El exsacerdote Mauricio Víquez Lizano deberá descontar 20 años de prisión luego de que el Tribunal Penal de Desamparados lo condenó a 14 años por un delito de violación agravada y otros seis años por abuso sexual contra persona menor de edad. Fue absuelto, por duda, de una violación.
Los hechos acusados ocurrieron al final del periodo en el que Víquez era cura párroco de la iglesia San Juan Bautista en Patarrá de Desamparados, en el 2003. El afectado fue un menor de 11 años, Josué Alvarado Quirós, quien actualmente tiene 30 años, es casado y padre de familia.
“El Tribunal ha tomado en consideración que se trata de agresiones sexuales donde el abusador procura la clandestinidad. Lo hechos ocurrieron en momentos en que no había nadie en la parroquia, ni en la casa cural”, dijo la jueza Ana Patricia Mora Arias, al leer el resumen del fallo unánime contra Víquez.
Por esa clandestinidad que el excura aprovechó para los ultrajes, solo se tiene el relato del ofendido, al que el Tribunal le dio toda credibilidad. La jueza afirmó de que no hay circunstancias para pensar que la víctima llegara a mentir y más bien se estableció que esa denuncia le ha acarreado vergüenzas, problemas con su familia, revictimización y acudir a pericias psicológicas, forenses y sociales, como parte de las exigencias para sacar adelante este proceso judicial.
Explicó que durante el debate el ofendido, Josué Alvarado Quirós, hizo un croquis de la casa cural y dijo dónde estaba el cuarto en que ocurrieron los hechos, lo que reafirma sus manifestaciones.
Alvarado desistió desde el inicio del contradictorio de acudir a una acción civil resarcitoria o cobro económico por daños, pues afirma que su verdadero interés era lograr justicia con la condena al religioso, quien actualmente tiene 57 años, tal y como ocurrió este miércoles.
De esta forma el Tribunal acogió parcialmente la petición que hizo la fiscala Ana Victoria Rojas, quien en sus conclusiones de este martes solicitó 28 años de prisión contra el sacerdote, es decir 10 años por un delito de abuso sexual y 18 por un delitos de violación.
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Víquez se quitó el suéter que vestía mientras escuchaba tranquilo la sentencia en su contra. Lloró y limpió sus lentes. En tanto la condena adquiere firmeza, se le prorrogó por seis meses la prisión preventiva.
La acusación de Alvarado fue la única que prosperó, ya que en octubre del año pasado el Tribunal Penal de Desamparados declaró prescritas las denuncias de otros tres varones por delitos sexuales que le atribuían a Víquez y que elevarían a 61 las faltas en su contra. Dicha prescripción fue apelada y se está a la espera de lo que finalmente resuelvan los jueces a cargo.
Tres exmonaguillos de Patarrá, cuyas denuncias fueron declaradas prescritas, acompañaron a Alvarado durante la lectura de la sentencia, externaron lágrimas y se abrazaron al finalizar el debate.
Las penas por violación van de 12 a 18 años de cárcel. No se dictó la mínima por agravantes, tales como la edad de la víctima y que el agresor aprovechó la vulnerabilidad del niño, además de que lo ejecutó valiéndose de su cargo como sacerdote católico. “Es sumamente reprochable, porque se aprovechó de la situación de pobreza, la corta edad y la falta de acompañamiento parental del menor para abusarlo y violarlo a cambio de comida para su familia”, dijo la jueza Mora.
Iglesia respeta el fallo
En torno a esta sentencia, Jason Granados, vocero de la Iglesia católica expresó que en instancias eclesiásticas hubo sentencia desde febrero del 2019, cuando el Vaticano expulsó a Víquez del sacerdocio.
“Desde de hace meses hemos manifestado la necesidad de que el señor Víquez compareciera ante los Tribunales de la República. Hoy que se verifica la sentencia, reiteramos nuestro respeto por los jueces y sus veredictos”, sostuvo.
Es un adulto relatando hechos traumáticos
Para el Tribunal, Alvarado es un adulto relatando hechos traumáticos que vivió siendo niño. Debido a que han transcurrido casi 20 años de los hechos, estimaron que es imposible pedirle precisión en todo lo ocurrido. El ofendido siempre estableció que todo comenzó para vacaciones de medio periodo del 2003, cuando tenía 11 años. Los jueces dieron por aceptado su relato, no solo por la consistencia, seguridad y emotividad con que declaró durante el debate, sino porque en todas las instancias ha sido consistente.
Alvarado presentó la denuncia en el 2018, luego de escuchar en televisión que se seguían varias causas contra Víquez. Fue ahí cuando recordó aquellos hechos y se animó a denunciarlos pese a que habían transcurrido 15 o 16 años de los vejámenes.
La necesidad económica lo llevó a pedir trabajo en la parroquia. Conversó con el padre Víquez, quien le dijo que podía recoger hojas, lavarle el carro y limpiar la iglesia. Primero comenzó pagándole con diarios para su casa, lo cual le resultaba muy valioso porque eran ocho hermanos y la madre no vivía con ellos.
En tres ocasiones Alvarado sufrió agresiones sexuales. La primera vez, Víquez vio que el niño tenía cicatrices en el abdomen y le pidió que se las mostrara, esa vez aprovechó para tocarle partes íntimas.
