El tráfico de cocaína a través de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) persiste, a pesar de la implementación de dos nuevos escáneres, anunciados por el gobierno y los cuales empezaron operaciones el 13 de julio de este año. La Fiscalía reporta que, desde entonces, se han interceptado seis cargamentos que burlaron los controles y llegaron a Europa y Asia.
Los dos alijos más recientes son: uno de 79 kilos decomisado en el puerto de Haifa, Israel, el pasado 16 de octubre y otro más, de 218 kilos, que fue confiscado en el puerto de Le Havre, Francia, el día 28 del mes pasado. Estos datos fueron confirmados por la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos, ante consultas de La Nación.
Se estima que el costo por kilogramo de clorhidrato de cocaína en Europa ronda los $50.000, mientras que en Asia es aún mayor. Actualmente, en nuestro país, cada kilo tiene un valor cercano a los $4.000, lo que hace que el envío a Europa, Oriente Medio y Estados Unidos resulte muy atractivo.
El resto de cargas ya habían trascendido en la prensa: la más grande, de 720 kilos, que llegó a Málaga, en España, a mediados de octubre, y otras dos más que arribaron a Países Bajos en agosto (490 kilos) y octubre (30 kilos).
Con estas incautaciones, ya se contabilizan 1.538 kilos de cocaína decomisados en los puertos receptores de barcos que transportan nuestros principales productos de exportación a diversos mercados desde la mencionada terminal portuaria, administrada por la empresa holandesa APM Terminals.
Todos ocurrieron después del anuncio de la Operación Soberanía, un proyecto del gobierno que implicó la instalación de dos escáneres en la TCM. Ocurrieron tras las afirmaciones iniciales del ministro de Seguridad, Mario Zamora, y del presidente de la República, Rodrigo Chaves, quienes aseguraron que no había salido ni un gramo de cocaína por la terminal portuaria de Moín desde que se instalaron los equipos de revisión de contenedores.
Sin embargo, tanto Zamora como Chaves tuvieron que salir posteriormente a justificar que ataques contra los escáneres habían frustrado su objetivo de evitar que los grupos organizados que operan en suelo costarricense continuaran exportando droga.
Hasta ahora, una de las cargas más significativas fue la de casi media tonelada que se descubrió en el puerto holandés de Róterdam, el 15 de agosto. Ese cargamento iba oculto en un contenedor de piñas frescas que fue escaneado sin que se detectara.
A diferencia de los tradicionales cubos de un kilo de droga, recubiertos con cinta para embalar, esta carga iba prácticamente aplastada (como láminas) y casi empotrada en las cajas de cartón. En total, de Moín salieron 490 kilos de coca en 1.950 paquetes de 253 gramos cada uno.
La Nación le solicitó a la Fiscalía más detalles sobre los decomisos realizados en Europa y Asia. Por ejemplo, si las autoridades costarricenses alertaron a sus homólogos en otros países sobre cargamentos sospechosos, o si podría precisar si las cargas fueron escaneadas en Moín, pero la entidad respondió que se trata de detalles privados de las investigaciones, los cuales están cubiertos por el artículo 295 del Código Procesal Penal.
Tras los primeros alijos descubiertos en Europa, el ministro Zamora declinó brindar más detalles sobre cómo salieron esas cargas desde Costa Rica. Tampoco se ha referido al estado actual de los escáneres ni ha dicho si ya funcionan con normalidad.
Por los supuestos actos de vandalismo, una mujer de apellidos Marín Mora, funcionaria destacada en la Terminal de Contenedores de Moín, cumple medidas cautelares mientras se le investiga por el delito de daños agravados.
A ella se le asocia con dos hechos ocurridos el 19 de julio de este año cuando, presuntamente, habría golpeado con un vehículo del puerto los dos escáneres que anunció el gobierno para el combate al narcotráfico.
Nueva estrategia
Más recientemente, el 14 de noviembre, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reveló que las bandas organizadas han encontrado una nueva manera de evadir los escáneres. Ahora someten la droga a un proceso que la convierte en líquido y la camuflan en bebidas que salen de nuestro país hacia otras naciones.
Ese día, una banda compuesta por 12 colombianos y costarricenses que utilizaba este método fue capturada después de que se decomisara un cargamento de 150 litros de cocaína líquida en la frontera entre Jordania e Israel.
A pesar de estas innovaciones, algunos grupos continúan con el método tradicional de paquetes de un kilo. Tal fue el caso del intento detectado el 22 de octubre en la terminal de APM, cuando trataron de enviar dos toneladas de cocaína con destino al puerto de Amberes, en Bélgica.
La Policía logró decomisar la carga sin detener a ninguna persona vinculada con ese alijo. Tan solo tres días antes, otros 500 kilos de coca fueron confiscados en esa misma terminal, y en esa ocasión, se detuvo a un individuo de apellidos Peralta Gómez, cuyo papel en el grupo delictivo no fue revelado.
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