Tres embarcaciones del empresario limonense Gílbert Bell Fernández, alias Macho Coca, recibieron un total de 337.181 litros de diésel exonerado en los últimos dos años.
Según datos del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), a Bell se le aprobaron 17 exoneraciones en el 2014, las cuales suman 305.484 litros, mientras que para el 2015 fueron siete autorizaciones para un total de 31.697 litros.
Bell, quien permanece en prisión desde el pasado 8 de octubre como sospechoso de ser uno de los líderes de una banda de tráfico hormiga de drogas, posee tres barcos con el beneficio de precio preferencial de diésel. Se trata de las embarcaciones El Challenger, Dos Hermanos y Tormenta II.
De acuerdo con Edwin Salazar, jefe de Protección y Registro de Incopesca, es algo normal que un empresario pesquero reciba más de 300.000 litros de combustible exonerado durante un año.
La flota pesquera artesanal puede gastar entre 400 y 2.500 litros de diésel por viaje de pesca. Los barcos semiindustriales pueden llegar a utilizar hasta 40.000 litros y sus viajes llegan a durar hasta 45 días, explicó.
“Es un cálculo normal. Incluso hay pescadores que gastan más”, manifestó el funcionario sobre las exoneraciones a Bell.
La cantidad de combustible exonerada a Macho Coca es variada. La cifra más alta fue en octubre del año pasado, cuando en ese mes se le autorizaron 49.000 litros para el barco Dos Hermanos.
La última que se le otorgó fue en setiembre del 2015, por un monto de 1.999 litros.
A pesar de que Bell se encuentra preso en máxima seguridad en el centro penitenciario La Reforma, Incopesca no le ha eliminado el beneficio porque sus embarcaciones no están involucradas con algún delito. Sin embargo, la Junta Directiva de esa entidad analiza quitárselo.
Ahorro. Actualmente, cada litro de diésel exonerado es vendido en unos ¢228 por la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), afirmó Salazar. A una persona sin ese beneficio, hoy el litro le cuesta ¢449 (¢221 más).Es decir, si se calcula con el precio actual, Bell compró unos ¢76 millones en combustible exonerado que adquirió en los últimos dos años. Si no hubiese tenido el beneficio, habría pagado ¢75 millones adicionales.
Al monto que pagó se le deben sumar gastos como traslados del combustible en cisterna, “pero sí les sale mucho más barato”, enfatizó Salazar.
Según dijo, no necesariamente tuvo que ser Bell quien hizo la solicitud de exoneración, ya que los dueños de los barcos pueden autorizar a alguien para que haga ese trámite.
“La documentación tiene que llegar firmada por el permisionario, pero el trámite lo puede hacer alguien autorizado”, detalló.
La cantidad de litros con precio preferencial que se otorga se calcula después de que las embarcaciones regresan del mar.
Cuando los barcos vuelven de pescar se les hace un estudio sobre el desplazamiento, caballaje de motor y días de ausencia, agregó el funcionario.