Uno de los socios de la empresa Busetas Heredianas, Juan Diego Víquez, reclama una supuesta inacción por parte del Poder Judicial en el pleito que existe desde hace 25 años por el control de esa empresa.
La discusión tiene en un bando a Óscar Ramírez Jiménez, quien es el presidente y administrador de la compañía desde hace mucho tiempo, mientras que en el otro bando están Víquez, Minor Garita Soto y otro individuo, de apellido Lara.
Según Víquez, Ramírez es un socio minoritario, pero se aprovecha de su posición para prohibirles ser parte de su propia empresa. Indicó que ese sujeto se hace valer de amenazas para amedrentarlos; incluso atentó contra la vida de uno de sus socios (Garita), por lo cual fue condenado este mismo mes a 18 años de cárcel.
Entonces, a raíz de ese supuesto apoderamiento de la compañía, Víquez señaló que lo han denunciado ante juzgados en varias ocasiones. Sin embargo, los procesos van y vienen desde 1996 sin tener una resolución clara al respecto, lo que, a criterio de Víquez, los “obligó” a ingresar por la fuerza al plantel de buses, en Heredia, y tomar el control.
Esa incursión, de al menos diez sujetos armados y con chalecos antibalas, ocurrió el 29 de agosto pasado y dejó a tres personas heridas con golpes varios.
La Fuerza Pública fue alertada del enfrentamiento, por lo que se apersonó y retiró a Víquez y sus acompañantes del lugar.
A casi dos semanas de que ocurriera aquel asunto, Víquez dio una entrevista a este medio en la que admitió que esa accionar se ve “horrible”, pero la justifica consultándose: “¿Qué haría usted después de 25 años que le niegan la justicia?”.
“Es horrible, porque no somos personas que deban verse involucradas en algo así, pero ¿qué haría usted después de 25 años que le niegan la justicia? ¿Qué termina usted haciendo después de 25 años de que nos han mandado a amenazar, a golpear y hasta a intentar matar?
“Hoy (miércoles 8 de setiembre) una persona, que no es un charlatán (...), me dijo que ya está pagada mi cabeza (...) Dígame, usted, ¿qué hace uno? Hay sentencias civiles, que dicen que (Ramírez) es un criminal, que no es el dueño y que yo soy el presidente (electo), pero son los mismos jueces quienes dicen que él tiene que estar ahí (al mando de la compañía)”, criticó Víquez.
Por eso, la intención de Víquez y el resto de socios era “neutralizar” a los guardias de seguridad de Ramírez y tomar control.
“Sé que se ve horrible, pero es el reflejo de la inacción del Poder Judicial que, durante 25 años, no ha hecho el trabajo que tiene que hacer. Hemos interpuesto medidas cautelares a nivel penal y civil para que nos den posesión de la empresa, pero no hemos logrado nada”, apuntó.
Por su parte, José Pablo Badilla, abogado de dicha empresa, calificó días atrás esa actuación como una “incursión cuasi militar”.
“¿Qué tenían que hacer esos socios? Esperar que un juez se pronuncie y diga quién tiene la razón y que diga quién tiene que irse de la empresa. Como los jueces aún no lo han definido, hacen ese movimiento cuasi militar y se meten a la empresa y encañonan a todo el mundo.
“Es decir, yo entiendo que vivimos en una sociedad muy complicada, muy llena de violencia, pero tomar el poder por sus propias manos y arrinconar la seguridad para entrar es bastante delicado. El administrador (Ramírez) tuvo que entrar con la Policía para sacarlos”, relató Badilla a La Nación.
Presidente Ramírez cayó preso, ¿qué pasa ahora?
El 7 de setiembre, justo un día antes de la entrevista de Víquez con este medio, Óscar Ramírez cayó preso por intentar matar a su socio Minor Garita Soto, en febrero del 2014, en supuesta venganza porque este último lo denunció en 1996 por administración fraudulenta.
El Tribunal Penal de Heredia condenó a Ramírez por el delito de tentativa de homicidio calificado y le impuso 18 años de cárcel.
Bajo ese nuevo contexto, se le consultó a Víquez qué pasaría con la empresa, a lo que respondió que, lamentablemente, la situación se empeora.
“Aquí vamos a ver que hay una organización criminal detrás de todo esto, porque si Ramírez operara solo, al caer preso, la empresa queda suelta y podríamos tomar control como socios que somos. Es lo lógico, pero estamos ante un grupo conformado por los hijos, la esposa y los hermanos de Ramírez.
“De hecho, hoy (8 de setiembre) ellos están retirando el dinero de caja chica de la empresa, como si fuera una pulpería. Eso debería salir de la empresa en camiones especializados de traslado de valores, pero no”, apuntó Víquez, quien aseguró sentirse frustrado por toda esta situación.