Las personas que viven en la quinta La California, en donde residía Rafael Caro Quintero, están preocupadas por su eventual desalojo, luego de la liberación del narcotraficante.
Los vecinos temen que haya un reclamo de la propiedad, lo que provocaría su salida del lugar. Ellos estiman que el sitio viven 1.000 personas.
El terreno está ubicado tres kilómetros al sur del aeropuerto internacional Juan Santamaría, Alajuela. Tiene un área de 7.757 metros cuadrados.
María de los Ángeles Vargas, de 69 años, quien fue la pionera en ingresar a la propiedad, comentó que la gente está muy asustada, pero aduce que no debe existir ninguna preocupación.
“La gente de aquí está muy preocupada y muy asustada. Todos piensan que él (Caro Quintero) viene a sacarnos y a quitarnos todo”, agregó Vargas.
Jeannete Jiménez, otra residente de la finca, manifestó que está tranquila y no ve posible un desalojo del terreno, a pesar de la preocupación de sus vecinos.
“Yo vivo aquí desde hace 14 años. Aunque aquí todos tienen miedo que el señor venga (Caro Quintero) y nos saque de aquí, yo no creo que lo dejen entrar al país. Pero el Gobierno no nos dice nada; no nos informan si él tiene derechos o no”, manifestó Jiménez.
Ciany Murillo, presidenta de la Asociación Provivienda Caro Quintero, advirtió de que nadie los puede sacar del terreno porque tienen más de 20 años de vivir allí.
“Estamos trabajando para que la Municipalidad de Alajuela nos dé la escritura de los terrenos. Precisamente, este miércoles, tenemos una reunión con el alcalde para que nos resuelva algo”, expresó Murillo.
Invasión. María de los Ángeles Vargas contó que desde que detuvieron al capo mexicano, el 4 de abril de 1985, un grupo de personas ingresó a la propiedad y hasta la fecha se mantienen allí.
Desde esa fecha, Vargas y otras personas formaron una organización de vecinos denominada Asociación Provivienda La California y se adueñaron de la propiedad.
“Como me di cuenta de que estaban desmantelando el lugar, yo y un grupo de personas nos metimos, nos organizamos, repartimos y donamos los lotes”, dijo Vargas.
La mujer comentó que para repartir los lotes solo pidieron una contribución de ¢100 semanales para realizar los trámites y mejoras a la infraestructura
“Todo está con casitas, aquí no se vendió nada, se donó a las personas”, destacó Vargas.