
Las autoridades aseguran que muchas de las violaciones ocurren en el ámbito familiar. ¿Es cierto eso?
Ese es el tema. Antes decían que se tuviera miedo al sátiro del barrio, pero en la realidad la mayoría de abusos se dan a nivel familiar y también por parte de personas conocidas de las víctimas. Los agresores pueden ser el chofer del bus, el vecino, el maestro, el sacerdote, el entrenador, el amigo de la familia, gente cercana a las víctimas.
¿Hay muchas víctimas que prefieren no declarar por motivos familiares o por las secuelas psicológicas?
Cuando son menores, se da una situación muy particular. Eso genera muchas veces que, cuando el asunto llega a juicio, se retracte, se desdiga al poner en marcha un mecanismo de defensa. La ley les da el derecho a no declarar por el parentesco, o no se localiza ya para el juicio, o por el tiempo que ha pasado no quieren hacer referencia a los hechos, lo cual es muy entendible. Yo nunca voy a cuestionar que una niña o un niño que ha sido objeto de abuso por parte de su papá, guarde silencio en relación con lo sucedido.
Se dice, incluso, que hay altas tasas de impunidad en este tipo de delito.
Mucha gente lo califica de bajo, pero es muy relativo. Puede ser que la víctima no aparezca, puede ser que se acoja al derecho constitucional de no declarar y contra eso no se puede hacer mucho. Usted puede ir con un caso perfectamente fundamentado, con toda la prueba, pero si la víctima, quien es la que nos va decir qué pasó y cuándo pasó, no declara, no se puede hacer nada. A mi criterio, más bien, si usted se fija en las noticias judiciales que salen por semana, mínimo hay dos noticias que tienen que ver con condenatorias por abusos sexuales.
Entonces, ¿se ha mejorado en este campo y hay más probabilidades de castigar a los abusadores?
Yo no sé si ha mejorado, pero no le puedo decir a usted que todo lo que se acusa es sinónimo de sentencia condenatoria, ni en delitos sexuales ni en ningún otro delito. Por ahí dicen que los juicios son como una caja de Pandora. Yo he ido a juicios donde uno considera que el caso era flojo, en el juicio el asunto toma otro matiz y, donde uno no tenía mucha fe, resulta ser que la víctima da un testimonio coherente y que convence. También me ha pasado que uno dice: “Póngale la firma a la sentencia”, y resulta que en el juicio aquello se vuelve un caos.
¿Cómo se puede identificar a un violador. Hay perfiles que permitan detectarlo a tiempo?
Hay estereotipos equivocados. De pequeños nos decían que tuviéramos cuidado con el sátiro del barrio y en realidad son loquillos con trastornos, pero casi nunca se puede hablar de que ataquen. Hace unos días detuvieron al chofer del presidente de AyA y uno pensaría que dentro de nuestra sociedad es una persona normal. Los abusadores están en el ámbito familiar o de su comunidad. Están en el ámbito de confianza de la persona. Aquí hay una cifra negra altísima. Creo que es más alta que la de otros delitos. Claro, es una apreciación mía.
Muy pocas víctimas denuncian la violación y eso fomenta la impunidad. ¿Cómo hacer para cambiar esta situación?
Cuando salen reportajes sobre el tema, la gente denuncia más. También ayuda cuando se va a las escuelas y colegios para dar charlas sobre el tema. A usted puede ser que le roben y no lo denuncie, pero usted contará a todo el mundo que le robaron. Sin embargo, el tema de contar el abuso es difícil, más en personas menores de edad, cuando el agresor es una persona cercana. Quien está abusando es una figura de autoridad, que manipula la situación haciéndo ver que es algo normal. Pero hay casos, muchos casos, de personas que se van a la tumba llevando consigo la historia del abuso de muchos años.