Una caja metálica, que la Policía conoce como un ‘parásito’, y que venía adherida al casco de un barco mercante que atracó en el puerto de Caldera en Puntarenas, escondía 70 kilos de cocaína.
El hallazgo lo hicieron el miércoles buzos del Servicio Nacional de Guardacostas (SNG) del Ministerio de Seguridad Pública, cuando inspeccionaron una embarcación que llegó procedente de Ecuador, que luego seguiría hacia Guatemala y que tenía como destino final Estados Unidos.
Luego de la difícil tarea de desprender la caja metálica del barco y de abrirla, oficiales de la Policía de Control de Drogas (PCD) determinaron que dentro venían dos maletines. Cada uno de ellos contenía 35 paquetes de cocaína con un peso de un kilo cada paquete.
Por este caso no se tienen personas detenidas, comunicaron las autoridades.
El método de pegar las cajas metálicas a los barcos para transportar droga lo ideó en la década de los años ochenta el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. En algunos casos, las cajas cuentan con un dispositivo que les permite separarse de los barcos y quedar a la deriva en el mar. Luego puede ser localizadas utilizadando medios satelitales.
Otro golpe al narco
Paralelamente, tanto Seguridad Pública como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informaron de que el miércoles en la tarde detuvieron en aguas del océano Pacífico una lancha en la cual eran transportados 33 sacos con un total de 1.632 paquetes de marihuana.
La operación se concretó a 89 millas náuticas (164 kilómetros) de Cabo Matapalo, Golfito.
La embarcación fue identificada con el nombre de Los Compadres y se trata de una lancha rápida de 32 pies (nueve metros de largo), provista de dos motores de 200 HP (caballos de fuerza), la cual no tenía matrícula ni bandera y es de color gris.
En la operación se detuvo a tres individuos, un costarricense de apellidos Ewers Brown y dos nicaragüenses apellidados Saenz Chow y Wilson Hamilton.
Los detenidos, la lancha y el cargamento de droga fueron llevados la madrugada de este jueves hasta la Estación de Guardacostas de Golfito, donde todo quedó a la orden de las autoridades judiciales.