“Se ha difamado mucho de mí, se ha injuriado mucho de mí y poco se me conoce.
“Yo nunca tuve ningún interés ni lujurioso ni sexual con esa muchacha (Luany), no tenía más conocimiento de ella por el hecho de ser vecina, nunca me comporté con ella de manera imprudente u obscena”.
De esta forma se defendió este miércoles en el juicio que se sigue en su contra, Kenneth Mejía Chavarría, único sospechoso de asesinar el 10 de junio del 2020 a Luany Valeria Salazar en Linda Vista de Río Azul, en La Unión de Cartago.
En una declaración que se extendió durante más de 40 minutos, Mejía aseguró que el martes 9 de junio vio a la muchacha en una propiedad que funciona como búnker para la venta de drogas. Precisó que la vio a eso de las 8 p. m. cuando él salió de su casa para ir a dejarle comida a un vecino que vive en la indigencia.
Dijo que cuando pasaba por el sitio, Luany estaba en el corredor de la propiedad y discutía muy fuerte con un hombre a quien él solo identificó como Toledo. Agregó que el hombre la trataba con palabras soeces y le decía que había pasado mucho tiempo y que ella tenía que pagar.
El rastro de Luany se perdió esa misma noche. Su cuerpo apareció el lunes 15 de junio cuando un hermano de la víctima entró en la casa del sospechoso y encontró el cadáver enterrado y envuelto en una bolsa plástica en el patio de la vivienda.
Alegatos en su defensa
Mejía alegó que dos días después, el jueves, un tío de Luany le preguntó por la muchacha y que él le relató que la había visto en ese búnker.
Ese mismo día, según narró, el hombre que él identifica como Toledo y dos individuos más llegaron a su casa, lo obligaron a salir y lo agredieron en varias ocasiones con una varilla metálica y le gritaban que no fuera “sapo” y que no tenía por qué estar diciendo dónde había visto a Luany.
El sospechoso alega que producto de las amenazas decide irse el viernes siguiente a casa de una familiar en Heredia en compañía de su abuela, esperando que las cosas se calmaran. Empero, el lunes apareció el cadáver de Luany y luego él fue detenido.
En cuanto al hallazgo, justificó que al patio de su casa es muy fácil entrar y que incluso en el pasado se habían metido a robar aguacates.
También reconoció que él, en una de las golpizas, recuperó un celular que se le cayó a uno de los agresores y lo llevó a reparar para ver si había pruebas que le permitieran defenderse.
No obstante, en la pesquisa se demostró que ese celular en realidad le pertenecía a Luany Valeria Salazar y que fue Mejía quien lo llevó a un taller de reparación.
El juicio por este crimen empezó esta semana con la declaración de los familiares de la víctima y el testimonio de una perito del Organismo de Investigación Judicial, la cual precisó que la muchacha, de 23 años, fue asesinada en la casa de Mejía, pues las pruebas técnicas revelaron que había sangre en la escena y señales de arrastre.
Pese a las posibles contradicciones, Kenneth Mejía alega que ha sufrido por la ira colectiva, y que ha estado en el ojo del huracán, aunque no le corresponde, pues asegura que siempre estuvo disponible para las autoridades.
Para este viernes está previsto que se analicen las pruebas en contra del sospechoso en la sala de juicio del Tribunal Penal de Cartago.