Cynthia Ann Telles, embajadora de Estados Unidos en Costa Rica, subrayó la urgente necesidad de que Costa Rica disponga de más recursos y leyes más rigurosas para enfrentar el flagelo del narcotráfico.
Las estadísticas son elocuentes: en un contexto de sobreproducción de cocaína en Suramérica, los decomisos en Costa Rica disminuyeron en un 55% entre el 2020 y el 2023. La cantidad de droga confiscada se redujo de 47 toneladas en el 2020 a 21,4 toneladas el año pasado.
Según Telles, en los últimos años, “ha habido un aumento en la exportación de cocaína a esta área. Costa Rica es el país número uno en el traspaso de drogas de Colombia a otros países, incluyendo Asia, Europa y Estados Unidos”.
La embajadora destacó que esta situación se debe a la posición geográfica del país.
Explicó que dado, que el territorio tiene costas en ambos océanos, se facilita el transporte de drogas del Pacífico al Atlántico y su posterior avance hacia Estados Unidos.
“Otra parte es que Costa Rica no tiene Ejército, está indefenso, comparado tal vez con otros países”, afirmó Telles durante su visita a Golfito el 8 de marzo, donde atracó uno de los buques artillados que participan en el patrullaje conjunto entre ambas naciones.
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Telles agregó que, ante esta problemática, es necesario fortalecer la legislación costarricense, que sea más estricta en la persecución al narco.
Al respecto, se le mencionó que el director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), Fernando Ramírez, considera que los lentos procesos de judicialización en Costa Rica han llevado a que el patrullaje estadounidense se centre más en Panamá.
La embajadora estimó que en Panamá los procesos judiciales sí son más expeditos, pero eso no quiere decir que a Costa Rica no se le hayan girado “muchos recursos”, estimados por la funcionaria en $32 millones.
“Se necesitan más recursos en esta área para poder combatir la situación sin precedentes. Estamos viendo a ver cómo hacemos”, dijo.
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Programas de cooperación
Robert Alter, director de la Oficina para Asuntos Antinarcóticos, Seguridad Ciudadana y Justicia (INL, por sus siglas en inglés), de la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica, mencionó que también han colaborado con otros programas, como Sembremos seguridad.
Durante los últimos años, las estructuras criminales han reclutado jóvenes para trabajar en el narcotráfico. Muchos de estos jóvenes viven, lamentablemente, en condiciones de pobreza extrema, lo que preocupa a las autoridades.
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“Es una asociación que tenemos con el Gobierno y municipalidades del país para abordar el tema de la prevención a nivel local. Identificamos las prioridades de las comunidades, sobre todo para sus jóvenes, y tratamos de brindarles los servicios sociales, ya sean de empleabilidad, deporte, arte y cultura”, detalló Alter.
Las estructuras criminales aprovechan la necesidad de los jóvenes y los suman a sus filas. Por esta razón, Alter afirma que el programa Sembremos seguridad es una alternativa para que la juventud tenga otras opciones, en lugar de unirse a las organizaciones criminales, que “lamentablemente siempre están buscando nuevos integrantes”.
“La seguridad es una responsabilidad y un deber de todos nosotros, y todos estamos en la misma trinchera y en esta misma batalla”, concluyó.