Escuelas, colegios, parques, bares, calles, oficinas, gimnasios, centros comerciales, casas... Una avalancha de drogas de bajo precio y apariencia “inocente” acecha, desde todos los frentes, a los ticos.
Autoridades policiales confirman que el país registra una sobreoferta de drogas sintéticas, crack , cocaína y marihuana, que ha puesto estas sustancias más al alcance, en especial, del bolsillo de los jóvenes.
La saturación se da por el cambio de patrón en el negocio que han hecho los narcotraficantes, afirma Guillermo Araya, director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD).
“Desde hace unos 15 años, los delincuentes ticos pasaron de recibir dólares como pago por sus servicios de transporte y almacenaje a recibir droga.
”Eso hace que nos sature los mercados ilícitos de las drogas en nuestro país, porque los narcos ticos necesitan transformar esa sustancia en dinero para poder hacer crecer su capital económico y así poder comprar armas y contratar sicarios. Eso dispara el narcomenudeo”, comentó Araya.
En otras palabras, agregó Araya, las comunidades del país “están inundadas de traficantes”, quienes salen a las calles a buscar nuevos consumidores y a hacerse su propio mercado.
Generalmente, intentan atrapar jóvenes entre los 14 y 25 años, que ni estudian ni trabajan, indicó el director, basándose en diferentes estudios que se han hecho en los últimos años.
Los narcos merodean centros educativos, bares, parques y plazas en busca de presas.
No obstante, los traficantes saben qué vender en cada lugar. Por ejemplo, la cocaína, el LSD y la K2 se venden en bares; mientras que la yerba y la ketamina, en parques y escuelas. La piedra es de las pocas drogas que se logra colocar en cualquier sitio.
“Ellos están ahí, al acecho. El más mínimo descuido del futuro consumidor será aprovechado para hacerlo caer. Eso es parte de los riesgos y de la realidad que enfrentamos”, dijo Araya.
Oferta y demanda
Debido a que el consumo de drogas es cada vez más frecuente entre los costarricenses, las autoridades han notado una baja en el precio de las drogas más comunes, como la marihuana jamaiquina.
La Policía de Control de Drogas (PCD) detalló que, en los últimos años, ese tipo de sustancia se popularizó a tal punto de que se hizo menos costosa.
No obstante, el ICD detalló que, al tratarse de un mercado ilícito no siempre habrá una relación directa entre la oferta y la demanda. “A nivel macro, se podría dar una disminución en el precio, pero, a nivel de detalle de microtráfico, los efectos se podría ver dentro de mucho más tiempo” , explicó Araya.
Por ejemplo, el crack , que es una de las sustancias más consumidas actualmente en el país, mantiene el mismo precio que tiene desde hace varios años. Cuesta ¢500 la piedra.
En cambio, la heroína sigue sin tener presencia en la venta al menudeo. Su alto valor económico la aleja del mercado costarricense. “Se conoce que hay un tráfico internacional; es decir, que pasa por Costa Rica, pero no se queda acá”, detalló Araya.
Innovación
Para llamar la atención de nuevos clientes, los narcos ofrecen las drogas ya conocidas, pero también buscan la forma de innovar para llamar la atención.
Es decir, además de ofrecer marihuana, cocaína y crack, han apostado por las drogas sintéticas. La idea, sobre todo, es cambiar su presentación para hacerlas más “amigable”. En algunos casos, usan queques, ositos de goma o envoltorios de colores llamativos.
“Eso es para disminuir la percepción de riesgo. Hay estudios científicos que dicen que a mayor percepción de riesgo, disminuye el consumo, mientras que a menor percepción, aumenta el consumo. El tabaco ha tenido una campaña en los últimos 20 años sobre riesgos para la salud del fumador y eso provocó que cayera su consumo.
“Desafortunadamente, con la marihuana se ha dado una disminución en la percepción de riesgo porque algunos ciudadanos dicen que es medicinal y que no es para nada peligrosa. Cuando la realidad es completamente otra”, concluyó el director del ICD.
Además de eso, la PCD informó de que los narcos también buscan crear drogas que tengan sustancias permitidas legalmente, tal cual ocurrió en un principio con la K2.
En el 2013, se prohibió el K2 confeccionado con las sustancias JHW-018 y JHW-073, pero la que apareció en 2016 tenía un elemento llamado JHW-200 y ese no estaba prohibido.
Por lo tanto, las autoridades deben correr para elaborar un estudio técnico y así solicitar a la Junta de Vigilancia de Drogas, del Ministerio de Salud, su control y prohibición.