Martín Arias Araya, exdirector de Guardacostas, refutó las explicaciones que dio el viceministro Manuel Jiménez Steller, para justificar el cierre de la delegación de Guardacostas de Drake, donde operaba un cuerpo élite para el combate al narcotráfico.
Luego de cinco días sin responder consultas enviadas por La Nación, Jiménez divulgó este martes un video de cinco minutos en el que asegura que el puesto de avanzada en Drake fue cerrado por una orden girada por Martín Arias desde junio del 2023, cuando se dispuso trasladar el Grupo de Operaciones Especiales (Gopes) a Golfito. En ese momento, quedaron solo dos oficiales cuidando el local, agregó el jerarca.
Dijo que en el sitio no hay atracadero y que las mareas impiden fondear cerca de la playa las dos valiosas patrulleras donadas por el Gobierno de Estados Unidos. Según explicó, eso significaba que los oficiales tenían que llegar a las naves en kayaks, con las armas, radios y otros equipos pesados, sorteando el oleaje.
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Según Jiménez, a partir de la salida de bahía Drake, se cambió la operación y ahora los agentes del Gopes reaccionan desde Golfito, lo que les permite tener cobertura de Golfo Dulce, cabo Matapalo y hasta Sierpe. Alegó que el Golfo y Matapalo estaban descubiertos cuando la sede estaba en Drake, pues implicaba desplazamientos más largos, de hasta 90 minutos.
Sostuvo que ahora se trasladó la operación al sur del país, para atajar las lanchas del narco que vienen desde Colombia en mar abierto, con apoyo aéreo de Estados Unidos, pues es más fácil que una interdicción cerca de la costa.
Al respecto, Martín Arias respondió que el cierre de junio del 2023 fue temporal, como respuesta a los problemas de mareas altas que se registran en Drake dos veces por año. Aseguró que ese cierre era solo mientras amainaban las condiciones adversas. Además, indicó que ninguna orden de ese tipo se habría sostenido en el tiempo sin el aval de su superior jerárquico, en este caso, el propio Jiménez Steller.
“Le tengo que aclarar al señor Jiménez de que mientras los Gopes estuvieron temporalmente en Golfito (por impacto del oleaje), tenían un plan de trabajo establecido por el comandante de Operaciones, bajo mis indicaciones, de estar patrullando aunque no hubiera alertas. Ellos tenían que ir a Drake para hacer operación preventiva; eso nunca se dejó solo”.
También dijo que el razonamiento de la falta de muelle no es válido, pues antes de su salida del cargo, en enero pasado (cuando se pensionó), ya estaba aprobada una donación de $350.000 para construir un atracadero en Drake, el cual contaba con permisos municipales. “Desconozco qué pasó después”, dijo.
Negó que Matapalo y Golfo Dulce estuvieran descubiertos, como indicó Jiménez Steller, pues esa área era atendida por los agentes de Guardacostas afincados en Golfito (con tres lanchas propias), quienes cuentan con la información de un radar instalado en la península de Osa, que alcanza hasta punta Burica.
“Con el radar instalado, que tiene una cobertura de 90 kilómetros, se cubre la entrada de Golfo Dulce, un gran parte de punta Burica y Corcovado hasta punta San Pedrillo”. Reiteró que el cuerpo élite de Drake es vital para frenar el trasiego de 500 toneladas anuales de cocaína que, según la inteligencia estadounidense, entra por los canales de Sierpe.
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Cambios en puestos claves de inteligencia
Arias, quien fue director de Guardacostas durante 17 años, también cuestionó que no solo salió el grupo élite de Drake, sino que la actual administración separó a todos los guardacostas especializados en inteligencia, que estaban instalados en sedes clave en varias partes del país.
Por ejemplo, denunció la salida del oficial director de Caldera que, entre otras funciones, tenía a su cargo a especialistas en inteligencia que investigaban la operación de grupos narco de Limón que están operando desde el golfo de Nicoya. Fue trasladado a una sede más pequeña en Barra del Colorado, en Limón.
Lo mismo ocurrió con Cinthya Alvarado Guitta, oficial directora de la estación de Limón. Entre otras responsabilidades, era la encargada de las coordinaciones de inteligencia con cuerpos policiales internacionales, como la Armada, en Cartagena, y San Andrés, en Colombia, y las Fuerzas Armadas de Jamaica. Acá, coordinaba con fuerzas locales como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la Policía Control de Drogas (PCD) y la Dirección de Inteligencia y Seguridad. Fue relegada a Flamingo, en Guanacaste.
También criticó el cierre de un Centro de Operaciones que funcionaba en la Dirección de Guardacostas, en el Ministerio de Seguridad en San José, y que fue desarticulado recientemente. En esa sede había múltiples pantallas, incluida una donde se podía ver el radar instalado en Osa. Parte de los agentes fueron trasladados a un puesto de Vigilancia Aérea.
Drake, el puesto clave antinarco
Tres altos jefes policiales sostienen que el cierre de Drake debilita la lucha contra el narcotráfico, pues ese es uno de los principales puntos de ingreso de la cocaína y la marihuana al país.
Los narcos se aprovechan de que es una zona muy despoblada, rodeada de áreas silvestres protegidas, lo que les permite pasar camuflados por los canales de Sierpe hasta tierra firme y, de ahí, a la carretera Interamericana Sur. Luego cruzan hacia el Caribe para reexportar la cocaína a Europa y Estados Unidos por medio de los puertos de APM Terminals y Japdeva, en Limón. También buscan rutas para salir con la droga por aeródromos clandestinos o incluso por puerto Caldera, en Puntarenas.
Allí operó el Grupo de Operaciones Especiales (Gopes), un equipo de más de 30 agentes entrenados por las fuerzas especiales de EE. UU., conocidos como Boinas Verdes y el cuerpo de Mar, Aire y Tierra de la Armada de Estados Unidos (Seals, en inglés), así como Guardacostas de Cartagena, Colombia, y Guardacostas de Panamá. Todos están instruidos para abordaje y persecución en el mar. Tras el cierre de Drake, fueron movilizados a Golfito y Quepos.
Si ahora el Gopes recibe una alerta sobre la presencia de una lancha narco que se acerca a Drake o Sierpe, el desplazamiento de cualquier nave rápida tardará de 90 minutos a dos horas, si se sale de los dos puntos antes mencionados, a más de 60 millas náuticas de distancia, advirtieron la semana pasada las autoridades consultadas.
En Drake se desinstalaron las antenas y los equipos de comunicación y la sede quedó en manos de la Fuerza Pública.
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