Un análisis de laboratorio realizado por los científicos forenses del OIJ lo confirmaron: un plantío localizado el año pasado en un terreno montañoso del distrito Daniel Flores, en Pérez Zeledón, era hoja de coca o Erythroxylum coca.
Aquel decomiso, realizado el 20 de julio de 2018, se constituyó en el primero y único descubrimiento de esos arbustos en Costa Rica, pues la zona tradicional son los países de América del sur como Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador.
Sus hojas son la base para producir clorhidrato de cocaína, una de las drogas estimulantes de más consumo en las últimas tres décadas.
“Lo que me parece que ocurrió, es que se trató de hacer algún tipo de prueba. Luego de una valoración, me da la impresión de que no tuvieron los efectos que buscaban”, manifestó el ministro de Seguridad, Michael Soto.
Para él, este sería otro ensayo de las organizaciones criminales que desarrollan estudios de la biología genética para hacer los arbustos de cocaína más resistentes a las variaciones climáticas y con cosechas más frecuentes durante el año.
Estos grupos, dijo, buscan particularidades de humedad, acidez de la tierra, viento y otras variables que requiere la planta, y no descarta que vayan detrás de adaptaciones.
“De momento, no tenemos indicios de que a nivel nacional hayan logrado éxito en alguna zona en concreto”, afirmó.
Para Guillermo Araya, director del Instituto Costarricense de Drogas (ICD), la confirmación de las primeras plantas de coca en el país deja claro que el crimen organizado es un fenómeno dinámico, cuyas mutaciones obligan a no bajar la guardia.
Su conclusión es que las organizaciones narco estarían interesadas en cultivar coca en países de Centroamérica para reducir los costos de traslado hacia Estados Unidos y disminuir el número de fronteras que sortear durante la ruta.
Por eso, considera que el hallazgo en Pérez Zeledón evidencia la necesidad de patrullar constantemente, capacitar policías y dotarlos de equipo adecuado.
“Tenemos policías de los mejores, pero como el fenómeno es cambiante y busca nuevos portillos, se requiere una actualización permanente de los oficiales para identificar las nuevas tendencias, conocer las plantas y desarrollar procesos de investigación que impidan la impunidad”, declaró Araya.
La Ley de Psicotrópicos contempla penas entre ocho y 15 años de cárcel por el cultivo de sustancias ilícitas.
Michael Soto dijo que las patrullas de montaña de Seguridad Pública trabajan enfocadas en la erradicación de cannabis o plantas de marihuana, porque conocen las zonas de cultivo, trillos, tiempo de cosechas y demás particularidades. No obstante, aseguró el jerarca, también están capacitados para reconocer las plantas de coca.
Aunque el ministro no descarta que en el futuro se vayan a encontrar otros plantíos de coca, cree que de momento no hay cultivos constituidos ni los prevé en el corto plazo. Según dijo, lo hallado solo refleja algunos ensayos.
Clima favorable
Para la dirección de Planes y Operaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la región del valle de El General podrían contar con algunas condiciones propicias para el cultivo de coca, por altura y clima tropical húmedo.
En las regiones de la zona andina, donde está la mayor producción de coca, la altitud oscila entre los 721 y los 3.820 metros sobre el nivel del mar (msnm), mientras que en Pérez Zeledón la altura va de los 800 a los 2.500 msnm.
Un reciente estudio de la Oficina de las Naciones Unidas para el control de las Drogas y Prevención del Delito (UNODC), revela que el cultivo de coca en los países productores pasó de 96.000 hectáreas a 146.000 entre el 2015 y el 2016, debido a un incremento del área de siembra y de los rendimientos obtenidos con mejoras tecnológicas en las plantaciones.
El alcance de las organizaciones narco en países productores hace que, con la ayuda de agrónomos, logren cambiar el color natural de la hoja, para que no sea detectado en los sobrevuelos de la Policía.
