“Yo llegué a mi casa el 4 de marzo del 2020. La vi (a Allison Bonilla), la saludé, estuvimos hablando y, en un momento, me levanté para irme a bañar. Cuando salí, me puse a cenar con Allison y mi mamá. Luego les dije que ya volvía; salí por un momento, fueron menos de cinco minutos, pero cuando regresé, Allison se había ido de mi casa.
“Le mandé un mensaje para preguntarle dónde estaba y me dijo que en la parada de bus. Cuando se montó, estuvimos hablando, me contaba lo que tenía que hacer el otro día y, luego, me dijo que se iba a bajar del bus.
“Cuando iba caminando, me informó de que la iban siguiendo dos pintas. Luego de eso, le dije que porqué no llamaba a un pirata y que yo al día siguiente le pagaba, pero me dijo que iba a correr.
“En ese momento que iba a correr, perdimos la comunicación (...) y yo me quedé dormido como por 30 minutos. Luego recibí la llamada de Xiomara (Vásquez, tía de la muchacha) y me pregunto que si sabía dónde estaba. Le dije que no y que de hecho me había dicho que la iban siguiendo”.
Con esas palabras, Harold Segura, novio de Allison Bonilla, relató este martes a los jueces cómo transcurrió el último día que observó con vida a la muchacha, de 18 años.
Ella fue asesinada al parecer por un vecino suyo, de apellidos Sánchez Ureña, conocido como Sukia, a quien la Fiscalía le atribuye no solo el homicidio sino que también lo señala por lanzar a la joven a un botadero clandestino en San Jerónimo de Cachí, en Paraíso, Cartago.
Durante este segundo día de debate, los juzgadores escucharon a Segura, quien comentó haber mantenido una relación sentimental de año y cinco meses con la fallecida.
Según declaró, él conoció a Allison en el 2018 y, al poco tiempo, comenzaron la relación, la cual, dijo, tenía problemas “como todas las demás”. De hecho, indicó que esas diferencias provocaron que terminaran una vez por un espacio de cerca de un mes; luego, regresaron.
Ante ello, la jueza Jenny Almendaris le cuestionó que se durmiera aunque su novia le había dicho que estaba en peligro y que no acudiera a la familia de ella para alertarlos sobre lo que ocurría, a lo que Segura respondió:
“Le avisé a mi mamá lo de Allison. Le iba a avisar a doña Yendry (Vásquez, mamá de la fallecida), pero el teléfono se me apagó porque se me descargó. Cuando lo puse a cargar, me quedé dormido.
“Cuando Allison me dijo eso le indiqué a mi mamá, pero me quedé dormido porque había tenido un día muy pesado en el trabajo. Sé que no debió pasar así”, aseguró.
Durante su relato aseveró que al enterarse que su novia no aparecía, él decidió alistarse e ir a la urbanización Florencio del Castillo, en Ujarrás de Paraíso, donde vivía la joven.
“Comencé a llamar a Allison pero ya el teléfono estaba apagado. Le mandé un mensaje pero no se entregó (...). Pensé que se había quedado donde una amiga, pero al ver que no teníamos señales comenzamos a buscarla por todo lado”, recordó.
Sin embargo, reconoció que solo participó en la búsqueda durante “los primeros días”.
“Participé los primeros días, pero no me sentía en condiciones como para seguir buscándola, no me sentía preparado para llegar y seguir buscando y no tener resultados. No tenía paz, ni tranquilidad; por eso me alejé de las búsquedas”, dijo sin dar mayores detalles.