En otra ocasión a la familia le cortaron la luz. Esa vez el padre le dijo que no había trabajos por hacer; sin embargo, cuando Alvarado se disponía a retirarse, el cura lo llevó a un dormitorio donde le dijo que le hiciera masajes en el pecho. Como el niño ya le había hecho masajes terapéuticos a su abuelo, no le pareció raro, pero luego Viquez le obligó a practicarle felaciones.
La tercera vez, el menor ocupaba dinero para un paseo de la escuela de Guatuso de Patarrá y fue ahí cuando el cura lo violó a cambio de darle la plata, explicó la jueza en su sentencia.
Apelarán sentencia
Rafael Rodríguez, abogado de Víquez, expresó que además del recurso de apelación, al que acudirán, está el de casación, que también usarían en caso de ser necesario, una vez que analicen la sentencia integral.
Añadió que en la síntesis los jueces dicen que no hubo inconsistencias, cuando para él sí las hubo. “No hay verdades a medias, la verdad es una. El Tribunal acreditó que uno de los hechos, que inclusive es el más grave que se había acusado, no se dio, porque se determinó que el cura párroco no estaba en la casa cural en esos momentos”, afirmó.
Agregó que quedó demostrado que Víquez no estaba en agosto y setiembre por lo que el segundo hecho que el Tribunal tiene por acreditado no es válido, pues en el juicio se dijo que ocurrió en la segunda semana de agosto.
Rodríguez afirma que le enseñó a Víquez una foto del muchacho que lo denunció (Alvarado) y el excura insistió en que no lo conoce. “El está tranquilo y dice que esperaba una situación diferente por parte del Tribunal”, puntualizó el abogado, quien dice que asumió el proceso con más de 12 causas, de las que solo una logró llegar a juicio.
Precedente y perdón
Para Rodolfo Alvarado, defensor de la víctima, el fallo fue apegado a Derecho. Está satisfecho por la sentencia de 20 años. “Es una persona (Víquez) que le ha causado mucho daño a muchachos jóvenes en su formación. Se crea un precedente y eso era lo que se pretendía. Demostramos que en ningún momento la persona que denunció los hechos llegó a mentir ni a falsear la verdad, pues es un hombre sincero y honorable.
Por su parte Alvarado Quirós, afirmó que desde que realizó la denuncia su expectativa era positiva, pues siempre dijo la verdad. “No llegué buscando remuneración alguna” dijo el querellante, quien agregó que perdona al exsacerdote, pues desconoce las circunstancias que lo llevaron a hacer eso con él y con otros niños. “A pesar de esos errores lo perdono, porque todo ser humano está propenso a cometer algún error”.
Agregó que poco a poco ha sanado sus heridas. “Con el fallo sentí una liberación total, el fantasma que me acarreaba desde los 12 años desapareció y puedo darle vuelta a la página de mi libro”, sostuvo.
Agradeció a su esposa el apoyo ante lo vivido y también a Anthony, Michael y Carlos, monaguillos de aquella época, quienes en el 2018 tuvieron el valor de denunciar y que este miércoles estuvieron a su lado en la sala 1 de San José, donde se condenó a Víquez.
Anthony Venegas dijo que conoció a Alvarado en la parroquia y luego fue parte de la lucha por buscar justicia. “Ha sido una lucha muy importante que nos ha retado en muchos aspectos y es inexplicable la satisfacción por lograr justicia. Siempre he querido ser como una fuente para la gente que no se ha decidido a denunciar y el mensaje es para buscar sanación y justicia”, afirmó.
Carlos Muñoz, otro de los exmonaguillos que conoció a Víquez cuando llegó a Patarrá en 1996, dice que se liberó al escuchar el fallo, pues era un tema que desde pequeños los afligía y que a través de Alvarado se les hizo justicia. “Espero que para la Iglesia sea una forma de abrir los ojos y darse cuenta de que dentro tienen ciertas personas que de una u otra forma hacen daño. Deben asumir su responsabilidad y llevar a esas personas a la justicia”, puntualizó.
Hoy se condenó a 20 años de cárcel al cura que nos abusó y esta foto significa tanto, somos un grupo de víctimas y sobrevivientes, unidos logramos modificar leyes, inspirar sanación, dar un mensaje de lucha y sobretodo encontrar justicia. Valientes y resilientes, lo logramos! pic.twitter.com/K4I6W3X1lX
— Anthony Venegas (@tony_veneg) March 30, 2022
Antecedente en Alajuela
Esta no es la primera vez que se condena a un sacerdote o exsacerdote en Costa Rica. El 28 de abril del 2005, un juez sentenció al cura Enrique Delgado a 21 años de prisión por encontrarlo culpable por seis casos de abuso sexual cometidos en perjuicio de tres menores de edad y lo absolvió en otros seis casos.
En aquel momento, el padre Delgado afirmó ser víctima de persecución en su contra por parte de los medios de comunicación de Costa Rica, pues afirmó que los medios trataron de crear, por medio de las acusaciones en su contra, una atmósfera negativa para la iglesia católica costarricense.
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Delgado era muy conocido por las trasmisiones de la Hora Santa los jueves desde la iglesia de La Agonía en Alajuela. Al igual que él, el excura Mauricio Víquez Lizano, también tenía programas televisivos y era vocero de la iglesia en temas familiares.
En el caso de Enrique Delgado, el juez resolvió que los testimonios de las tres víctimas le merecieron al tribunal todo el crédito, no solo por lo que los afectados afirmaron, con amplios detalles, sino por el cúmulo de circunstancias ocurridas alrededor de este caso. Delgado cumplió su sentencia mayoritariamente en la cárcel de San Carlos.