A Víctor Julio González Sánchez, de 38 años, lo secuestraron y pidieron a cambio ¢5 millones, al parecer como venganza de su excompañera sentimental.
Sin embargo, la sospechosa no obtuvo el pago y González fue asesinado en febrero del 2019.
La sospechosa de planear el secuestro y homicidio es una mujer de 25 años, de apellidos Valerio Euer. Ella es la madre de dos niñas que había procreado con González y que, por razones familiares, le fueron entregadas a él para el cuido, lo cual la disgustó.
Por estos hechos, este martes a las 8:30 a. m. en los Tribunales de Heredia se leerá la sentencia por parte de los jueces Hanzel Araya Morales, Orietta Zumbado Bogantes y Rodrigo Salas Rojas.
Además de la mujer, un hermano de ella, de 26 años, y otros dos hombres apellidados Gómez Sánchez y Aragón García están en el banquillo de los acusados.
Contra cada uno de ellos, la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos pidió 50 años de cárcel por el delito de secuestro extorsivo con resultado de muerte.
Entre los cuatro, con la ayuda de otro hombre que es enjuiciado por aparte, habrían secuestrado a González Sánchez la noche del 22 de febrero del 2019, en San José de la Montaña, cantón herediano de Barva, y luego pidieron a la familia ¢5 millones por su liberación.
La familia no pagó el rescate y más bien alertó del caso al Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
El 25 de febrero, vecinos encontraron el cuerpo de González en la quebrada Cañas, en la localidad de Pasito, en Desamparados de Alajuela.
Un tatuaje particular en uno de los brazos permitió a familiares identificar al sujeto. Al hombre lo mataron al propinarle una seguidilla de unos 25 golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo con un objeto contuso.
González era instalador de cámaras y años atrás había tenido una relación con la mujer de apellidos Valerio Euer, con quien procreó las dos niñas que actualmente tienen siete y cinco años, respectivamente.
Según la Fiscalía, la mujer se molestó a raíz de que el cuido de las dos menores le fue otorgado a la víctima y eso la llevó a planear, junto con su hermano y los otros sujetos, el secuestro.
Ese 22 de febrero el instalador de cámaras terminó su jornada en horas de la tarde y un hermano lo fue a dejar a la casa y se marchó.
Cerca lo estaba esperando su excompañera sentimental con el ardid de llevarle un dinero para las niñas, cuando lo cierto era que minutos después llegaron a la escena los otros sujetos y entre todos lo montaron en un carro y se lo llevaron para Alajuela.
Todo lo ocurrido ese día quedó grabado en cámaras de seguridad, lo que ayudó a la Policía a capturar a los sospechosos, entre ellos un quinto sujeto que conducía el carro, de apellido Otero, quien por razones de salud, afronta un proceso aparte.