Ocho reos de la sección de mediana seguridad de La Reforma mataron a un vigilante al huir de esa cárcel, en San Rafael, Alajuela.
La fuga se produjo a la 1:10 a. m. luego de que los prófugos arrancaron una ventana de hierro de un dormitorio, enfrentaron a balazos a los vigilantes, cuatro de los cuales tomaron como rehenes.
Salieron caminando por el portón principal y en la calle de acceso al penal abordaron un vehículo doble tracción que los llevó hasta La Guácima de Alajuela, donde dejaron a los rehenes. Luego siguieron con rumbo a Ciruelas, donde se les perdió el rastro.
La primera vicepresidenta de la República, y a su vez ministra de Justicia, Laura Chinchilla, dijo que la fuga evidenció “un importante grado de vulnerabilidad” del más importante centro penitenciario del país.
Agregó que ordenó una investigación interna para tratar de saber cómo los hombres tenían al menos un arma y siete seguetas.
Chinchilla agregó que desde que asumió el cargo pidió elaborar un protocolo de crisis, el cual se concluyó la semana anterior y se pretendía implementarlo ayer.
La funcionaria prefirió , por razones de seguridad, no referirse a las deficiencias y las recomendaciones que se hicieron.
Los guardas internos no portan armas para evitar que les sean arrebatadas por los prisioneros.
Planeado. Guillermo Arroyo, director de la Dirección Adaptación Social –que administra los penales del país–, dijo que se supo que los reclusos planearon la evasión desde hace tiempo, pero a lo interno nunca hubo rumores de fuga.
Agregó que no tienen indicios de que formaran una banda. Todos estaban en el Ámbito C, el cual está formado por cuatro pabellones. Cada uno tiene cinco dormitorios para 20 personas.
Los ocho fugados ocupaban uno de esos dormitorios. Para salir cortaron los hierros que sostienen una ventana del dormitorio.
Llegaron a un patio desde donde dispararon al puesto de vigilancia del pabellón en el cual había dos vigilantes, quienes por razones de seguridad no usan armas de fuego.
Ante los disparos, un policía salió a pedir ayuda y el otro forcejeó con los reclusos pero pasó a ser el primer rehén.
Otros dos vigilantes que estaban en horas de descanso llegaron sin armas al auxilio de los compañeros, pero también quedaron retenidos por los internos.
Los reos salieron a una calle interna, donde caminaron unos 500 metros hasta el portón de acceso a La Reforma, donde había otros dos policías penitenciarios.
Usando a los otros tres vigilantes como escudo los obligaron a abrir el portón principal.
Por razones que se ignoran, dispararon al pecho de Marco Tulio Prado León, de 40 años, al tiempo que se llevaron al otro guarda.
En el puesto de vigilancia de ingreso tomaron una pistola y una subametralladora HK, ambas armas calibre nueve milímetros.
Una vez en el bulevar de acceso a La Reforma, caminaron 500 metros donde los esperaba un vehículo de color negro, en el cual se metieron las 12 personas.
Ese auto conducido por un hombre joven y con el rostro descubierto siguió hasta el Colegio de La Guácima, liberaron a los cuatro rehenes y siguieron hacia Ciruelas.
En tanto, Marco Tulio Prado fue llevado por otros compañeros al Hospital de Alajuela, donde falleció en sala de operaciones.
Prado, quien no tenía puesto el chaleco antibalas, presentaba un orificio de entrada al lado derecho del pecho. Se presume que la bala perforó un órgano vital.
Guillermo Arroyo explicó que los reos, desde el momento en que rompieron la ventana hasta que abordaron el vehículo, tardaron unos cinco minutos.
Agregó que la policía penitenciaria, antes de empezar la persecución de los reos, reforzó la vigilancia para evitar una fuga masiva.