Puerto Viejo, Sarapiquí. La escolar Josebeth Retana Rojas caminó sola un kilómetro después de salir de la escuela, antes de desaparecer, el lunes anterior, en Ticari de Horquetas, en Sarapiquí, Heredia.
La menor, de ocho años, duró en el recorrido 50 minutos. Según aseguró el director del centro educativo, Freddy Sandí Esquivel, ese día los niños salieron a las 2:40 p. m. y Odilí Campos Salazar la observó a un kilómetro del centro educativo a las 3:30 p. m.
Josebeth estaba juntando nances y solo le faltaban 600 metros para llegar a su casa.
Sin embargo, fue hasta tres horas después (a las 6:39 p. m.) que la Fuerza Pública de Horquetas recibió la alerta sobre la desaparición de la niña.
El retraso en el aviso es considerado vital por las autoridades, en vista de que fue hecho de noche e impidió realizar un cierre de carreteras o identificar rápidamente a posibles testigos.
Aunque oficiales de la Fuerza Pública, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y de la Cruz Roja, realizaron rastreos por un radio de cinco kilómetros alrededor del sitio de la desaparición, no hallaron indicios de la pequeña.
Incluso el jueves se inspeccionaron 70 viviendas para determinar si la menor permanecía en alguna de ellas.
Una costumbre. Quedarse a un lado de la calle sentada o jugando era una costumbre de Josebeth. Maestros y vecinos aseguran que siempre la veían caminar muy despacio. "Acostumbraba llegar tarde a la escuela" , afirmó Freddy Sandí.
En tanto, Josefa Pérez Marín manifestó que era una niña muy callada. "Siempre andaba solita. A veces se quedaba jugando en la baranda del río (Isla Grande a 50 metros del árbol de nance). Yo le decía que se fuera rápido para la casa porque era peligroso pero ella era muy pausada",dijo Pérez.
Aunque se intentó conocer la hora en la cual la familia se enteró de la desaparición , la madre de la niña, Maribel Retana Rojas, se negó a hablar con La Nación .
Criada con los abuelos. Josebeth Retana tiene cinco hermanos. Ella se crió durante los dos primeros años de su vida con los abuelos maternos, Leandro Retana Vega y María Antonio Rojas Marín, quienes viven en Cristo Rey de Chilamate de Sarapiquí (cinco kilómetros al norte de Puerto Viejo).
Según narró ayer María Antonio, su nieta es una niña tranquila y muy confiada, quien siempre le manifestaba su deseo de volver a la casa de los abuelos.
"La mamá se la llevó cuando se casó con José Daniel Mejías. Hace como un año le dije a la mamá que me la dejara, pero ella no quiso", relató María Antonio, a quien los vecinos conocen como Gerardina.
Esta mujer, de 57 años, explicó que el deseo de la menor de vivir con ellos es porque tiene más campo para jugar, además de que allí están sus hermanos mayores: una niña de 11 años y un varón de nueve.
"El sábado estuvo aquí y me dijo 'mamita, yo te quiero tanto' y se fue con la mamá" expresó.
Aunque el operativo de búsqueda se suspendió el jueves, agentes del OIJ y oficiales de la Fuerza Pública continúan entrevistando vecinos y familiares, en espera de algún dato que ayude a localizarla.