Al haber más producción, los precios bajan de modo que en Colombia un kilo de hojas de coca, que en el 2015 costaba un dólar, pasó a $0,32 en el 2016 y tuvo un repunte en el 2017, cuando subió a $0,71. Ese precio apenas permite subsistir a muchos campesinos de zonas como el valle de El Cauca, dedicados a ese cultivo.
Una vez procesada la hoja y mezclada con otras sustancias, se obtiene el clorhidrato de cocaína, cuyo precio por kilo en Colombia ronda $1.633, mientras que el precio de cada kilo en Estados Unidos se vende en más de $35.000.
Conforme cada kilo avanza en su recorrido desde los países productores hacia el norte del continente, su costo aumenta. En Costa Rica, cada kilo cuesta unos $6.000.
Desde 1980, Costa Rica comenzó a perfilarse como territorio de tránsito de las cargas de cocaína hacia Estados Unidos, pero, a partir del 2000, el panorama cambió al fortalecerse los envíos por parte de carteles colombianos y mexicanos; sin embargo, no se tenía noticia de cultivos aquí.
Los efectos más graves por el paso de cocaína surgieron cuando las organizaciones comenzaron a pagar con droga las ayudas logísticas que grupos delincuenciales les brindaban en nuestro país, en lugar de hacerlo con dinero en efectivo.
Eso generó luchas por dominar territorios para vender la cocaína que obtenían y, en paralelo, crecieron los asesinatos y otros delitos como el lavado de dólares, relacionados con la narcoactividad.
Intentos en Honduras, Guatemala y Panamá
Durante una reciente visita a Honduras, el ministro de Seguridad, conversó sobre el tema con autoridades hondureñas sobre el tema, donde el primer plantío de coca fue descubierto en el 2017 y otro el año pasado.
En esa nación, el alcaloide de las hojas recolectadas no alcanzó la calidad que se obtiene en los países de Suramérica.
“Sin embargo, las organizaciones tienen mucho poder y pueden contratar biólogos y otros expertos, de modo que en sus constantes intentos podría ser que en algún momento logren conseguir el nivel deseado en el alcaloide”, expresó.
Guatemala fue el otro país donde el año pasado se descubrió una plantación de casi una hectárea de coca, con matas que estaban bien desarrolladas al momento del hallazgo
Los arbustos crecían entre sembradíos de café, en el departamento de Alta Verapaz, en el centro del país.
Anteriormente, los primeros informes de expansión del cultivo de coca hacia el norte de los países productores se tuvieron en el 2013.
Ese año, un operativo conjunto entre los cuerpos policiales de Colombia y Panamá permitió destruir dos plantaciones de casi dos hectáreas en una región fronteriza entre ambos países, cerca del puerto Obaldía en el Caribe.
Al igual que pasó en Guatemala, las autoridades de Panamá y Honduras encontraron un rústico laboratorio junto a las plantaciones, que permitía procesar la droga en pequeña escala.
Visión empresarial
Como explicó el director del ICD, Guillermo Araya, el crimen organizado es un fenómeno que muta, es multifactorial y busca siempre cómo lograr nuevas tendencias para abaratar costos. Son corporaciones criminales con instrumentos y tendencias de gestión empresarial”, afirmó.
Esos grupos van a tratar de innovar y buscar nuevos lugares de cultivo, dijo el funcionario.
A su juicio, el cultivo en Pérez Zeledón fue un hecho aislado en el que alguna agrupación intentó ver cómo resultaba. Sin embargo, advierte, enciende una alerta.
“Aunque no hubiese aparecido esta plantación, la vigilancia debe ser constante y los legisladores deben valorar lo ocurrido y ayudar a combatir el cultivo de sustancias que impactan la salud”, dijo.
“Primero fuimos ruta, posteriormente bodega, después suplidores de la logística (embodegaje, embalaje, abastecimiento de combustible) y luego plaza de un mercado local”, dijo Araya.