El 27 de marzo del 2006 un hombre de apellidos Cabrera Espinoza, alias Manzanita, fue detenido en Desamparados, San José, como sospechoso de participar en varios asaltos.
Para aquel entonces, Cabrera tenía 20 años, pero ya daba sus primeros pasos en el ámbito delictivo.
Incluso, en abril del 2007 afrontó un juicio por delitos contra la propiedad, pero fue absuelto y el expediente archivado, según datos suministrados por la oficina de prensa del Poder Judicial.
Seis años después, en setiembre del 2013, volvió a ser noticia, después de enfrentarse a balazos con la Policía en Cuatro Reinas de Tibás.
De acuerdo con una publicación de La Nación, Cabrera registraba en ese momento antecedentes por drogas, delitos contra la propiedad, amenazas con arma de fuego y robo de vehículos.
Fueron sus primeros pasos en el mundo del narcotráfico, donde rápidamente comenzó a ganar terreno y a apoderarse de diversas plazas para la venta de estupefacientes en el país.
Su poderío lo concentró en la ciudadela León XIII, donde hace menos de un año comenzó a construir una vivienda de cinco pisos con grandes lujos como gimnasio, dos jacuzzis, amplias habitaciones y una azotea con área social.
Además, su cuarto tiene una puerta de metal que tiene grabadas una corona, la figura del signo zodiacal de Sagitario y las iniciales de su nombre y apellido.
Precisamente, este fue uno de los 14 lugares allanados este martes en la mañana por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que decomisó droga, dinero en efectivo, relojes, joyería, armas, vehículos y otros bienes.
Según OIJ, once de las diligencias judiciales tuvieron lugar en la León XIII, mientras que las otras tres se desarrollaron en Turrúcares (Alajuela), así como en San Isidro y Santo Domingo de Heredia.
Durante los operativos se capturó a 13 personas, entre ellos Manzanita, quien en el 2019 fue víctima de un ataque a balazos en Hatillo.
Se presume que esa agresión obedeció a que quiso apoderarse de plazas para la venta de droga que quedaron libres tras la captura de varios integrantes del grupo Los Lara.
En aquel momento, ya tenía control del cantón tibaseño. Así lo detalla la información suministrada por la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos.
Dicho despacho afirmó que desde abril del 2018 Cabrera decidió, al parecer, crear su propia banda para traficar, almacenar, distribuir, preparar y vender drogas en los alrededores de Tibás.
A partir de entonces el negocio creció y la organización, en apariencia, comenzó a lavar el dinero obtenido mediante la venta de estupefacientes y a comprar bienes muebles e inmuebles de alto valor económico que ponían a nombre de terceras personas.
El Ministerio Público detalló que a la banda también se le atribuye el homicidio de un menor de edad, registrado el 17 de noviembre del 2018 en la casa de la víctima, en León XIII.
"Este sujeto, conocido como Manzanita hizo sus primeros pasos en temas relacionados con delitos patrimoniales, especialmente, asaltos a peatones y asaltos a contenedores.
“Posteriormente, tuvo pasadas por portación ilegal de armas y, en últimos años, inició actividades en el campo del tráfico de drogas hasta convertirse en monopolizador de esta actividad comercial delictiva en la León XIII”, explicó Wálter Espinoza Espinoza, director del OIJ.
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Operación Patrón
El operativo relacionado con este caso, dirigido por la Sección de Estupefacientes del OIJ, se denominó Patrón.
Espinoza aseveró que Cabrera controlaba cada una de las acciones realizadas por la banda, tanto el tráfico de drogas como las manifestaciones violentas, los asesinatos y el lavado de dinero.
Pese a su liderazgo, la banda tenía jerarquías y funciones señaladas que le permitían operar de manera similar a una empresa de carácter legal.
"Este operativo tiene como objetivo identificar y detener a los miembros de una organización liderada por un sujeto identificado como Dennis Iván Cabrera Espinoza, conocido como Manzanita.
“Él se encargaba de controlar todas las acciones de tráfico de drogas, legitimación de capitales y toma decisiones relacionadas con enfrentamientos con otras organizaciones, homicidios y manifestaciones de violencia”, aseveró el jerarca judicial.
La agrupación no solo se dedicaba al narcomenudeo, sino que también suministraba estupefacientes a otras organizaciones criminales y eso le permitía aumentar su poderío.
Espinoza agregó que, además de las 13 detenciones de este martes, los agentes judiciales capturaron semanas atrás a otras 14 personas, que también serán presentadas ante el Ministerio Público.
“Logramos un buen impacto en la investigación. Durante el proceso de registro tuvimos que cumplir con los protocolos de desinfección y control por los temas de covid–19, pero decomisamos bastante evidencia y por ello la calificamos como una operación exitosa y positiva para los intereses del OIJ y de la Fiscalía”, añadió Espinoza.
Dijo que entre lo incautado hay varios carros, uno de ellos blindado, así como ¢21 millones, $15.000 (poco más de ¢9 millones), 11 armas de fuego de características similares y droga.
Pese al fuerte golpe dado a la organización de Manzanita, al menos dos personas permanecen en fuga, reconoció el director del OIJ.
Vínculo vecinal de camaradería
Entre las personas aprehendidas este martes, por formar parte de la agrupación liderada por Cabrera, hay varios que eran familia, según el detalle brindado por la Fiscalía.
Una mujer de apellidos Quirós Umaña y sus dos hijos, apellidados Mayorga Quirós, eran parte de los miembros del grupo.
Además, hay dos hermanos de apellidos Calderón Cartín; una mujer apellidada Aguilar Hernández, así como seis sujetos de apellidos Murillo Rodríguez, Rosales Obregón, Vargas Cartín, Camacho Meléndez, Flores Blandón y Rosales.
El jefe de la Policía Judicial aseveró que Manzanita creció y se desarrolló en la ciudadela León XIII y eso le permitió crear una “enorme vinculación vecinal de camaradería y amistad” en la zona y desarrollar nexos con las personas que forman parte de su grupo criminal.
Destacó que como parte del modo de operar, la banda tenía un sistema de ordenación interna muy estricto, así como reglas de conducta para con su miembros, como mantenerse al margen de conflictos de orden legal y evitar generar situaciones que propiciaran una presencia policial en la comunidad.
Asimismo, era indispensable tener un comportamiento “adecuado y aceptable”, de lo contrario no podían seguir trabajando con la organización.
Información actualizada a las 4:48 con más datos del OIJ.