Los decomisos de droga realizados por todos los cuerpos policiales del país aumentaron un 100% entre el 2018 y este 2021. En el primer año se incautaron 35,4 toneladas de estupefacientes y desde entonces el incremento es notable. En 2019 fueron 46,2 las toneladas arrebatadas al narcotráfico, en 2020 se alcanzó la histórica cifra de 71,2 toneladas y, hasta el pasado 21 de diciembre, las bandas criminales perdieron 70,6 toneladas de cocaína y marihuana en territorio costarricense, según cifras del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Para el ministro de Seguridad Pública, Michael Soto Rojas, esos números son positivos desde el punto de vista policial, pero reconoce que desde la perspectiva social genera preocupación. En una entrevista con La Nación, el 22 de diciembre anterior, el jerarca habló acerca del narcotráfico, su comportamiento en Costa Rica y otros países de la región, con los que a diario trabajan para evitar que la droga llegue a mercados estadounidenses y europeos. También abordó la violencia que generan estos grupos, en especial, las organizaciones locales.
– ¿Costa Rica dejó de ser un país de paso para la droga?
– Sin duda alguna la sobreproducción de cocaína en Colombia aumentó abismalmente, esto hace que todos los países de la región, no solo Costa Rica, se vean afectados por el tráfico de cocaína, principalmente. Así lo demuestran los datos nuestros, donde hemos trabajado todos los días a partir de objetivos en conjunto con Colombia, Panamá y Estados Unidos en un patrullaje conjunto. Eso ha hecho que los tres países aumenten sus cifras de decomisos. Hay que tomar en cuenta que Costa Rica geográficamente está muy cerca de Colombia y eso lo hace una zona muy apetecida por las estructuras criminales para utilizarla, igual que el caso de Panamá que decomisa más droga que Costa Rica.
“Pero la cocaína es traída a nuestro territorio para, eventualmente, sacarla por contenedores hacia Europa o hacia Estados Unidos, aunque en ocasiones se convierte sencillamente en un lugar de abastecimiento de combustible para que las embarcaciones puedan seguir hacia el norte del continente.
“Entonces Costa Rica es tránsito, es bodega, pero la droga no se queda acá, porque no tiene ningún sentido. El precio de la cocaína en Costa Rica es muchísimo más bajo que lo que vale en Europa o en Estados Unidos y este fenómeno también ocurre en Panamá y otros países de Centroamérica, solo que nosotros somos de los que más decomisamos”.
– Desde su experiencia, ¿eso es bueno o malo para Costa Rica?
– Decomisar droga es bueno y es malo. Bueno porque significa que la Policía está trabajando duro, que está coordinando con otros países y que se hacen operaciones en conjunto y se obtienen grandes resultados, pero a la vez es malo porque significa que se está utilizando más la estructura o el territorio costarricense para este tipo de casos. Tanto el OIJ como la Policía de Control de Drogas (PCD, que forma parte del Ministerio de Seguridad Pública) han desarticulado estructuras criminales muy robustas como la de Pancho Villa, la de Turesky, el caso Escudo del Pacífico que nos permitió desarticular toda una estructura de Puntarenas y el mismo caso de los empleados de APM Terminals que fueron detenidos.
“Eso es muestra de que se han estado deshaciendo estructuras que se utilizan para recepcionar y, posteriormente, para sacar con otra metodología como los contenedores. Realmente todo el trabajo que han hecho los cuerpos de Policía ha sido importante, direccionado y los números y los casos judicializados lo demuestran.
– ¿El tema de trasiego en los contenedores ha aumentado?
– Creo que es que ahora se ha evidenciado más el tema de los contenedores, pero eso ocurre desde hace muchos años, cuando los cargamentos de droga eran más pequeños, de unos 200 o 300 kilos, y se metían en los sistemas de refrigeración, pero realmente el tema de los contenedores no es nuevo, lo que ha pasado es que ha mejorado el trabajo, primero por el uso de los escáneres y luego por las metodologías de trabajo. Aunque también es probable que ahora las estructuras criminales se atreven a meter más cantidad de droga en los contenedores.
– ¿Y los métodos para introducir la droga y contaminar una carga legal han variado?
