El exentrenador de la selección nacional de porrismo, Ronald Arturo Alán Berríos, de 49 años, fue condenado a cinco años de prisión por tocar y besar a una menor de 14 años.
La sentencia la dictó el Tribunal Penal de Juicio de San José este lunes 20 de marzo. Esta es la segunda ocasión en que se analiza el asunto y se impone la misma condena.
El 25 de mayo del 2015, este mismo tribunal, pero con jueces distintos, había castigado a Alán con cinco años de cárcel.
Sin embargo, el 3 de diciembre de ese mismo año, el Tribunal de Apelación de Sentencia de Goicoechea anuló la condena y ordenó un nuevo debate, solo para que se analizara la calificación legal y el monto de la pena. La principal duda era si la víctima estaba en una condición de vulnerabilidad al momento del hecho.
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La audiencia del segundo juicio se realizó el viernes anterior, donde la Fiscalía, el representante legal de la víctima y los defensores expusieron de nuevo sus criterios.
Federico Campos Calderón, abogado de la víctima, explicó que los jueces luego de escuchar las diversas versiones, llegaron a la conclusión de que el delito de abuso sexual fue cometido con el agravante de la vulnerabilidad, según lo establece el artículo 161, inciso 2 del Código Penal.
Precisó que era evidente la posición de poder que tenía el entrenador respecto a su estudiante y que la diferencia de edades entre el autor y la víctima superaba los 20 años.
Mientras queda en firme la sentencia, Alán quedó en libertad, pero debe firmar en un despacho judicial cada mes y tiene impedimento de salida del país.
Antecedentes.
Este caso sucedió entre agosto o setiembre del 2006, cuando la víctima tenía 14 años y practicaba porrismo en el colegio. En una ocasión, al finalizar la jornada, su entrenadora le dijo que ese día no podía llevarla a la casa, como usualmente lo hacía.
Ahí se encontraba Alán, quien en ocasiones colaboraba con las prácticas y le ofreció transporte hasta su vivienda, ubicada en San Pedro de Montes de Oca, San José.
La adolescente accedió, pero el implicado le dijo que primero pasarían a la casa de él, donde le ofreció queque y, de repente, empezó a besarla y a tocarla, según la acusación del Ministerio Público. El documento señaló que la menor le repetía que deseaba irse.
Supuestamente, el deportista introdujo las manos bajo la ropa de la joven y le tocó sus partes íntimas, "en contra de su voluntad, satisfaciendo así sus propósitos lascivos", agrega la demanda fiscal.
La afectada denunció el hecho seis años después de que ocurrió.