por el Poder Judicial.
Abogados penalistas coinciden en que esto responde al hacinamiento en las prisiones y la forma en que se resuelven los casos en los juzgados, cada vez más saturados. Además, concuerdan en que el número de sentencias actual es bajo. Solo de un 8%.
Los datos más recientes disponibles son del 2021, cuando se tramitaron casi 37.000 denuncias en el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por estos delitos y, en ese mismo periodo, poco menos de 3.000 personas fueron condenadas por cometer alguno de los dos ilícitos.
La mayor parte, el 60% de los casos, fueron sentenciados a condenas menores a un año, días multa, arresto domiciliario, penas alternas y un gran número recibieron el beneficio de ejecución condicional de la pena, con lo que evadieron estar tras las rejas.
La mitad de las sentencias fueron por robo agravado, que de acuerdo al Código Penal, se castiga con penas de cinco a 15 años. Sin embargo, solo al 30% de los condenados se les impuso este rango de años de cárcel. A la mayoría se les condenó con tres o menos de cinco años de prisión, con lo que también pudieron optar por la ejecución condicional de la pena.
El año pasado, únicamente 13 personas recibieron penas mayores a 20 años.
En el robo simple, que se castiga con seis meses a nueve años de prisión, la mayoría de condenas tampoco resultaron en cárcel, sino en otro tipo de resoluciones, principalmente la ejecución condicional.
No obstante, este tipo de robos se tramita en menor medida en los tribunales, en comparación al tipo agravado, donde es más común el uso de armas y la actuación violenta.
Respecto al hurto, que se diferencia del robo porque normalmente solo se aprovecha del descuido de las víctimas, más bien la mayoría de casos se tipificaron como hurto simple y no agravado. El primero se castiga con un mes a tres años de cárcel; sin embargo, la mayoría de condenas no superaron los seis meses; mientras que el segundo tipo, donde se imponen penas de uno a diez años, solo se impusieron a 26 personas.
Pruebas sólidas
El abogado penalista Alfonso Ruiz explicó que las cortas condenas por estos delitos responden a que en los últimos años, por penas inferiores a seis años en delincuentes primarios (sin antecedentes), los tribunales están aplicando condenas de arresto domiciliario con brazalete electrónico. Dijo que esto sucede “como para no mandar a la cárcel a gente cuyas penas son menores y solo enviar a los que tengan penas altas”.
Agregó que la razón de que haya más robos de tipo agravado y hurtos de categoría simple es porque es más común que los delincuentes que están decididos a robar, cometan el delito con violencia y que aquellos que decidan hurtar algo, lo hagan pasando desapercibidos, sin engaño ni intimidación.
En esto también concuerda el abogado penalista Ewald Acuña, quien agregó que las famosas “tachas” de carros y casas pasan como robo.
El litigante destacó que para que un proceso judicial por un robo o hurto concluya con condena es determinante acreditar la sustracción de bienes, la existencia de violencia contra el recinto o el ofendido y suficiente evidencia, como videos, huellas o elementos probatorios que permitan vincular a la persona que concretó la acción con la sustracción. Asimismo, resaltó que la tentativa del delito también se pena igual.
Por su parte, Ruiz precisó que otro punto que debe existir para lograr una condena es que la denuncia del caso esté bien fundamentada y tenga la información correspondiente, “porque si yo digo que andaba en un mall y me puse el teléfono atrás y me lo quitaron, y no me acuerdo quién me lo quitó porque no lo vi y tampoco en qué lugar exactamente, porque estuve en varios, tengo que tener claro que eso no va a tener éxito”.
Afirmó que si la víctima logra aportar testigos, dar detalles específicos como el nombre del lugar donde ocurrieron los hechos, videos de cámaras de seguridad y características de la persona que cometió el delito, es mucho más viable ganar el caso, porque se tienen elementos para ubicar sospechosos.
“Por eso también hay más condenas por robos agravados, porque al ser violentos y darse normalmente en lugares cerrados, siempre hay más cosas, testigos o mecanismos de seguridad, mientras que en el tema de los hurtos se dan cuando va una persona caminando por la avenida central con el teléfono en el bolso abierto y solo arriman la mano y se lo llevan, no se puede tener éxito en el proceso si uno no se da cuenta”, apuntó.
Finalmente, ambos penalistas concordaron en que es un número bajo que solo se haya condenado a 3.000 personas por estos delitos el año pasado, ya que si se toma en cuenta la cantidad de denuncias, es apenas un 8% de los casos que concluyó en sanción. Indicaron que esto también tiene que ver con la lentitud de los procesos y, sobre todo, con la saturación de los estrados judiciales con denuncias que no son consistentes.
Comentaron que en aquellos casos en que hay prueba suficiente desde el inicio del proceso, el trámite puede extenderse hasta tres años en las mejores condiciones, pero si no se tiene suerte, puede durar hasta siete años.