En los primeros 73 días del año Europa recibió dos cargamentos de cocaína que iban camuflados en cargas lícitas de piña y café de Costa Rica. Se trata de 1,5 toneladas de droga que burlaron los escáneres de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) o los controles de seguridad de algún puerto donde el contenedor hizo escala.
Este martes se dio a conocer que se encontraron 1.109 kilos de cocaína en el puerto de Róterdam, en los Países Bajos (Holanda), en un contenedor que transportaba piñas desde nuestro país. Junto al cargamento se halló una baliza o dispositivo de geoposicionamiento satelital que los delincuentes utilizan para determinar en tiempo real la ubicación exacta de un contenedor.
Manuel Jiménez Steller, viceministro de Seguridad, aseguró este martes que ese segundo alijo pasó por la revisión de APM Terminals (empresa operadora en Moín) y salió “sin trazas de droga”, pero que el contenedor estuvo 24 horas en otro puerto en Manzanillo, Panamá, donde hizo trasbordo a Europa.
Aunque las autoridades de Holanda aseguran que la empresa frutera nacional siguió el protocolo adecuado, es evidente que esta cantidad de droga, valorada en unos ¢45.000 millones al tipo de cambio actual, daña la reputación de nuestros exportadores.
Abel Chaves, presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña, (Canapep) expresó su preocupación por el hecho de que, una vez más, se haya utilizado un envío de piñas frescas para el contrabando de drogas.
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“Lo descubierto no fueron dos bultos, sino más de una tonelada, y llama la atención que los escáneres no lo detectaran”, señaló Chaves al cuestionar por qué fue detectado en los Países Bajos, pero no aquí.
Es crucial que el gerente de Radiográfica Costarricense S.A (Racsa), la entidad con la que APM firmó un contrato para la operación de los escáneres en Moín, se pronuncie al respecto, ya que parece que el sistema no está funcionando, reclamó el empresario. De hecho, el 8 de marzo se reportó otro decomiso de 419 kilos de cocaína en una carga de café que llegó a Barcelona, España.
Chaves agregó que la presencia de droga en cargamentos de piña, uno de nuestros principales productos de exportación, puede llevar a los importadores a buscar alternativas en otros lugares.
Esto se debe a que, al detectarse droga entre piñas frescas, los operadores de los puertos europeos tienden a aumentar los controles en los envíos que salen de Moín, lo que resulta en costos adicionales para las empresas importadoras, explicó.
El presidente de Canapep enfatizó que la logística y los protocolos de Costa Rica han posicionado al país como líder en los mercados de Europa y Estados Unidos, donde se reciben 180 millones de cajas de 12 kilos al año, es decir, 160.000 contenedores anuales, por lo que este tipo de noticias les afecta considerablemente.
Una advertencia al Gobierno
Considera que la detección de droga en Europa es una advertencia para el gobierno, las navieras, la concesionaria del puerto APM Terminals, Racsa y el Ministerio de Seguridad, para que investiguen dónde se produce la contaminación de los envíos.
Destacó que a nivel interno, la Cámara exige a las fincas afiliadas cumplir con todos los protocolos, por lo que se revisa el contenedor desde que entra a las plantas de empaque hasta que sale hacia el puerto. Las cajas cuentan con mecanismos que permiten a los destinatarios verificar la trazabilidad del producto y su origen. También se colocan dispositivos en el contenedor para saber si ha sido abierto después de salir de la planta de empaque.
Desde que Racsa asumió la operación, el costo del servicio ha aumentado, ya que se ha tenido que pagar un canon adicional por seguridad y escaneo en tiempo real, sin que esto evite la contaminación de algunos envíos.
Cuando la Policía sugiere una revisión exhaustiva de un contenedor, el costo se incrementa en casi $200, lo que encarece los costos para el exportador y en una reinspección intrusiva el costo es de casi $500, explicó Chaves.
Cuando no se realizan esas revisiones detalladas, el costo es de $25 por contenedor, más otros $7 por medidas de seguridad ordinarias, lo cual también significa una erogación fuerte, debido a que junto con el banano y el café, la piña es de los principales productos de exportación.
Aunque se busca asegurar que los envíos lleguen limpios a su destino, Chaves considera que falta rigurosidad. Además, el sector se entera de lo sucedido solo cuando los decomisos son publicados por la prensa.
Daño reputacional
Por su parte, Maikol Retana, miembro de la junta directiva de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), afirmó que la persistencia de este problema no solo afecta la seguridad interna, sino que también daña la reputación del país como un lugar confiable para hacer negocios.
También le preocupa el impacto en las empresas cuyos envíos son contaminados con sustancias ilícitas, ya que, en muchas ocasiones, las imágenes revelan información sensible, como las placas del vehículo de transporte o el número de contenedor, lo que erosiona la confianza de los compradores internacionales.
Retana señaló que el escaneo ha contribuido a reducir la cantidad de cocaína incautada en el exterior, pasando de 10.166 kilos en 2022 a 5.520 kilos en 2023, según cifras proporcionadas por el Ministerio de Seguridad. Sin embargo, eso implica costos adicionales y desafíos para los exportadores y transportistas, debido a los constantes retrasos para ingresar a la terminal y la posibilidad de escaneos adicionales, cuyo costo es muy elevado.
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