Guillermo Chavarría se enteró de que su sobrino, Kenneth Mejía Chavarría, estaba metido en problemas el jueves 11 de junio del 2020, porque una vecina lo llamó para contarle que lo habían golpeado muy fuerte.
Sin embargo, pensó que se trataba de líos por drogas y no porque fuera el único sospechoso de la desaparición y posterior crimen de Luany Valeria Salazar Zamora, de 23 años.
De esa manera, Chavarría comenzó su declaración ante el Tribunal Penal de Cartago, donde el lunes arrancó el juicio por el cruel asesinato de la muchacha, ocurrido el 10 de junio del 2020 en Linda Vista de Río Azul, en La Unión de Cartago.
Él testificó luego de que los jueces le indicaron que su vínculo familiar con el imputado le permitía guardar silencio y luego de que le señalaron que lo que dijera podría autoincriminarlo, ya que él estaba en la vivienda cuando encontraron el cadáver.
Pese a las advertencias, él decidió rendir testimonio, por lo cual el Tribunal le asignó un defensor público.
“Un hermano mío me llamó después (ese mismo jueves) y me pidió que me llevara a mi mamá porque ella no puede estar en la casa en la que vive Kenneth porque tiene problemas por drogas. Él me dijo que le daba miedo que le hicieran algo a mamá.
“Ese mismo día, cuando salí del trabajo a las 5 p. m., me fui para Linda Vista y recogí a mamá. Ahí estaba Kenneth, lo vi y estaba tranquilo. Me llevé a mi mamá y a Kenneth para Heredia, a donde vive otra sobrina mía que se llama Angie. Después de dejarlos, me fui para mi casa en Dulce Nombre de Tres Ríos”, recordó el tío.
El viernes 12 de junio, Chavarría volvió a la casa en Linda Vista para supuestamente recoger la silla de ruedas que usaba su mamá e irla a dejar el sábado (13 de junio) a Heredia, según narró durante el juicio.
Agrega que el sábado recibió un mensaje de una tía de Luany y luego una llamada.
“Me dijo que si podíamos ir a la casa porque tenían la idea de que algo había pasado con la difunta. Yo hasta ese día me di cuenta que se había perdido”, reseñó el testigo, pese a que en otros momentos de su declaración indicó que supo de la desaparición el jueves 11 de junio.
Chavarría, alias Piro, contó que él aceptó el ingreso a la vivienda, pero que les mencionó que podía hasta el martes 16 de junio porque estaba en Heredia.
“Como el lunes salí temprano, me fui para Linda Vista y les dije que llegaran. Llegó la tía de la muchacha, el muchacho (José Luis Ramírez Zamora, hermano de Luany) y la esposa de él (de nombre Vanessa). Yo los recibí, les abrí, revisaron toda la casa, les enseñé el cuarto donde dormía Kenneth.
“Estuvieron viendo todo. Luego me dijeron que fuéramos al patio, bajamos y revisaron. (...) Cuando solo escucho al muchacho decir: ‘Aquí hay una bolsa’. Y empezaron a escarbar (...) y dijeron que ahí estaba (enterrada). Yo llamé a mi sobrina Angie y le dije: ‘Aparentemente hay un cuerpo, que mi sobrino no vea noticias porque si hay que entregarlo, hay que entregarlo’. Ella me dijo nada más que esperara a que llegara la Policía”, apuntó.
En paralelo, narró, los familiares de la víctima salieron de su casa y fue cuando él cerró el portón a la espera de las autoridades.
Investigadora: Había sangre en gradas, paredes y suelo
Luego de que el tío del imputado rindiera testimonio, llegó el momento de escuchar a la investigadora del OIJ, Éricka Quesada Meza, quien atendió la escena.
Según dijo, “todo estaba muy ordenado y limpio” a simple vista; no obstante, la prueba de luminol que realizaron en la casa el 16 de junio del 2020 (día después del hallazgo) dio positiva.
Recordó que en la inspección preliminar, se llevó a un can especializado en rastrear sangre humana. Él dio positivo en un cuarto ubicado en la segunda planta, en el cual después quedó demostrado que fue donde se le dio muerte a Luany Salazar.
El canino también indicó que había sangre en las gradas que dan a la habitación del segundo piso, en la cocina, en el cuarto de pilas y en las gradas que daban al patio, donde fue enterrada la muchacha.
“Luego se realizó la prueba de luminol donde marcó el can y logramos ver que en la habitación de la segunda planta, el químico reactivó en las gradas, paredes y suelo. Entonces se supo que fue ahí donde le dieron muerte a Luany por la cantidad de sangre que había.
“En la cocina se veían principalmente signos de arrastre y en las gradas también. En el patio, no se pudo realizar la prueba porque no había forma de tapar y lograr la total oscuridad que se necesita”, explicó la investigadora.
Cuando se terminó la prueba de luminol, Quesada dijo que se procedió a inspeccionar la casa, la cual permitió encontrar el cuchillo con el que el imputado aparentemente atacó a Luany Salazar. Esa arma punzocortante estaba, también, en el cuarto de la segunda planta.
“Se le puso ese cuchillo al can y marcó positivo, como si tuviera sangre. A simple vista no se veía, pero se realizó hisopado y dio positivo con sangre humana”, dijo la agente judicial.
Además, en la inspección, los investigadores lograron decomisar una factura, a nombre del imputado, por la reparación de la pantalla de un celular, que después supieron era el aparato de la fallecida.
Testimonios de dolientes
Estas declaraciones se dieron luego de que el lunes testificaran tanto Patricia Zamora y José Luis Ramírez Zamora, mamá y hermano de la víctima mortal, respectivamente.
Zamora recordó cómo transcurrieron esos días de desesperación y cómo ha sido su vida desde que su hija fue asesinada.
“No solo mató a mi hija, sino que me mató a mí en vida. Ella era una muchacha de 23 años (...) Valeria estudió, estaba superándose, hablaba inglés (...) tenía planes, quería ser abogada, porque nunca le gustaron las injusticias”, recordó la mamá, quien dijo estar en terapia psicológica.
“La muerte de mi hija fue algo muy marcado, fue espeluznante. Todos los días pasamos por esa casa, porque está a la par de la mía. Veo esas latas, veo ese hueco donde metió a mi chiquita. Tomo medicamentos y tengo ayuda psiquiátrica, porque sino no podría”.
Por su parte, José Luis Ramírez, quien además encontró el cuerpo de su hermana, aseguró que Chavarría tuvo una conducta extraña y que, al ingresar a la vivienda donde Luany fue enterrada, todo estaba “extrañamente” limpio.