Un hombre de apellido Cubillo, de 33 años, fue detenido la tarde del lunes como sospechoso del asesinato de Jennifer Selena Barquero Castillo, de 29 años, ocurrido el pasado domingo en Finca Anita de Quepos.
Según las autoridades, la detención se realizó durante un allanamiento realizado en su vivienda, ubicada en Paquita de Quepos.
El cuerpo de Barquero fue encontrado en la vía pública, con un disparo en la cabeza y cubierto por hojas de palma. El hallazgo fue reportado por una pareja que pasaba por el lugar en motocicleta.
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la pronta respuesta y el inicio de la investigación, así como los reportes a su línea confidencial permitieron identificar un vehículo que habría sido utilizado en el crimen.
Tal información “ayudó a la individualización del presunto sospechoso y a la realización del allanamiento en su vivienda”, indicó este martes el OIJ.
Durante el operativo se encontraron diversos indicios que serán utilizados en la investigación, incluyendo evidencia biológica, como muestras de sangre. Además, se recolectaron teléfonos.
Según datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Barquero era vecina de La Inmaculada de Quepos y tenía tres hijos menores, de entre cinco años y dos meses de edad.
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Enfrentaba una situación dificil
Yanori Rojas, vecina de la comunidad donde vivía Selena, recordó este martes a la joven como una madre comprometida y dedicada a sus pequeños.
Así mismo, destacó que la joven enfrentaba una dura situación familiar antes de su trágica muerte. El 29 de setiembre del año anterior, uno de sus hijos, de tan solo dos años, falleció, dejándola con un menor de cinco años y otro bebé, que nació el pasado 15 de agosto.
“Ella siempre andaba con sus hijos. La recuerdo bien porque vivíamos cerca, a unas seis casas de distancia. Siempre nos regalábamos cosas, como limones, y ella siempre fue muy educada. Decir que era una mala persona sería imposible”, declaró Rojas a La Nación.
También destacó que ella trabajaba arduamente para garantizar el bienestar de sus hijos. “Siempre estaba pendiente de ellos. Supe que recientemente había estado trabajando en el sector de Quepos pero no sé exactamente en qué”, comentó.
Rojas recordó que a veces la joven visitaba su negocio de comida junto a su madre y una hermana. “Venían a saludarme y se tomaban una cerveza. Nunca fue alguien que causara problemas o estuviera metida en malos pasos”, aseveró.