Un tribunal de Atlanta, Estados Unidos, condenó a cadena perpetua al empresario James Vincent Sullivan, quien se ocultó Garabito, Puntarenas, luego de ordenar el asesinato de su esposa.
Sullivan llegó a Costa Rica en 1988, pero escapó cuando los agentes de la Policía Internacional (Interpol) se aprestaban a arrestarlo en un exclusivo condominio de playa Escondida.
El empresario contrató a un sicario para acabar con su compañera, Rita Sullivan (de 35 años), el 16 de enero de 1987.
Ese día, un falso mensajero llegó a la casa de la señora -en Buckhead, Atlanta- con un ramo de rosas que ocultaba una escopeta.
La víctima recibió un disparo en la cabeza. Por ese hecho, el extranjero, de 64 años, pudo haber enfrentado la pena de muerte.
En su defecto, el jurado lo envió a prisión de por vida.
Largo proceso. El homicidio ocurrió en momentos en que la pareja tramitaba el divorcio.
"Esta ha sido una larga, difícil y horrible historia. Sus abogados han hecho un gran trabajo para ustedes y la memoria de su hija", dijo el juez John Goger a los parientes de Rita Sullivan.
Los abogados del empresario agradecieron al tribunal que no le impusieran la pena de muerte.
Sullivan escapó de Costa Rica por la frontera de Paso Canoas, zona sur. En el condominio de Garabito dejó una cava -lugar para almacenar vinos, equipado con un regulador de temperatura y luz-, licores finos y un vehículo. Con los vecinos prácticamente no tuvo relación.
Paseaba a su perro Coco y daba largos viajes en bicicleta.
De Costa Rica pasó a Tailandia, donde, con una falsa identidad, se casó con una ciudadana local.
En el 2002 su caso se difundió en el programa Los más buscados de Estados Unidos, que incluyó tomas de sus bienes en Costa Rica.
Una tailandesa lo reconoció y dio aviso a las autoridades. El proceso de extradición tardó dos años.
“Esta gente (el jurado) reconoció que la misericordia es más fuerte que la venganza”, declaró a los medios de prensa estadounidenses Ed Garland, abogado defensor del otrora prófugo.