Martín Arias Araya, exdirector de Guardacostas, se mostró inquieto por el traslado de un alto oficial que estaba a cargo de labores de inteligencia en la estación de Caldera para detectar grupos de narcotraficantes de Limón que movieron sus operaciones a isla Chira, en el Pacífico.
En una entrevista con La Nación, Arias confirmó que el comandante Rodolfo Murillo Montoya fue enviado a una sede más pequeña en Barra del Colorado, en Limón. Este miércoles, en un reportaje de Telenoticias, precisó que el cambio se ejecutó desde el 8 de marzo pasado y brindó detalles adicionales.
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El exdirector indicó que Murillo Montoya realizaba en Caldera, desde hace más de un año, un trabajo de seguimiento con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Policía de Control de Drogas (PCD) sobre los movimientos de líderes criminales de Limón en el golfo de Nicoya.
“Han (los narcos) comprado propiedades en isla Chira. Tienen bodegas, tienen embarcaciones y ya ponen embarcaciones para transportar turistas como mampara”, manifestó Arias al noticiario.
Según explicó, los criminales desviaron parte de la ruta de traslado de marihuana y cocaína a ese sector. Los alijos ingresan a tierra firme cerca de playa Blanca, en Punta Morales de Chomes, y desde ahí avanzan a Bagaces, donde avionetas procedentes de México aterrizan en pistas clandestinas a recogerlos.
“Es un trabajo muy fino, muy cerrado. El comandante (Murillo) estaba trabajando eso con los muchachos de inteligencia de él, con mapas, seguimientos y patrullajes preventivos. ¿Con qué lo premiaron? Lo trasladan de Caldera a Barra del Colorado, en una zona muy aislada. Todos los contactos que se tienen para estos trabajos con OIJ, DIS (Dirección de Inteligencia y Seguridad), PCD, se dan al traste”, argumentó Arias.
Además de director de Caldera, Murillo fue también director de Operaciones de Guardacostas.
Cierre del puesto estratégico de Drake
La semana pasada, La Nación reveló que el Ministerio de Seguridad Pública sacó del puesto estratégico de Drake, en el cantón de Osa, a los oficiales del Grupo de Operaciones Especiales de Guardacostas (Gopes) y los distribuyó en Quepos y Golfito.
Para Arias y varios jefes policiales, el traslado de este cuerpo élite representa un debilitamiento de las operaciones antinarcóticos en el Pacífico costarricense, especialmente si se considera que por Sierpe ingresan hasta 500 toneladas de cocaína al año, según informes estadounidenses de inteligencia.
Al pasar las operaciones a Quepos y Golfito, se retardan las intervenciones en Sierpe, pues una lancha tardaría 90 minutos en llegar, se pierde la inmediatez y se aumentan los costos de desplazamiento.
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“No es lo mismo, por el desgaste de personal, el desgaste de las embarcaciones. Cuando se hacían patrullajes preventivos y de inteligencia, usted lo que hace es provocar en los narcotraficantes incertidumbre y no están seguros, cuando van a entrar, si por ahí están los guardacostas”, explicó.
Este miércoles, el exdirector también criticó el cierre de un Centro de Operaciones que funcionaba en la Dirección de Guardacostas, en el Ministerio de Seguridad en San José, y que fue desarticulado recientemente. En esa sede había múltiples pantallas, incluida una donde se podía ver el radar instalado en Osa. Parte de los agentes fueron trasladados a un puesto de Vigilancia Aérea.
En el reportaje de Telenoticias, Arias agregó que en ese centro de operaciones se manejaban sistemas de comunicación “ultraseguros”.
Señaló que cambios como el de Drake, aunque los ejecutara un mando inferior, debieron ser autorizados por el ministro Mario Zamora. “Si es el viceministro (Manuel Jiménez Steller) el que hace el movimiento, ok, pero es el ministro el que autoriza, y tiene que estar de acuerdo y tiene que estar convencido”, aseveró.
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“No creo que el presidente (Rodrigo Chaves) sepa de estas cosas; no sé si lo están embarcando hace rato o si él se mete en esas labores de carpintería, porque estos son temas de carpintería para un presidente de la República (...). Pero si no le han consultado o no le cuentan de todas estas cosas es que lo están embarcando”, aseveró.
Este miércoles, el Semanario Universidad también hizo eco de los cambios que han venido ocurriendo en Guardacostas. Citando a Martín Arias reveló que el viceministro Jiménez ordenó el cierre del puesto de control en Sixaola y su reubicación en Portete, 100 kilómetros al norte de ese lugar.
Según el medio, el cambio ocurrió cuando Arias aún era director de Guardacostas, antes de febrero pasado, cuando se acogió a su pensión. Agrega que este le advirtió a Jiménez sobre el “grave daño” que ocasionaría el cambio y que, aunque le pidió que esa orden quedara por escrito, eso nunca ocurrió.
Al parecer, el traslado se hizo para dar campo, en Sixaola, a oficiales de la Policía de Fronteras, aunque ellos ya compartían el espacio con Guardacostas.
““El problema aquí fue que entonces Guardacostas pierde el control sobre lo que se mueve por el río Sixaola, que es navegable”, dijo Arias. Añadió que se ha identificado como puntos de entrada de cocaína a Cahuita, Puerto Viejo, y punta Mona, ubicada precisamente dentro del Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo”, agrega el medio.
Además de los cambios en puestos claves y delegaciones de Guardacostas, en las últimas semanas también se cuestionó el desmantelamiento de la Academia de Guardacostas, que pasó de Quepos a la Academia de Policía en Pococí, a más de 100 kilómetros del mar Caribe.
En aquel momento, Jiménez argumentó que la sede de Quepos urgía de mejoras que el Ministerio no puede solventar en este “momento histórico”.
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