"Mi sobrina era muy alegre, siempre andaba feliz, sonriendo y jugando. Pero a partir de este año, las cosas cambiaron un poco. Estaba sin ánimo y nosotros le preguntábamos qué le pasaba, pero ella no nos decía nada. Intentábamos animarla un poco, pero tampoco lo logramos.
“Nos tenía preocupados porque estaba decaída, pero luego de unos meses, nos enteramos de que su papá la violó y embarazó. Nos contó que él aprovechaba llevarla de paseo para cometer esas violaciones que, en total, fueron como tres”.
De esa manera, Aristirio Segura relató cómo la familia se enteró, en agosto pasado, de las agresiones sexuales que sufrió su sobrina, quien apenas tiene 11 años y vive en una comunidad indígena de Sepeque, en Talamanca, Limón.
“Fue y es sumamente doloroso para todos, fue y es una mezcla de sentimientos entre odio, desprecio, tristeza y hasta culpa. Es aún una niña y es muy triste lo que le pasó. Es algo que no se lo deseo a nadie, es muy duro”, agregó Segura, quien detalló que, tras conocer lo ocurrido, lo primero que hicieron fue hacerle ver a la niña que contaba con el apoyo de todos.
Lo segundo, e igual de importante, fue denunciar al papá, de apellidos Domínguez Hernández, ante la Fiscalía de Bribrí.
Esa acción provocó que las autoridades detuvieran al sujeto, de 46 años, por el delito de violación en perjuicio de menor de edad. Desde el 8 de agosto descuenta prisión preventiva, confirmó el Ministerio Público.
Esta medida cautelar vence del 8 de noviembre, “sin embargo, la Fiscalía podría solicitar una prórroga”, agregó la institución, al tiempo que señaló que el caso se tramita bajo el expediente 20-000406-813-PE.
La menor, por su parte, tiene cinco meses de gestación y, según informó el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), se mantiene con su mamá, quien debe brindar “el entorno protector”.
En paralelo, esa entidad da seguimiento psicosocial y legal al proceso.
Hombre aprovechó el ‘gran amor’ que le tenía su hija
La relación que tenían la niña y su papá era “muy buena”, según recordó Segura. De hecho, contó que, cuando su mamá y el sujeto se separaron, hace dos años, la menor buscaba departir bastante con él.
“Ella amaba a su papá, era un amor muy bonito, muy puro, pero él hizo de eso algo terrible”, lamentó el tío.
No obstante, según dijo, en estos últimos dos años, Domínguez intentó pasear con la víctima, pero su expareja no se lo permitía, “porque ella sentía cierta desconfianza y, vea, cuando una mamá siente algo, es porque algo hay”.
Por ello, el tío relató que el sospechoso comenzó a “comportarse mejor”, sin detallar a qué se refería. “Lo hizo para ganar un poco de confianza y, al final, lo logró. Mi hermana accedió a que él se llevara a mi sobrina a la casa donde él vivía, que era cercana a la zona", apuntó.
También, al parecer, el hombre se llevaba de paseo a la niña y “fue en esas ocasiones cuando él la atacó sexualmente”.
“Mi hermana le preguntaba si pasaba algo y ella le decía que no. Pero ella siempre tenía esa corazonada, esa malicia”, dijo.
Además de ese presentimiento, la madre comenzó a notarla no solo desanimada, sino también pálida y sin apetito en ocasiones.
“Mi hermana cuenta que por eso la llevó al Ebáis de Sepeque, pero le dijeron que no tenía nada. La volvió a llevar porque el período menstrual se le había detenido. En esa clínica le dijeron que no, que tranquila, que eso era un proceso normal de las niñas que están en desarrollo y mi hermana se devolvió tranquila”, recordó.
“Pero los días posteriores comenzó también con dolores en el estómago, la volvieron a llevar a la clínica y ahí fue cuando los doctores descubrieron el embarazo. En ese momento tenía cerca de tres meses”.
A partir de entonces, la niña tuvo que ser sometida no solo al proceso penal que se comenzó, sino también a un control prenatal para cerciorarse de que tanto ella como el bebé estén en buen estado de salud.
Sin embargo, una de las situaciones que más le ha costado a la familia es que ella entienda lo que ocurrió. “Estamos trabajando todos en conjunto para que ella, en vez de empeorar, mejore. Pero es que ella aún no comprende bien lo que pasó. Es decir, es su papá y ahora está hasta preso, y ella embarazada. Es un cambio brutal para una niña tan pequeña”.
Por eso, recibe continuo tratamiento psicológico para ayudarla a salir adelante de este episodio. “Ella tiene la atención de todos nosotros, pero también todos tenemos que ver por nosotros mismos porque el rencor y el odio que tenemos corazón es indescriptible. Esto es algo que afectó todo y que no tiene perdón”, concluyó.
Otro caso: padrastro ultrajó a niña
En febrero del 2020 trascendió un caso similar, en que una niña de 13 años fue violada por su padrastro. Como resultado de esa agresión sexual, la menor también quedó embarazada.
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La víctima era de una zona indígena de Bribrí, Talamanca. El sospechoso, por su parte, era su padrastro: un panameño de apellidos Paules Arauz, 50 años mayor que ella.
Según se informó en aquel momento, en condiciones desconocidas, ambos se fueron para Panamá, en donde las autoridades detectaron el caso y alertaron a Costa Rica.
Por esos hechos, la menor, quien estaba en el último trimestre de gestación, fue repatriada a suelo costarricense el 17 de enero del 2020.
En paralelo, detuvieron al sospechoso en el país vecino por un delito de violación. Se intentó conocer qué pasó con este caso, pero no fue posible.
Más allá de eso, la Fiscalía confirmó en aquel momento que, antes de esta nueva denuncia, Paules también era sujeto de investigación en Costa Rica.
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Según informó, él era investigado por supuestamente violar a otra de sus hijastras, quien también era menor de edad.
El Ministerio Público informó: “En diciembre anterior (2019), una de las ofendidas denunció lo que había ocurrido y, además, alertó a la Fiscalía por el hecho de que el imputado habría sacado del país a su hermana”.
Las dos denuncias de violación se tramitan bajo el expediente 19-000767-0597-PE.