– Desde hace varios años una de las metodologías más habituales es introducir la droga en los sistemas de refrigeración, pero eso es en cantidades pequeñas. También, hace algunos años la droga iba dentro del producto, por ejemplo, dentro de una fruta o dentro de un mueble y en los últimos tiempos lo que hemos visto es que el producto formal y legal sale de donde lo almacenan y en el camino se contamina, lo que hacen las estructuras es que depositan maletines encima del producto, es decir, no está revuelto con el producto sino que está encima y eso es lo que hemos visto más intensamente en los últimos dos años, es una metodología que nosotros llamamos los maletines negros, porque son justamente maletines negros que llevan X cantidad de droga y los tiran encima y con mucha rapidez para que el contenedor llegue rápido, muy pocas ocasiones aparece la cocaína revuelta con el producto y, en algunas, ya no tanto, escondidos en los sistemas de refrigeración.
– ¿Los conductores de los camiones que llevan el contenedor tienen participación en la contaminación?
– El conductor del camión en todos los casos tiene participación porque saca el producto legalmente, sale con el contenedor y la fruta va bien. En el camino el conductor se detiene, ya en complicidad con la estructura criminal, para que se abra el contenedor, se meta la droga y se siga el camino. Así son la mayoría de casos de los últimos años, donde hemos visto que el producto se contamina de camino e incluso tenemos el caso de APM Terminals, donde el producto entró legalmente, lo pasaron por el escáner y no apareció nada, se colocó el contenedor, el camionero se fue y entró otro camión que montó el contenedor, lo sacó sin que quedara documentada la salida, lo contaminó y lo volvió a meter ya con droga, por eso fue que detuvimos a algunos de los empleados de APM Terminals y eso es una preocupación de ellos, por eso es que hemos estado en comunicación con la empresa, para que eso no ocurra y colaborar con ellos.
– Y en estos casos, ¿los conductores son reclutados previamente o son forzados a abrir el contenedor?
– El conductor está reclutado de forma previa, no es que lo pararon en carretera. Regularmente, ellos saben qué producto van a ir a recoger, en qué fecha, adonde parar, cuánto tiempo dura y él va y entrega, por eso le dan una remuneración económica. Puede que ese conductor lo haga varias veces o puede ser que en la primera la Policía lo detecte y lo detenga, pero ellos ya están reclutados de manera anticipada.
– ¿Cómo valora el trabajo policial que se ha hecho del 2018 a la fecha?
– No podemos decir que hemos ganado la batalla porque es mentira, pero me parece que para las Policías de Costa Rica este ha sido un año tremendamente bueno porque se han logrado objetivos positivos al desarticular estructuras criminales que realmente estaban controlando zonas en el sur del país, en el Pacífico central y en el Caribe. Todos los países de la zona están teniendo problemas con este tema del narcotráfico, pero aquí hacer una investigación a lo interno con Fiscalía, OIJ, Seguridad Pública y además, coordinar estrechamente con Panamá, con Colombia y con Estados Unidos genera realmente resultados positivos. Por eso yo digo que es bueno y es malo. Bueno desde lo policial, pero desde lo social, como ciudadano, me preocupa que pase más cocaína por Costa Rica.
– ¿La Policía ahora es más efectiva?
– Yo creo que ahora sí somos más efectivos porque tenemos más aviones, tenemos más buques y los muchachos tienen mejores cursos, se van a capacitar a Estados Unidos, Colombia y los capacitan aquí, creo que la capacidad de equipo y la capacitación del personal ha mejorado muchísimo. Además, se hacen mejores investigaciones.
– Ahora hablemos un poco más del tráfico local, ¿cómo es ese trabajo?
– Este año todos los cuerpos policiales (incluidas Policías Municipales) del país hemos decomisado en dosis pequeñitas 1.660 kilos. Eso, de acuerdo con mis datos, nunca se había decomisado en dosis pequeñas. Estas situaciones implican un trabajo de investigación ya no internacional sino local y realmente ha sido muchísimo más intenso.
– ¿Estos grupos locales son más violentos?
– La pugna por los territorios genera un 50% de los homicidios, porque los homicidios, por las estructuras internacionales, son muy pocos.
– ¿Es parte de lo que ha ocurrido con Diablo y Pechuga en el Caribe?
– Sí. Ellos son de la misma zona y tenían algún tipo de relación armoniosa años atrás, porque el liderazgo lo tenían otras personas, Los Castrol, y los jefes eran otros. Cuando este grupo salió del contexto aparecen estos dos sujetos totalmente enfrentados disputando territorios, en algún momento uno tenía una parte y el otro otra, entonces todo bien, pero siempre en el tema de actividades criminales las personas pretenden expandirse, es como una colonización o conquista, y entonces empiezan a ambicionar el territorio de otro y en ese momento empiezan a cruzarse, generan las rivalidades y las amenazas y empieza a generarse muertes a consecuencia de eso.