Oficiales del Servicio Nacional de Guardacostas interceptaron un semisumergible con un cargamento de 1.778 paquetes de cocaína valorados en unos ¢7.900 millones, según informó el Ministerio de Seguridad Pública. En el operativo realizado el lunes se logró detener la embarcación, que vale ¢948 millones y a la tripulación a 20 millas náuticas de Golfito, Puntarenas, en aguas del Pacífico sur.
Luego de recibir información de las autoridades de Colombia sobre ese cargamento, se movilizó una lancha interceptora al sector y fue así como dieron con el semisumergible tripulado por dos colombianos apellidados Montaño, de 46 años y Mina Montaño, de 30, así como un ecuatoriano de apellidos Vargas Albiar, de 27 años. Ninguno tiene registro de antecedentes en el país y ahora se exponen a penas entre ocho y 15 años de prisión.
La embarcación grisácea, que se camufla en las aguas del océano, fue trasladada a la Estación de Guardacostas en Golfito, donde la Policía de Control de Drogas realizó la inspección que permitió dar con los 1.778 paquetes, con un peso aproximado a un kilo cada uno.
Además del cargamento, las autoridades confiscaron la embarcación de perfil bajo, de 45 pies de largo, sin nombre ni bandera, la cual era impulsada por tres motores de 75 caballos de fuerza cada uno, así como equipo electrónico de navegación y comunicación. Los tres detenidos fueron presentados ante el Ministerio Público por el aparente delito de tráfico internacional de drogas.
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El 2 de enero del año pasado otro semisumergible cayó con 300 kilogramos de cocaína frente a la costa de Quepos y se detuvo a tres ecuatorianos; mientras que el 25 de diciembre del 2019 se detuvo a tres colombianos en otro navío igual, en el que solo se decomisó combustible. Una de las cargas más grandes cayó a bordo de un semisumergible en marzo del 2019, en playa Llorona de Corcovado, en Osa. Esa vez la Policía se incautó de 2,3 toneladas de cocaína y detuvo a dos colombianos. Un año antes en punta Burica cayó otro con 1.200 kilos de coca.
Según el Ministro de Seguridad, Michael Soto, el uso de estas embarcaciones pretende movilizar grandes cargas tratando de burlar a las autoridades, pues la línea de flotación es tan baja que les convierte en naves muy difíciles de detectar en el agua. Al no tener nada que sobresalga, no las divisan los aviones, ni tampoco son detectadas por los radares.
Soto añadió que esas embarcaciones suelen salir de Suramérica hacia el istmo centroamericano con cantidades importantes de droga en viajes que duran entre 24 y 36 horas. Añadió que mediante la coordinación con las autoridades de Colombia se pudo golpear de nuevo a estructuras criminales de la región.