Cartago. Randall Alexánder Salazar Villegas recorrió 6.400 kilómetros, desde Nueva Jersey hasta Cartago, para estar presente en el juicio por el crimen de su hija, Luany Valeria Salazar Zamora.
La joven, de 23 años, fue encontrada semienterrada y envuelta en plástico en el patio trasero de una casa cercana a la suya, en Linda Vista de Río Azul, en La Unión, Cartago, el 15 de junio del 2020.
Este lunes, casi once meses después de los hechos, estaba previsto el inicio del debate; sin embargo, una orden sanitaria por covid-19 impidió que el sospechoso, de apellidos Mejía Chavarría, se presentara.
Ante ello, el Tribunal Penal de Cartago determinó que luego del 17 de mayo, cuando vence el aislamiento recomendado por el Ministerio de Salud, se analizará la agenda de las partes y se programará para una nueva fecha.
Pese a esto, el clamor de su familia sigue siendo el mismo: que se haga justicia.
Don Randall, quien vive en Estados Unidos desde hace 17 años, no pudo estar en Costa Rica para buscar a su hija luego de que esta desapareció. Tampoco pudo venir a sus honras fúnebres, por las restricciones decretadas por la pandemia de covid–19, por ello ahora se siente satisfecho de estar en esta fase judicial.
“Siento una gran alegría de que por fin se va a hacer justicia. Esto fue una tragedia familiar que nos tiene a todos devastados (...). Todo esto ha sido algo terrible, no se lo deseo a nadie, pero ahora vamos a estar pendientes hasta llegar a las últimas consecuencias.
“En mi vida hay un antes y un después desde que Valeria (Luany) ya no está, yo prácticamente que quedé muerto en vida”, aseguró el padre de la joven.
Por su parte Ana Patricia Zamora Masís, madre de Luany Salazar, manifestó confiar en Dios y la justicia costarricense, ya que considera que las pruebas que existen en contra del sospechoso son contundentes.
“Espero que los señores jueces actúen con todo el rigor y el peso de la ley, que ese hombre (Mejía) tenga una sentencia ejemplarizante”, mencionó.
Al igual que lo manifestó tras la audiencia preliminar del caso, dijo que ella es la voz de su hija y que hará lo necesario para defenderla.
“Valeria no está, pero yo estoy aquí y soy su voz, voy a hacer lo que tenga que hacer para defenderla, por más que me duela voy a luchar con tal de que la verdad salga a la luz y que se haga justicia”, agregó.
Asimismo, recordó a su hija como una joven feliz, con muchos sueños por delante y con ganas de vivir.
LEA MÁS: Madre de Luany Salazar: ‘Mi hija no está, pero yo soy su voz y voy a llegar hasta lo último’
Tesis de la defensa
Luego de que trascendiera la postergación del juicio, las partes involucradas reconocieron que era lo mejor en la coyuntura que vive el país por la pandemia de covid–19.
Joseph Rivera Cheves, abogado de la familia de Luany Salazar, calificó de acertada la decisión por un tema de salud.
Asimismo, comentó que en caso de que la reprogramación del debate choque con el proceso disciplinario contra el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Wálter Espinoza Espinoza, programado para el 24 de mayo próximo, pedirían al Tribunal de la Inspección Judicial una reprogramación, con tal de atender la diligencia penal.
En tanto, José Francisco Herrera Umaña, defensor de Mejía, dijo que no queda más que esperar y contó que su cliente está bien de salud.
Además, mencionó que en el contradictorio mantendrá como tesis de defensa que en este caso hay prueba que fue recolectada de manera indebida.
“Estamos frente a la teoría del fruto del árbol envenenado y es aquella teoría que nos dice que la prueba contaminada, aquella prueba que es ilegal, que recolectada de forma indebida y no cumple con las formalidades que establece la ley, debe ser declarada absolutamente nula e inadmisible porque no podemos venir a un tribunal a condenar a una persona con prueba inadmisible”, precisó, sin profundizar en detalles.
Desaparición
Luany Valeria Salazar Zamora desapareció el 9 de junio del año pasado, cuando salió de su casa y dijo que iría a fumarse un cigarro con una amiga.
Seis días después, el lunes 15 de junio, su cuerpo fue encontrado por su hermano, José Luis Ramírez Zamora, quien junto con su familia, pidió permiso para ingresar a una propiedad del barrio Linda Vista, con la esperanza de encontrar una pista sobre el posible paradero de la joven.
Horas después, a las 11:30 a. m. del 16 de junio, Mejía fue capturado como sospechoso de matar y enterrar a la muchacha.
La aprehensión fue hecha en las afueras de una vivienda en San Pablo de Heredia, cuando el imputado salió del inmueble.
El hombre, cuyo oficio se desconoce, tiene 37 años y se le achacan los delitos de homicidio calificado y robo agravado.