“Estoy tranquila, sé que ella murió de un solo, no sintió, no sufrió y murió protegiendo a su hija, dio la vida por ella como cualquier madre lo haría.
“Ahora este retoñito es lo que me queda y tengo que sacarla adelante, por eso, como le digo a muchas personas, no puedo derrumbarme ahorita, porque ella tiene dos añitos y hay que darle de comer, jugar con ella, yo ahorita no puedo encerrarme en mi dolor, tengo que agarrar fuerzas y que el Padre Celestial me dé fuerzas para ver a esa niña”.
Tres días después del asesinato de Sharon Lissette Hernández Alpízar, en un intento de asalto a un camión remesero en Cariari de Pococí, Limón, su madre, Lizeth de los Ángeles Alpízar Núñez, intenta sobrellevar el dolor con el apoyo de su familia y allegados.
Además, el tener a cargo a partir de ahora la crianza de su nieta la impulsa a salir adelante y a mantener vivo el recuerdo de su hija, a quien describe como una muchacha alegre, humilde y esforzada.
Sharon tenía 17 años cuando nació su pequeña y como una de sus pasiones era la enseñanza, disfrutaba sacar tiempo para dibujar, pintar y repasar los números y las vocales con la menor.
Esa vocación, incluso, la hizo estudiar para convertirse en Asistente de Preescolar, carrera de la que estaba a punto de graduarse.
“Aspiraba a ser profesional, le gustaba mucho jugar con niños y por eso era que estaba estudiando para Asistente de Preescolar.
“En la actualidad era ama de casa, porque todavía estaba estudiando, pero ya estaba por graduarse, en unos días”, recordó doña Lizeth.
Alpízar recuerda que desde sus primeros años de vida, Sharon siempre fue muy proactiva y se involucró en las actividades escolares, como bailes típicos, gimnasia rítmica y después, equipos de fútbol.
Esa personalidad la hizo conocer a muchas personas, quienes no dudaron en despedirla con aplausos en su funeral.
Para su madre, fue una sorpresa observar todo el cariño que le tenían a su hija y por eso agradece tanto a allegados como a desconocidos por acompañarlos en ese momento tan difícil para la familia.
“No esperaba tanta gratitud, hemos sido bendecidos. La verdad me siento muy orgullosa de ella, era muy buena, siempre andaba alegre, sonriendo, vacilaba mucho y ver a tanta gente que la quería me llena más de orgullo todavía”, aseguró Alpízar.
Esta mujer de 38 años por ahora prefiere evitar las noticias y aunque asegura que nada le va a devolver a Sharon, espera que se haga justicia.
“Dios quiera que de verdad se haga justicia. En esta situación murieron dos personas inocentes y ojalá tomen conciencia para que otras personas inocentes no mueran, no me van a devolver a mi hija pero sí me gustaría que de verdad se haga justicia”, manifestó este martes en el corredor de su casa, en Cariari.
Agregó que Dios también hace justicia e hizo un llamado para que a pesar de la pandemia, las personas no busquen dinero fácil y mejor realicen trabajos pequeños con los que ganen algo de dinero.
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A pocos metros
Alpízar estaba a pocos metros del Banco Nacional cuando sobrevino la tragedia. Todos los viernes y sábados ella atiende un puesto de repostería en la feria del agricultor de la comunidad y ese día escuchó unos estruendos.
Al inicio pensó que se trataba de bombetas, pero al ver a las personas corriendo supo que algo no estaba bien.
Por ello, acompañada de una conocida decidió ir al sitio y al llegar vio una multitud consternada.
En medio de la muchedumbre observó a su yerno, Freddy Johan Agüero Rojas, con su nieta al lado de una pared.
“Mi yerno estaba llorando, pensé que era del susto, pero cuando le pregunté por Sharon me dijo que ella estaba muerta, en ese instante comencé a pegar gritos, a llorar, agarré a mi hija porque tenía la esperanza de que estuviera herida, yo la abrazaba, lloraba y la movía para ver si respondía.
“Hasta que el Organismo de Investigación Judicial (OI) llegó y la tapó, me apartaron de ella”, recordó Alpízar.
Añadió que aunque fue duro, ella decidió ir a Medicatura Forense y encargarse de mudar, maquillar y peinar a su hija, porque esa sería la última vez que la vería y la tendría entre sus brazos.
“Es un dolor muy grande, ese vacío que ahora siento aquí por dentro no lo va a llenar nadie, a pesar de que tengo a la bebé, el vacío de un hijo nadie lo va a llenar”, finalizó doña Lizeth.
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Compra de regalo
Johan Agüero, novio de Sharon, aseguró que el tiempo que compartió con la joven fue de mucha felicidad y dijo que ella lo impulsó a salir adelante.
Recordó que cuando ella le dijo que estaba embarazada, sintió que el corazón le explotaría de amor y que la felicidad fue increíble.
Asimismo, detalló que su pareja era muy reservada, pero que siempre buscaba cómo ayudar a quienes quería.
El sábado pasado, ellos y su hija venían de la finca del padre de Johan y se dirigían a un cumpleaños.
Pasaron a comprar un regalo y cuando iban a tomar un taxi, él fue a revisar cuánto le quedaba en su tarjeta de dinero.
Sharon se quedó afuera con la niña y en cuestión de segundos pasó la balacera.
“No caminé ni cinco metros cuando empezaron las detonaciones, yo lo único que deseaba era que mi esposa y mi hija estuvieran bien. La niña me gritó, corrí hacia ellas y mi hija tenía sangre en la ropita, la revisé por todos lados y lo que hacía era llorar del susto, pero mi esposa estaba fallecida, ella lo que hizo fue darse la vuelta para cubrir a nuestra hija, tuvo mucha valentía en su último segundo (...).
“Mi hija es el pedacito que me quedó de ella, es igualita y ella le enseñó muchas cosas. Para la edad que tiene es increíble lo que sabe, los colores en inglés, contar hasta 15, las vocales y hasta cantar cumpleaños en español y en inglés. Ya sabe dibujar y pintar”, narró Agüero.
El joven agradeció el apoyo de su conocidos y, al igual que su suegra, espera que se haga justicia y que los responsables paguen por lo ocurrido.