La perito española, María Aurora Valenzuela, dijo este martes en la audiencia de juicio por el homicidio de la anestesióloga María Luisa Cedeño, que la mordedura en la aureola del seno izquierdo encontrada en el cuerpo de la víctima, no coincide con un patrón dental humano.
Según la odontóloga forense, la lesión era muy irregular, angosta y en forma de una aleta de tiburón, por lo que no está definida y no tiene un patrón dental que permita relacionarla con una dentadura humana.
“No veo patrones de características de una mordedura, todas las marcas que se ven son transversales o o curvilíneas y los dientes no tienen formación curvilínea, no es compatible con un patrón de mordida, podría ser por otro tipo de objeto o manipulación”, dijo.
Valenzuela es una de las testigos ofrecidas por la defensa de Luis Carlos Miranda Izquierdo, uno de los imputados en el caso y a quien el perito del Organismo de Investigación Judicial, José Manuel Fernández, el único de esa rama en el país, determinó que no podía descartarse o excluirse como uno de los autores de la mordida.
Al respecto, Erick Gatgens, abogado de Miranda, explicó que es una lesión de muy difícil interpretación, irregular y que no coincide con el diámetro de una mordida, además, presenta una serie de características muy particulares, por lo que desde el primer momento la perito dudó sobre las lesiones encontradas.
Aun así, comparó los moldes dentales de Miranda Izquierdo con la mordedura y encontró que el diastema (espacio entre los dientes) que presenta el imputado y al que hizo referencia el doctor Fernández en su declaración, es mucho más grande que el encontrado en el cuerpo de la víctima, pues todos sus dientes están separados.
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Sobre las otras mordeduras del antebrazo y la mejilla derecha, la experta dijo que la primera es inconclusa para seguir con su valoración o análisis posterior y la de la mejilla sí podría ser compatible con una mordedura, pero la información disponible es escasa para ser concluyente.
Valenzuela declara de manera remota desde el Consulado de Andalucía, en Málaga, España, lo que ha representado constantes dificultades técnicas y atrasos durante la sesión de audiencia, por las deficiencias en la conexión y la diferencia horaria.
“La complejidad de la interconexión hace que los alcances de las conclusiones de la perito sean más difíciles de comprender, se corta, se interrumpe (...) esto se pudo haber evitado porque si la doctora considera que no hay ninguna circunstancia que afecte su situación jurídica lo pudo haber hecho acá y no hubiera tomado un vuelo a España, pero bueno todos tenemos que hacer un esfuerzo y lo está haciendo la perito y las partes”, mencionó Alfonso Ruiz, jurista de la familia Cedeño Quesada.
Ruiz añadió que la conclusión del dictamen de la española es que no hay evidencia de mordedura humana, a diferencia de lo planteado por el doctor Fernández, por lo que el Tribunal tendrá que considerar si es ‘creíble el doctor Fernández que tuvo a la vista el cuerpo de la víctima y que revisó a los imputados, o la doctora Valenzuela que la defensa propuso’.
Valenzuela comenzó su declaración el lunes en una videollamada desde el Consulado de Costa Rica en Andalucía, una semana después de lo que se tenía previsto, por un quebranto de salud que la incapacitó durante cinco días.
La especialista inició su deposición de manera presencial el pasado 18 de enero, en el Tribunal Penal de Segundo Circuito Judicial de San José, para referirse a las marcas de posibles mordidas encontradas en el cuerpo de Cedeño, las cuales vinculan al empresario Harry Bodaan y al administrador Luis Carlos Miranda.
No obstante, partió a España luego de “la amenaza hecha por el Ministerio Público (de denunciarla por ejercicio ilegal de la profesión en Costa Rica), que le produjo una afectación seria en su salud”, según confirmó Gatgens.
El asesinato de la doctora Cedeño se dio el 20 de julio del 2020. Harry Bodaan, empresario holandés era el dueño del hotel, mientras que Luis Carlos Miranda Izquierdo se encontraba realizando un trabajo de marketing. El tercer imputado, Teodoro Herrera, era empleado del lugar.
Ellos tres fueron arrestados como sospechosos de violar y asesinar a la anestesióloga, cuyo cuerpo fue encontrado en la cama de su habitación por empleados del alojamiento.