Alexi Meléndez León, considerado uno de los Siete Tiburones del Pacífico y señalado en Costa Rica como sospechoso de liderar una organización dedicada al narcotráfico y el lavado de activos, podría pasar los próximos seis meses en prisión, si el Juzgado Penal de San Carlos acoge la solicitud de medidas cautelares planteada por la Fiscalía Adjunta de Legitimación de Capitales y Persecución Patrimonial.
Además de Meléndez, el fiscal a cargo del caso pidió la misma medida privativa de libertad para otras ocho personas imputadas. A saber, un pastor evangélico de apellidos Barboza Pilartes; así como: Arosemena Siles, Arce Salas, Loría Espinoza, Lara Vargas, Campaz Montaño, Araya Vargas, Zeledón Samudio.
Mientras tanto, para dos gerentes de sucursales del Banco de Costa Rica en Santa Rosa de Pocosol, Río Cuarto de Alajuela y un tesorero bancario, de apellidos Zúñiga Brenes, Salas Sandoval, Vargas Mora, el Ministerio Público pidió la suspensión del cargo, presentarse a firmar una vez al mes, impedimento de salida del país y mantener domicilio actualizado.
“En cuanto a estos sospechosos, el miércoles el Juzgado Penal ordenó que se levantara la detención, pero deben continuar asistiendo a la audiencia”, por lo que este viernes seguían asistiendo a estrados. De momento se desconoce cuándo resolverá el juzgado la petición fiscal.
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Un peso pesado del Clan del Golfo
Alexi Meléndez León, detenido este martes como sospechoso de liderar en Costa Rica a una célula del Clan del Golfo, es conocido en el ambiente criminal y entre autoridades policiales del continente como uno de los Siete Tiburones del Pacífico, que controlan las rutas del narcotráfico desde Colombia, a través de las aguas del Pacífico.
En Costa Rica, este hombre de 55 años, casado y padre de una menor de edad, llevaba una vida de bajo perfil y no socializaba mucho. Los vecinos creían que era empresario, porque siempre salía de su casa, en Ciudad Colón, ataviado con traje sastre. Sin embargo, su nombre era conocido por las autoridades de Costa Rica, Colombia y Estados Unidos y los delitos que se le podrían imputar son suficientes para que el gobierno norteamericano lo considere uno de los 50 sujetos más buscados.
Se presume que la organización se dedicaba a trasegar cocaína a Europa y Estados Unidos y que, parte de las ganancias, se legitimaban mediante la compra de carros, ganado y propiedades. Al parecer, el grupo contaba con el apoyo de los funcionarios bancarios y el pastor evangélico para blanquear ese capital.
El grupo fue desarticulado el pasado 17 de setiembre, luego de 23 allanamientos ejecutados en San José, Coto Brus, Upala, Mora, Escazú, Aguas Zarcas, Pital, La Palmera, Río Cuarto, Santa Rosa de Pocosol y un ámbito del centro penitenciario La Reforma.
“Tras el registro de los inmuebles se logró el decomiso de prueba importante, como cocaína, marihuana, dinero en efectivo, joyas, vehículos valorados en ¢500 millones, maquinaria pesada, ganado, armas de fuego y municiones. La audiencia del caso corresponde al expediente 22-000116-1322-PE”, precisó la Fiscalía.
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