Tres pistoleros mantuvieron como rehenes a la esposa y a las dos hijas del magistrado del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) Luis Antonio Sobrado González, durante un asalto a su residencia en Guachipelín de Escazú.
Carolina de Jesús Mora Chinchilla y las niñas, de 11 y 13 años, respectivamente, fueron encerradas en un baño donde las cubrieron con una cobija.
Uno de los delincuentes les ordenó que guardaran silencio y amenazó con lastimarlas en caso de hacer ruidos o intentar huir.
En el momento del asalto, antenoche, el magistrado Sobrado, de 45 años, no estaba en la casa pues participaba en reuniones propias de su cargo en el TSE.
¡Manos arriba! De acuerdo con informes policiales, tres encapuchados saltaron la verja frente a la residencia a eso de las 7:35 p. m. y corrieron hacia la puerta de la cocina, que se encontraba abierta.
Una vez adentro, redujeron fácilmente a la mujer y a sus dos hijas apuntándoles en la cabeza con revólveres, al parecer calibre 38.
Uno de los asaltantes portaba un radio de comunicación con frecuencias de la Policía.
Además, los tres llevaban guantes y cubrían su rostro con pasamontañas, lo que hace pensar a las autoridades que se trata de miembros de una banda “muy bien organizada”. Estarían ligados con otros atracos ocurridos en distintos puntos del cantón de Escazú.
La Policía Judicial sospecha que se trata de la misma banda que atacó, la noche del 31 de julio, la casa del alcalde de Escazú, Marco Antonio Segura Seco, donde robaron electrodomésticos, dinero y joyas.
En esa ocasión mantuvieron durante casi 45 minutos como rehenes a la esposa y a dos hijos del funcionario municipal.
Rápidos y violentos. Aunque no las agredieron, la esposa del magistrado y sus hijas fueron llevadas a empujones hasta uno de los baños, donde las encerraron tras advertirles que “morirían” en caso de “dar problemas”.
Parecían saber qué buscaban y en pocos minutos acomodaron en la sala una computadora, dos televisores y un equipo de sonido digital, entre otros artículos.
Inseguridad total. “La delincuencia es cada vez más violenta. La inseguridad es un problema nacional y el Estado debe responder de forma directa a este grave problema”, expresó ayer el magistrado Sobrado.
El funcionario dijo estar agradecido con Dios porque “no causaron daño a mi familia” y señaló que “lo material se recupera”.
“Los delincuentes tienen cada vez más recursos. Hay que reforzar los criterios de seguridad y buscar soluciones porque la inseguridad es un problema, un reto nacional”, insistió.
La casa del magistrado se levanta en un pintoresco sector de Guachipelín donde, según vecinos, al menos otras tres residencias han sido saqueadas por pistoleros en lo que va del año.
Aunque pagan un vigilante privado, el oficial trabaja hasta las 6 p. m. A partir de ese momento la urbanización “queda en manos de la delincuencia”, según manifestaron los vecinos.