Al Ministerio de Agricultura y Ganadería le preocupan los recientes hallazgos de cocaína en cargamentos de piña de exportación; sin embargo, aclara que no es la institución encargada de ejercer controles para disminuir el riesgo de más trasiegos.
Para Fernando Araya, director del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) son los dueños de las empacadoras y las empresas exportadoras los que pueden ejercer el control. Aplica para la piña y para el resto de productos agrícolas.
El funcionario respondió así al reclamo del presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (Canapep), Abel Chaves, para quien existen dos medidas en manos de instituciones públicas que podrían colaborar a combatir el narcotráfico que se aprovecha de las exportaciones de fruta tica.
“Quienes tienen las mayores potestades para el desestímulo y el bloqueo a las acciones de envío de drogas por medio de cargamentos agrícolas, en especial piña, son los dueños de las empacadoras y las empresas exportadoras. Ellos, como dueños, pueden decidir si no entra nadie, si entra todo el mundo, si saben toda la trazabilidad de lo que hace una persona en el día o no”, expresó el director del SFE.
Solo en las últimas semanas, las autoridades detectaron al menos tres alijos ocultos en cargamentos de piña que llegaron uno a Portugal, otro a Estados Unidos y el tercero que iba con destino a Irlanda. En total, fueron 245 kilos en agosto, que se suman a otros hallados en Holanda y el otro rumbo a Alemania.
En agosto, además, fue desarticulada una banda dedicada, precisamente, a trasegar cargamentos de cocaína en tarimas con piña que iban a Europa. La investigación se realizó conjuntamente con el Federal Bureau of Investigation (FBI, por sus siglas en inglés) y la Drug Enforcement Administration (DEA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, además de la Bundeskriminalamt (BKA, por sus siglas en alemán).
“El daño que le están haciendo no solo al país por la imagen sino propiamente al sector (es grande). Esto nos puede llevar a que el país pierda competitividad. Puede originar que en los países adonde está ingresando piña de Costa Rica, para ellos tener mayor seguridad, pasen por escáneres (los cargamentos) y esto podría resultar en un costo adicional para la industria”, expresó Chaves al ser consultado por La Nación.
Semanalmente salen 2.000 contenedores de piña del país, de acuerdo con Canapep.
Ante esos peligros es que Chaves reclama que el MAG debería restituir el programa que se conoce como inspección in situ que, según él, se dejó de aplicar en la anterior administración. Por otro lado, añadió, considera necesario que las autoridades lleven un registro más estricto de exportadores habituales y casuales.
Sin embargo, Araya asegura que esas visitas (programa in situ) nunca han dejado de aplicarse.
“(El SFE) Le hacemos inspección in situ a todo. A lo que don Abel se refiere es a una modalidad de visitas que estuvo vigente durante el 2007 y el 2016 y la cual fue una modalidad muy similar a la que ahorita estamos reactivando (...)
“No es de aceptación de parte del SFE, que se le quiera achacar una responsabilidad que no le corresponde. El reglamento de la Ley Fitosanitaria está claramente establecido. Nosotros, al menos una vez al mes, debemos de visitar las plantas empacadoras”, añadió.
Según Araya, desde el 2007 y a causa del auge de exportación de piña, había un programa de inspección de este cultivo que contaban con apoyo de funcionarios de la oficina de Extensión Agrícola del MAG, lo cual permitía visitas más frecuentes, pero en el 2016 se suspendió. La inspección de piña quedó con las revisiones rutinarias de cualquier otro producto agrícola de exportación.
Eso sí, el director del Servicio Fitosanitario reconoce que la presencia de estos funcionarios extra y visitas más frecuentes podría ayudar, pero de forma indirecta.
“Podría desestimular (el envío de drogas en exportaciones agrícolas) por un asunto de temor, sin embargo, lo que nosotros certificamos son procesos, no embarques. Nosotros no vamos y sellamos contenedores, pero, en sí, las inspecciones no se han dejado de realizar”, reiteró.
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Sobre la solicitud de un registro más estricto de exportadores, Araya aseguró que el MAG lleva un control adecuado de los involucrados, ya que toda persona que exporta queda debidamente registrada; de lo contrario, no podría concretar los trámites para sacar su producto.
La única excepción establecida en la ley es para los empresarios que quieren probar la exportación de nuevos productos.
Según explicó Araya, la legislación permite que, hasta seis veces en un año, las personas que quieran enviar un producto nuevo pueden hacerlo sin tener una planta con proveedores inscrita, sino que se les da la posibilidad de usar plantas alquiladas. Esto con el objetivo de incentivar las exportaciones.
“Por ejemplo si usted quiere introducirse en un proceso de exportación y quiere probar (con un nuevo producto) a Estados Unidos, usted obviamente no va a invertir en una planta empacadora, si no que busca quien le maquile. A la hora de hacer los trámites, no tiene que cumplir con todos los requisitos que tiene que cumplir un exportador continuo durante el año”, explicó Araya.
El director del SFE enfatizó en que en estos casos no se enmarcan los alijos detectados.
”Esa opción lo que busca promover nuevos exportadores, y ninguno de los cargamentos, al menos de los que tenemos conocimiento, han salido de una empresa o exportador nuevo con esas características o bajo ese perfil. Todas las (cargas) de las que hemos sido informados, son de empresas con mucha trayectoria y que tienen registro desde hace muchos años”, dijo.
A pesar de estos argumentos, Araya dijo que tanto el Ministerio como el SFE están dispuestos a trabajar conjuntamente para fortalecer controles. Eso incluiría a las cámaras, el sector exportador, el sector agropecuario, la Policía e incluso la Asamblea Legislativa en caso de que haya necesidad de modificar leyes.
La piña es uno de los productos de exportación más importantes para Costa Rica.
Para el primer semestre del año, piña, banano y dispositivos médicos sustentaron un incremento del 6% en el valor de las colocaciones en el exterior con respecto al mismo periodo del 2017. En el caso de la piña, el ingreso aportado aumentó en un 12% en el primer semestre de este año.