La cocaína rosada también conocida como ‘Tusi’ o ‘Tusibi’ es una droga alucinógena que se produce al combinar diversas sustancias de este tipo como el LSD y el MDMA o éxtasis, las cuales pueden ser muy poderosas y causar la muerte. En Costa Rica hay muy pocos registros sobre su consumo; sin embargo, ya existen elementos que permiten inferir que toma fuerza en el país.
De acuerdo con expertos del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), este estupefaciente derivado de la feniletilamina se comercializa como un polvo similar a la cocaína, pero de color rosado en lugar del blanco. Aunque técnicamente puede tener un color lechoso, se le añaden tonalidades llamativas para diferenciarla de otras sustancias psicoactivas, se consume por inhalación en la nariz o la boca.
“Es muy difícil determinar los componentes que constituyen esta sustancia, porque hay reportes de que se mezcla también con cocaína, benzodiazepinas (medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes) y otro tipo de sustancias como para hacerla más adictiva para la persona, incluso en otros países que han encontrado componentes como heroína”, aseguró José Valverde, médico de Casa Jaguar, del IAFA.
Autoridades policiales del Ministerio de Seguridad Pública (MSP) reportan dos decomisos de aparente cocaína rosada, uno en el 2021 de 20 dosis a un hombre de apellido Tobón, de 20 años, en Abangares, Guanacaste y una segunda incautación que ocurrió este año, no obstante, no trascendió la cantidad ni el lugar.
La cocaína rosada no sólo difiere a la convencional en su color, sino también en sus componentes, mientras la rosada tiene alucinógenos, la blanca es estimulante. En apariencia, el ‘Tusi’ podría ser hasta seis veces más fuerte que la cocaína de consumo regular.
Síntomas van desde depresión hasta ataques cardíacos
Algunos de los síntomas que suceden durante su consumo y posterior a este, incluyen el síndrome de abstinencia, euforia, depresión (que puede derivar en suicidio), miedo, tristeza, cansancio, alucinaciones visuales y auditivas, entre otros.
“La persona se pone muy activa, porque es una droga estimulante, hay bastantes cambios emocionales, la persona se pone triste, con pesadez, a veces sienten mucho sueño, pero también pueden tener muchos problemas al dormir o sentir ansiedad por volver a probar la droga, también se han visto casos que tienen alucinaciones, empiezan a ver cosas, escuchar voces”, agregó Valverde.
Además, pueden aparecer cambios en el sistema cardiovascular como taquicardias, problemas del corazón que pueden llevar a la muerte, confusiones que hacen a la persona perder su sentido de ubicación, aislarse y tener paranoia, pues tienden a pensar de que su familia quiere hacerles daño, asimismo, pueden autolesionarse tras una fuerte ansiedad o alteración.
Pocos reportes en el país
El IAFA actualmente no tiene registro ni estudios sobre el consumo de cocaína rosada, pues según Valverde, su ingreso está empezando a surgir en el país y son pocos los menores de edad que atienden en Casa Jaguar, que van desde los 12 hasta los 17 años, que afirman haber probado la droga.
“Los menores de edad nos dicen que han consumido ‘Tusi’, pero cuando les hacemos la prueba toxicológica puede aparecer anfetaminas positivo con LSD o éxtasis elevado, pero no podemos decir que exactamente es ‘Tusi’, porque es una droga compuesta por una mezcla de sustancias”.
Agregó que los datos que manejan son consumos ocasionales y experimentales que reportan los jóvenes, pero no son tan comunes por el elevado precio al que se vende esta droga sintética, ya que no es tan asequible como la marihuana por ejemplo, que sí se adquiere en mayor medida en el país.
“El ‘Tusi’ tiene un precio alto comparado a otras drogas. Los muchachos que hemos atendido acá y les hemos preguntado nos dicen que es un polvo rosado que viene en una bolsita, y de eso inhalan por la nariz o la boca “una punta o un gramo” que puede rondar los ¢10.000 o ¢20.000 aproximadamente.
Aunque en Costa Rica su uso es reciente y no sobrepasa aproximadamente los dos años, hay reportes en varios países europeos y también en Colombia, donde esta droga ya tiene un mercado establecido. Según un reportaje de Vice News, en ciudades como Medellín se produce, incluso, en apartamentos.
Las recetas varían según la persona, pero en su mayoría le agregan LSD, MDMA, metanfetaminas, ketaminas y algunas veces, fentanilo, un opioide sintético altamente adictivo usado para anestesiar personas y controlar dolores intensos y que puede ser mortal.
El documental explica que en Colombia su precio por dosis ronda los $50 o $80, entre ¢34.600 y ¢55.300 al tipo de cambio actual. Su efecto puede ser inmediato una vez que se inhala, de acuerdo con relatos de consumidores que se observan en el vídeo y los sonidos de la música actúan como potenciadores.
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El nombre químico de este psicodélico es 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina, o 2C-B, de ahí sus nombres más popularizados, ‘Tusibi’ o ‘Tusi’.
Minor Monge, jefe de la Bodega de Drogas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y encargado de custodiar la droga mientras es destruida, afirmó que la institución no ha recibido cargamentos de gran tamaño, pero sí han tramitado algunos atípicos en pequeñas cantidades, como parte de los decomisos que reporta La Fuerza Pública.