El 14 de junio de 1987, mientras leía en la cama, Ligia Camacho Bermúdez recibió un balazo en la sien izquierda.
El disparo se hizo desde las afueras de la vivienda, en San Antonio de Desamparados. Ligia María leía un libro sentada sobre la cama. Su silueta se dibujaba a través de la cortina de la ventana principal. El asesino disparó a través de ella.
El OIJ solo tiene por seguro que Camacho fue una víctima más del "psicópata", al que atribuye 17 homicidios. Esta presunción se basa en que el asesino, al parecer, activó la misma arma usada en los otros casos.
La única diferencia es que Ligia Camacho fue atacada dentro de su vivienda y no en sitios despoblados como ocurrió con otras víctimas.
En 1996 el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reveló que un costarricense que se había enrolado en la guerrilla nicaragüense era sospechoso de cometer este homicidio.
Se trataba de un hombre de 43 años de edad, muy cercano a la víctima y al que por error sus propios familiares consideraban muerto.
Sin embargo, el hombre estaba vivo y se presentó ante el OIJ a probar que no era el asesino.
EL OIJ tiene una huella palmar encontrada en la ventana de un carro estacionado frente a la casa de Ligia Camacho el día del crimen.
Sin embargo, las autoridades reconocen que la huella no ha servido de nada pues no cuentan con otra de algún sospechoso de los crímenes que permita hacer la comparación.