La mayor cantidad de extranjeras que se encuentran presas en el país están tras las rejas por delitos de narcotráfico.
De las 95 foráneas recluidas en la cárcel El Buen Pastor, ubicada en Desamparados, 33 se encuentran confinadas allí por drogas, según la Dirección General de Adaptación Social.
La venta, transporte, tráfico internacional de drogas, así como la infracción a la ley de psicotrópicos, fueron los delitos que cometieron esas 33 mujeres.
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El resto cayó en esa prisión por otro tipo de faltas, como la legitimación de capitales (13), robos (13), homicidios (10), entre otros delitos.
Wálter Corea, encargado de la Unidad de Transferencias del Ministerio de Justicia, considera, basado en su experiencia, que las mujeres que son utilizadas como mulas para transportar drogas caen en esa situaciones por culpa de personas cercanas, familiares o la necesidad de obtener dinero.
El 65% (62) del total de presas extranjeras son originarias de Nicaragua, y el resto proviene de países del sur y norte de América, el Caribe y Europa.
Perfil. La abogada investigadora Zhuyem Molina finalizó, en junio de este año, un estudio que analiza el perfil de las foráneas detenidas por los delitos de drogas en nuestro país.
En su estudio concluyó que ellas se encuentran en los niveles más bajos de la organización, no tenían antecedentes criminales de ese tipo y, a diferencia del narcomenudeo local, muchas son mujeres jóvenes con grado académico universitario.
Para ello, tomó una muestra del 10% de las reclusas extranjeras por drogas.
“Algunas de ellas entablaron relaciones de amistad y pareja, pero nunca imaginaron lo que les iba a pasar”, explicó Molina.
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Las europeas, guatemaltecas, mexicanas o las originarias de países de Suramérica caen presas en el país exclusivamente por drogas, mientras que las nicaragüenses resultan detenidas por drogas y otros delitos.
Actualmente, una reclusa española, una canadiense, otra guatemalteca y una nicaragüense solicitaron ser repatriadas a su país de origen para cumplir su condena allá, detalló Corea.
Esas peticiones fueron realizadas bajo el marco de la Convención Interamericana para Cumplimiento de Condenas Penales en el Extranjero, la cual Costa Rica suscribió en 1998, y permite repatriar a ticos presos en el extranjero o enviar a foráneos a sus naciones de origen.
Dificultades con el idioma, poco contacto con la familia, entre otros factores, motivan a las reclusas extranjeras a solicitar la repatriación, explicó Corea.
Duras penas. Para Molina, el sistema jurídico actual no toma en cuenta circunstancias que pudieron haber mediado para que las extranjeras cayeran con drogas, ya que aquí se condena al portador, sin importar si pudo haber sido víctima de engaño o no.
“Ellas reciben penas iguales a como si fuera el jefe de una organización de alto nivel”, dijo.
De acuerdo con Fernando Arguedas, fiscal adjunto de Alajuela, hace dos años era más frecuente ver casos de mujeres que enviaban con drogas por vía aérea, pero esa situación ha disminuido.
Uno de los últimos casos corresponde a una mujer venezolana, de apellido Pryce, quien el 7 de febrero hizo escala en Costa Rica para volar hacia Madrid, España, y, de ahí, a Bruselas, Bélgica, como destino final.
Sin embargo, en su paso por nuestro país fue detenida con 1.485 gramos de cocaína, que iban en dos envoltorios y colocados en un doble forro del bolso de mano, agregó el fiscal adjunto de Alajuela, Fernando Arguedas.