Han pasado cuatro años desde que Jairo Fernández Gómez fue señalado por una menor de 17 años como el responsable de haberla violado unas horas antes, dentro de unos bananales en Cuba Creek, en Matina, Limón.
Sin embargo, los rasgos físicos que la víctima había brindado no coincidían con los de Fernández. No había canas, ni cicatrices en el rostro y él no era mulato, pero la Policía lo detuvo en plena vía pública y la Fiscalía lo acusó de dos violaciones.
“Yo les pregunté que cómo había sido yo si no era de esa zona, que por qué me querían vincular. Él (oficial) se me quedaba viendo y me decía que yo tenía cara de sádico”, narró el peón de construcción y peluquero, de 33 años, quien descontó 13 meses en prisión preventiva.
Ayer, en conferencia de prensa, Fernández recriminó a los jueces Freddy Quesada Román, Mauricio Perlaza Rojas y Rose Mary Araya Solano, del Tribunal de Juicio de Limón, por condenarlo siendo inocente.
“Un error lo comete cualquiera, pero no comprendo cómo me condenaron siendo ellos tan preparados. Desde un principio vivía con la frente en alto, pero muchas veces, en prisión, pensaba cortarme la yugular. Yo llamaba a mi mamá y ella me decía que demostrara que yo era inocente y de ahí tomaba valor para cargar con esta cruz”, expresó el hombre.
Juan Diego Castro, su nuevo abogado, comentó que presentarán una demanda contra el Estado para que indemnicen al hombre por el daño causado. Además, estudian acusar penalmente al fiscal y a los jueces del proceso penal por prevaricato, delito en que incurren funcionarios judiciales o administrativos al dictar resoluciones contrarias a la ley.
Pericias. El 13 de octubre del 2011, la Sección de Bioquímica Forense, del Organismo e Investigación Judicial (OIJ) realizó la prueba de los marcadores genéticos al semen hallado en la víctima, y su resultado descartó a Fernández. Pero el dictamen solo le ayudó a salir de prisión preventiva.
Llevaba ya seis meses en la cárcel de San Sebastián.
“El primer día recibí una vapuleada muy grande, como nunca en la vida. Me agarraron en un cuarto, me pegaron... yo salí inconsciente. No recuerdo ni cuándo me sacaron”, relató.
El 1.° de octubre del 2014, Fernández fue condenado a 25 años de prisión por dos violaciones. La Fiscalía había solicitado 35 años. Fue enviado a la cárcel La Marina, en San Carlos, donde estuvo ocho meses más.
Se presentó una apelación y, en ese tiempo, el OIJ alertó a los jueces de que el semen obtenido de la víctima coincidía con el ADN de un violador en serie que investigaban en Limón.
De oficio, el juez de apelación Rafael Gullock solicitó un nuevo estudio que confirmó la coincidencia con ese sospechoso, de apellido Calderón, quien fue condenado en febrero pasado a 285 años de prisión por otras seis violaciones en la zona caribeña.
Luego, el 25 de marzo, el Tribunal de Apelación de Goicoechea, absolvió a Fernández y ordenó abrir el caso contra Calderón.
“Cuando salí, no sabía por qué, si me tocaba salir hasta junio. No sabía que esa prueba existía. Fue demasiado triste estar ahí. Una persona inocente lleva un peso más grande”, afirmó.