En marzo del 2019, un reo de apellidos Chaves Chaves conformó una organización delictiva dedicada al robo de autos. Así, desde su celda, coordinó el robo de al menos 14 vehículos, los cuales fueron vendidos, en su mayoría, a una chatarrera en Ciudad Quesada de San Carlos.
Tanto la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos, como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), confirmaron la información luego de que detuvieran la mañana de este martes a 13 personas vinculadas con este clan criminal.
Según las autoridades, el valor de todos los vehículos robados asciende a ¢100 millones; sin embargo, los criminales los vendían a chatarreras, generalmente clandestinas, en precios que oscilaban entre los ¢700.000 y ¢1 millón.
Entonces, a raíz de la investigación, la Policía Judicial detuvo en distintas zonas de Puntarenas, Alajuela y San José a dos hombres apellidados como Galarza Rojas y otros dos identificados con los apellidos Serrano Solís.
El resto son: Corrales Vega, Santamaría Villegas, Loaiza Guerrero, Qualls Valenciano, Cambronero Quirós, Chavarría Argüello (alias Nano y dueño de la chatarrera de Ciudad Quesada), Solís Sosa, Montoya Ordoñez y Arroyo Salas (mujer y pareja del líder).
Quedan por detener dos personas, quienes se fugaron a la hora en que llegaron las autoridades a detenerlos.
En cuanto al líder, alias Toro y que se encuentra en la cárcel La Reforma, en Alajuela, fue notificado de esta nueva causa penal en su contra, la cual llega a sumarse a una fuerte condena que descuenta desde el 2015 por los delitos de robo y hurtos con extorsión, señaló la Fiscalía.
“Ante la prueba presentada en su contra, el Tribunal Penal de Heredia lo sentenció a 30 años de cárcel, en enero del 2015. La pena quedó en firme el 10 de junio del 2016, luego de que la Sala III declarara inadmisible un recurso de casación”, apuntó el Ministerio Público.
Modo de operar
Según la información de las autoridades, por razones que aún están bajo investigación, Chaves logra contactar a varias personas para conformar este grupo criminal.
La Fiscalía señaló que, como centro de operaciones tenían una propiedad en Esparza, en donde los hoy detenidos se reunían para planear a cuál lugar iban a ir a robar los vehículos.
Las autoridades conocieron de la existencia de este grupo en el 2019, cuando comenzaron a recibir denuncias, principalmente, en San Sebastián y Alajuelita.
“Los robos eran de madrugada y, tras las pesquisas iniciales, determinamos que había un vehículo sospechoso que figura en todos los eventos. Comenzamos a investigar y logramos identificar a la mayoría de los integrantes”, señaló el OIJ.
Sin embargo, las denuncias comenzaron a llegar de otras provincias como Puntarenas, Alajuela y Guanacaste.
En ese aspecto, la Policía Judicial detalló que, efectivamente, entre setiembre del 2019 y marzo del 2020, robaron 13 vehículos. De esos, ocho fueron recuperados por las autoridades, los cuales fueron valorados en ¢70 millones. De los otros cinco se perdió completamente el rastro.
Por su parte, la Fiscalía indicó que, bajo el expediente 19-008511-0042-PE, acumula 14 denuncias en contra de este grupo. No dudan que aumente la cifra.
Ambos coincidieron en que, pese a que la última denuncia recibida fue en marzo, tienen conocimiento de que la banda seguía activa.
De hecho, el OIJ puntualizó que, antes de marzo (cuando llegó el nuevo coronavirus al país), el grupo operaba principalmente en la madrugada.
Luego de las restricciones vehiculares por la emergencia sanitaria cambiaron el modo de operar y ahora robaban los vehículos en el poco tiempo que las autoridades permitían a las personas salir de sus casas con sus autos.
Se apropiaban de vehículos de vieja data como de 1990, así como de modelos más reciente como 2015. Las marcas buscadas eran “las más comunes que hay en el país, porque son de alto comercio en clandestinidad. Son vehículos, cuyos repuestos, se venden fáciles”, señaló la Policía Judicial.
Eso sí, antes de cualquier movimiento, los miembros debían pedir autorización al cabecilla. Solo con su visto bueno, podían realizar el robo, señaló la Fiscalía.
Cuando ya tenían el permiso del líder, los malhechores planeaban el robo. El OIJ indicó que se aprovechaban del descuido, mientras que la Fiscalía ahondó en que los imputados supuestamente portaban unas llaves falsas que les permitían abrir los vehículos y llevárselos.
Cuando ya tenían en su poder el vehículo, volvían a comunicarse con Chaves, quien era el que se encargaba de comunicarse, vía telefónica, con terceros para venderles el bien.
Es decir, gracias a que el bloqueo de la señal celular aún no aterriza en las cárceles (pese a que debía estar funcionando desde abril pasado), el recluso pudo usar celulares y contactar a los otros.
Se intentó conocer el perfil de los compradores, así como la manera en la que estos se contactaban con el reo; no obstante, la Fiscalía indicó que son detalles que aún están bajo investigación.
Por su parte, el OIJ indicó que la mayoría de los compradores eran ventas de repuestos o chatarreras, que operan, en su mayoría, en la clandestinidad.
De hecho, añadió la Policía Judicial, dentro de los capturados está un sujeto, alias Nano, quien tiene una reconocida venta de repuestos y chatarrera en Ciudad Quesada de San Carlos.
A él lo capturaron porque, según las autoridades, era el mayor receptador de este grupo y, como prueba, durante el allanamiento, le decomisaron no solo un vehículo alterado, sino que también piezas de carros robados.