El combate al cultivo de marihuana en las montañas de nuestro país se retomó este año con la reciente destrucción de 25.744 plantas por parte de patrullas de montaña, que el año pasado solo destruyeron la quinta parte de lo logrado en los dos años previos.
Según datos del Ministerio de Seguridad, en el 2018 se destruyeron más de 1,3 millones de matas, en el 2019 fueron más de 1,4 millones, mientras que hasta octubre del año pasado la cifra apenas llegaba a 362.517 plantas, la cifra más baja de los últimos cinco años.
El primer operativo de montaña de este año se focalizó en ocho plantaciones que abarcaban un área de 5.375 metros cuadrados en poblados de la zona sur, entre ellos Puerta del Sol, finca Puntarenas, cerro Ena, cerro Jalisco y Villa Colón.
Los oficiales de la PCD destruyeron un total de 25.744 plantas de marihuana, tras internarse por cuatro días en las montañas.
El objetivo es destruir las ilícitas plantaciones para que esa droga no llegue a los barrios, parques, calles y centros educativos del país.
Los oficiales antidrogas guardan una evidencia, toman fotos y videos y luego casi la totalidad de las matas son quemadas en la misma zona donde crecen, debido a lo difícil que sería su traslado para destruirlas en otro sitio.
Del 1.° de enero del 2018 hasta este 20 de enero las operaciones de montaña se han concentrado en la Cordillera de Talamanca y la zona sur del país, con una erradicación que ronda los 3,1 millones de plantas de esa droga que es de las más consumidas en el país por su precio y fácil acceso.
Los operativos muchas veces obligan a la policía a afrontar un clima adverso, caminar durante horas en terreno escabroso y estar alerta ante cualquier eventualidad.
Generalmente, indígenas y otros lugareños que los dueños de las plantaciones contratan para su mantenimiento, escapan apenas detectan a la Policía en la zona, a través de trillos que conocen a la perfección.
Más de 20 comunidades indígenas de la cultura bribri, con unas 2.000 personas, viven en condiciones de pobreza extrema en lo alto de la cordillera de Talamanca y algunos de ellos se dedican a cultivar esa droga o a cuidar las plantaciones de marihuana.
Las acciones policiales tampoco permiten dar con los responsables de las plantaciones, pues los terrenos montañosos que usan, generalmente son propiedad del estado o son cultivados sin que los dueños registrales tengan conocimiento de ello.
Las patrullas son de la Policía Control de Drogas (PCD) del Ministerio de Seguridad Pública.
El ingreso por tierra se hace luego de sobrevuelos previos en los que se logra detectar las plantaciones, muchas veces camufladas en medio de árboles o de otros cultivos, con el fin de que la Policía no los vea desde lo alto.