Río Jiménez, Guácimo. Los secuestradores de una madre y su hija realizaron ayer un primer contacto con la familia, pero no plantearon demandas.
Se trató de una llamada telefónica hecha a un pariente lejano de las víctimas, constataron personas relacionadas con el caso.
Ese acercamiento ocurrió pocas horas después de que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) decidió alejarse de las pesquisas para dar un espacio a la familia y los secuestradores para que iniciaran el diálogo.
“La familia hizo la solicitud anoche (el jueves) y nosotros nos vamos a apartar. Lo hacemos porque primero está la vida de las víctimas”, informó Jorge Rojas Vargas, director del OIJ.
El jefe policial permanecía anoche reunido en San José con varios investigadores para decidir los pasos a seguir en este caso.
El secuestro de Sonia Beatriz Cordero Delgado, de 31 años, y su hija Mónica de los Ángeles Ugalde Cordero, de siete años, ocurrió el miércoles a las 6:45 p. m. cuando tres encapuchados se las llevaron de la casa de José Joaquín Cordero Umaña, padre de la primera.
Los individuos llegaron armados con ametralladoras AK-47 y escaparon con las mujeres en un auto doble cabina de color blanco.
Hasta ayer la policía no contaba con testigos que informaran sobre el destino del vehículo, que se internó en la zona bananera.
Inquietudes. Jorge Rojas, en declaración que brindó en la mañana (antes de confirmarse el primer contacto), manifestó que la policía no podía confirmar si se trata de un secuestro extorsivo o si la retención tiene otra finalidad.
Explicó que en estos casos, por lógica investigativa se trata de saber quiénes son las personas afectadas. Sin embargo, dijo que muchas veces esas personas no hablan con la claridad que requiere la policía para enfocar la investigación.
En tanto, José Joaquín Cordero hizo ayer a las 9 a. m. un vehemente llamado a los plagiadores para se que se comuniquen y “pidan sus demandas”.
Este agricultor recordó que cuando entraron los encapuchados a la casa se dirigieron al cuarto donde estaban Sonia y su hija.
“Eso me llamó mucho la atención. Parecían conocer la distribución de mi casa. Son varios cuartos, pero se fueron directo a donde estaban mi hija y mi nieta. Yo creo que esa gente son de aquí, gente conocida”, exclamó.
Cordero reiteró que los secuestradores se expresaron de forma vulgar, con fuertes epítetos usualmente utilizados por costarricenses. “Estoy convencido de que son ticos", afirmó.
Durante la tarde, el padre de la niña y esposo de la mujer secuestrada, Rafael Ugalde Jiménez, de 36 años, salió en un vehículo de modelo reciente, en compañía de tres hombres, sin que fuera posible conocer su destino.
Allegados que pidieron no ser identificados aseguraron que “salió para ver cómo resuelve las cosas”. Al cierre de esta edición se desconocía el resultado de la posible negociación.