Aristides Arias Fallas, fue sentenciado este martes en Limón a 12 años de prisión tras encontrársele culpable de liderar una organización dedicada al tráfico internacional de drogas a Guatemala.
El sujeto, de 45 años, no sólo aceptó los cargos sino que ofreció disculpas por lo hecho, al tiempo que le solicitó clemencia de los jueces durante una declaración rendida pocas horas antes de escuchar la sentencia condenatoria.
En esa misma declaración le achacó el ambiente de intimidación a personas que fueron investigadas, acusadas pero luego excluídas de la causa “porque usted sabe diay que, en realidad, en los Tribunales también hay personas corruptas como las hay en la policía. Vea que ellos se fueron tranquilamente porque pagaron un dinerito y al más humilde le cayó esto”.
Al preguntarle al fiscal de juicio Christian Sánchez, sobre el trasfondo de esa aseveración, únicamente se limitó a responder que era una afirmación que debía ser puesta en conocimiento de su superior, el fiscal adjunto, José Alexánder Mora, para que dicte las directrices a seguir.
Los jueces a cargo de la sentencia fueron Hernán Salazar, Yolanda Alvarado y Guillermo Quilarte.
Este caso quedó al descubierto el 29 de abril del 2009 cuando en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, próximo a Nicaragua, fue descubierto dentro de un camión cisterna, un cargamento de 821 kilos de cocaína y 10 de heroína con un valor superior os $8 millones.
El grupo, en su totalidad, fue absuelto en un primer juicio en setiembre del 2010. Ese Tribunal estuvo integrado por Carlos Cartín, Rónald Abarca y Juan Carlos Carpio.
El Ministerio Público apeló el fallo pero no incluyó a Ugalde para quien la absolutoria quedó en firme.
El 16 de agosto del 2011, en un segundo juicio, todos los demás acusados –Cubillo, Arce, Araya y Montealto—con excepción de Serrano, que resulto absuelta, fueron condenados a 10 años de prisión al encontrárseles culpables del delito de tráfico internacional de drogas.
La estrategia de defensa, a cargo del defensor público Mario Chen, básicamente estuvo dirigida a individualizarlo como uno más del grupo y no el líder. Además, a desvirtuar que no era el dueño del cargamento.
A criterio del Tribunal aunque bien es cierto que la droga fue proporcionada por los hermanos Ugalde, vecinos de la zona sur, lo cierto del caso es que Arias, desde su posición, conformó y lideró una pequeña organización para precisamente trasladarla la mercancía por carretera hasta Guatemala.
La idea de esconder y trasegar la cocaína dentro del tanque destinado al transporte del amoníaco fue de Arias por ser experimentado en el transporte de sustancias peligrosas y conocedor, por ende, de que en virtud de la alta toxicidad de su carga, el camión no podía ser revisado, según explicó el juez Salazar.
Además, sabía cómo y en qué momento abrir la escotilla del tanque para sacar cualquier rastro de amoníaco sin que corrieran peligro las personas que estaba al lado y, otra cosa importante, conocía cuál podía ser las ruta más segura para llegar a Guatemala desde Costa Rica.
Arias había trabajado al menos para dos companias legales que importaban esta sustancia desde tierras guatemaltecas. El salía vacío desde nuestro país y regresaba con el amoníaco.
Un día antes de los hechos, el 28 de abril del 2009, el hoy sentenciado recibió la droga en Limón, la cual era trasladada desde San Vito de Coto Brus.
La droga fue transbordada al camión dentro de una empresa tarimera, situada cerca de la bomba de gasolina Total, en las inmediaciones de la entrada a Matina, sobre la ruta 32.
Los jueces se inclinaron por los 12 años que solicitó el fiscal Sánchez y no por los ocho que pedía Chen.