Él hacía creer que sobrevivía de los ingresos de una pulpería. Así lo pensaban sus vecinos de barrio Asís de Cartago.
No obstante, la Policía Judicial asegura que Heiner Obando Alfaro, de 33 años y quien se movilizaba en una silla de ruedas, presuntamente vendía drogas.
Ese negocio, aparentemente, fue el que le costó la vida, pues a Obando lo asesinaron de un balazo en el pecho el 26 de junio, informó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Su nombre figura en la lista de los 106 narcos asesinados en medio de la lucha por territorios, entre enero y junio de este año, según información suministrada por el Ministerio de Seguridad, con base en estadísticas del OIJ.
Lo anterior significa que, en el primer semestre del 2015, ajusticiaron a un narco cada dos días.
Esa cartera también reporta otros 61 asesinatos por un móvil aún no determinado.
Para Gustavo Mata, ministro de Seguridad, esos crímenes también son consecuencia de la guerra narco que hay en el país.
Según su criterio, las drogas han provocado en total el asesinato de 167 personas.
Además de los homicidios por ajusticiamientos, se dieron 39 por otros delitos (generalmente, robos); 38 por riñas y 11 por violencia doméstica, entre otros.
En total, se registraron 267 homicidios en el territorio nacional en los primeros seis meses del año, lo cual significa que los problemas de estupefacientes ocasionaron el 40% de esas muertes.
“Si no existiera ese ajuste de cuentas, estaríamos históricamente con los índices de violencia más bajos. En Costa Rica no te matan para quitarte el celular, ni el carro; eso ya no lo hacen”, aseguró el jerarca.
Días atrás, Gerald Campos, director interino del OIJ, también indicó que estos homicidios ocurren por pugnas entre bandas para conseguir el control absoluto del negocio de las drogas en los territorios donde operan.
“Son pandillas que se están atacando entre ellas y quieren el dominio. Se enfrentan y matan integrantes de las otras pandillas con tal de retomar el poder y liderazgo en la zona”, aseguró Campos en una entrevista con “La Nación” hace unas semanas.
Más detallado. En enero fue cuando menos venganzas se registraron, con un total de 12.
En febrero se dieron 21 homicidios en pleitos por droga, y en marzo ocurrieron 18 crímenes, entre los cuales sobresale el asesinato de Juan Carlos Zamora Solórzano, hermano de Marco Zamora, conocido como el Indio, condenado a 70 años de prisión por narcotráfico y homicidios.
En abril, se produjeron 15 asesinatos, mientras que en mayo hubo 22 ajusticiamientos y eso lo convierte en el más violento del primer semestre. Un mes después se registraron 18.
Las estadísticas del OIJ revelan que en julio hubo 36 homicidios; sin embargo, hasta ahora no se ha dado a conocer cuántos de ellos están ligados con problemas de narcotráfico.
Ni la Policía Judicial ni Seguridad tienen listo el reporte de cuántos muertos hubo en agosto, aunque recalcaron que la violencia en ese mes se desató.
Acciones. Ante esta guerra entre los narcos, la Policía busca debilitar a las organizaciones.
Como parte de ese combate, las autoridades decomisaron, de enero a agosto del 2015, 11,5 toneladas (t) de cocaína y más de un millón de plantas de marihuana.
En ese mismo lapso, la Policía de Control de Drogas (PCD) también se incautó de ¢57 millones, casi $3,8 millones y 86.000 euros.
Durante los primeros ocho meses del año, esa Policía, el OIJ y la Fiscalía detuvieron a 11.794 personas vinculadas con el tráfico de narcóticos.
“Estos son golpes que les duelen a las organizaciones”, aseguró el ministro.
¿Cómo se llegó a esto? Los ajusticiamientos que hoy se ven casi a diario no eran comunes unos 10 años atrás.
Si se revisan los hechos delictivos de hace una década, los hampones más peligrosos eran robacarros o asaltantes, rememoraron las autoridades.
El tráfico de estupefacientes por el territorio ya existía, pero pasaba casi inadvertido, puesto que los carteles de droga mexicanos y colombianos asumían toda la operación.
Lo más “ruidoso” que hacían los extranjeros era contratar a ticos para que movieran la mercancía por suelo tico. Quienes ayudaban a las bandas narcos eran conocidos como burros, y a estos les pagaban con dinero.
Pero esos mismos peones les pidieron a las organizaciones que los remuneraran con cocaína. “Les interesó hacer un negocio a lo interno”, enfatizó Mata.Meses después surgieron líderes ticos, que tentaron a robacarros y asaltantes para formar su grupo criminal.
¿Qué los hace entrar al negocio? La PCD comunicó que un kilo de droga cuesta en Costa Rica entre $6.000 y $7.000 (unos ¢4 millones). Pero ese monto es poco, pues, si la exportan a Estados Unidos, pueden conseguir $30.000 (unos ¢16 millones).
Entre tanto, en Japón, por ejemplo, ese kilo pasa a valer hasta $200.000 (¢110 millones).
Por ello, escuchar que aprehendieron a personas por vender droga en barrios o por intentar pasar la mercancía por aeropuertos, es casi del diario vivir.