El líder de una banda criminal dedicada al narcotráfico aprovechó su papel como pastor en una iglesia evangélica de la zona sur de Costa Rica para hacer ver los ingresos por la droga como diezmos de los creyentes.
Así lo indicó el subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Michael Soto, al explicar los detalles del operativo “Alta Mar”, con el que las autoridades desarticularon este martes la banda narco que lideraba un hombre colombiano de 38 años nacionalizado costarricense y de apellidos Cortés Franco.
El sujeto se alió con su esposa, de 60 años, de apellidos Beita Chacón y con otro colombiano de apellidos Vargas Torres, alias “el médico”, con quienes se encargaba de distribuir marihuana que traía desde Colombia y que ingresaba por el Pacífico costarricense, específicamente en Golfito. El cabecilla de la organización es reincidente en este tipo de delitos, pues ya había sido detenido y condenado en 2008 por tráfico internacional de drogas.
“Aunque no era el líder principal de la iglesia, una iglesia evangélica acá en el sector, lo cierto es que él sí tenía un liderazgo y esto de alguna manera lo utilizaba para cuando se le hacían depósitos de dinero, hacer ver que eran por concepto de diezmo, pero no se ha vinculado a la iglesia en este momento, nada más es que él hacía esas funciones dentro de la iglesia”, explicó Soto sobre la participación del hombre en el grupo religioso.
La investigación por el caso inició hace unos dos años y este martes agentes judiciales destacados en la Sección de Estupefacientes, del Departamento de Investigaciones Criminales (DICR) realizaron un total de 18 allanamientos en Golfito, Corredores, Heredia, Puntarenas, Quepos y Alajuela para detener a 14 personas.
Entre los detenidos hay cuatro hombres colombianos de apellidos Cortés, Orozco, Vargas y Aragón; cuatro costarricenses identificados como Gutiérrez (33 años), Badilla (40), Rojas (54) y Maykall (32), así como cinco mujeres de apellidos Beita (60 años), Villegas (37), Porras (33), Méndez (28) y León (54).
Dentro de la organización también colaboró un tico de apellido Umaña que es oficial del Servicio Nacional de Guardacostas, quien, según la investigación, podría haber infiltrado datos y dado asesoría al grupo delictivo, ya que tenía acceso a información privilegiada de la fuerza naval nacional y sabía cuándo había patrullajes. Él no ha sido detenido.
Al parecer, la droga era traída en lanchas por el mar e ingresaba a nuestro país por el Pacífico sur, donde era almacenada y resguardada para luego ser distribuida a diferentes partes de Costa Rica.
Michael Soto precisó que la banda conformada por ticos y colombianos estaba muy bien estructurada y hacía labores de outsourcing para una estructura mayor, es decir, a ese grupo le recibía los cargamentos de marihuana, los custodiaba, los traía a suelo tico y los almacenaba.
Duros golpes
Durante la investigación, al grupo se le lograron quitar un total de 5,5 toneladas de marihuana, gran cantidad de cocaína y fueron detenidos algunos sospechosos.
Uno de los decomisos lo realizó la Policía Nacional de Guardacostas el 21 de enero de 2022 en Llorona de Corcovado, donde se decomisaron 1.600 kilos de marihuana y 40 kilos de cocaína, así como la detención de un costarricense y un colombiano.
Luego, el 1.° de marzo de 2022 el Servicio Aeronaval de Panamá realizó un decomiso de 1.699 kilos de marihuana en aguas internacionales. En esta ocasión se detuvo a dos hombres nicaragüenses y un costarricense.
De la misma manera, el 4 de agosto de 2022, el Servicio Aeronaval de Panamá decomisó 609 kilos de cocaína y se logró la detención de tres colombianos, dos costarricenses y un panameño.
Por último, el 19 de diciembre del 2022 en alta mar, en las cercanías de Punta Burica, se logró el decomiso de 1.625 kilos de marihuana y cinco kilos de cocaína, además de la detención de tres hombres colombianos.
Horas después de concretados los allanamientos, Randall Zúñiga, director a.i. del OIJ, indicó que entre los detenidos también hay una mujer que labora en una empresa que vende servicios de paquetería y mensajería, así como una exfuncionaria de un banco estatal que le prestaba dinero a la organización para concretar actividades delictivas.
Destacó que dentro de los decomisos y acciones policiales que se ejecutaron este martes, se anotaron una propiedad que funge como recibidor de pescado y pescadería en Golfito, otro recibidor de pescado en el Cocal de Puntarenas y una tercera propiedad de una persona que funge como testaferro dentro de la organización.
“Existe también otro objetivo en una venta de autos en Santo Domingo de Heredia, que les facilitaba los vehículos a esta organización para que pudieran cometer las acciones criminales”, concluyó Zúñiga.
Por su parte, el fiscal general Carlo Díaz acotó que la marihuana que traía la banda desde Colombia era con un gran contenido de THC (tetrahidrocannabinol), componente psicotrópico de la droga.
“Se trata de un grupo criminal bastante organizado que lograba blanquear los capitales, legitimarlos. También lograba corromper funcionarios públicos y funcionarios bancarios”, subrayó Díaz.
En el trabajo operativo realizado este martes participaron 280 agentes judiciales de diferentes partes del país y el Servicio Especial de Respuesta Táctica (SERT).