Seis marcas de licores inundaron desde hace poco más de ocho años el mercado de bebidas alcohólicas y, con muy bajos precios, se convirtieron en un atractivo para los bebedores frecuentes.
En un principio, estos aguardientes fueron fabricados y envasados legalmente, pero con el tiempo, los consumidores empezaron a dudar de la calidad, pues se descubrió que al menos 13 grupos criminales falsifican las marcas y, sin controles sanitarios, venden productos mezclados con metanol, un alcohol industrial cuyo consumo puede ser mortal.
En la actualidad, esos licores son señalados como los responsables de provocar la muerte de 19 personas. La mayoría de las víctimas tienen problemas de alto consumo de alcohol y son de escasos recursos. Una pacha de estos licores se consigue en la calle por menos de ¢1.000.
La sospecha surge porque, en el proceso para destilar las bebidas alcohólicas, interactúan dos productos: el etanol (que es la base de los licores) y el metanol, sustancia química que es utilizada por lo general como disolvente y en sistemas de refrigeración.
Posteriormente, el etanol es procesado para sacar los diferentes tipos de licor. En esa transformación, no deben quedar residuos de metanol, pues si una persona ingiere este producto, puede sufrir dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómitos e incluso la muerte.
El metanol aparece en la destilación del alcohol cuando es producido en condiciones inadecuadas y sin control. Es un producto altamente tóxico.
Sin embargo, el Ministerio de Salud confirmó que, por razones aún desconocidas, hay residuos de metanol en el contenido de estos envases.
Hasta el momento, se desconoce dónde se fabricó el guaro adulterado que llevó al hospital a 34 personas (incluidos los fallecidos).
Sin embargo, en la última semana, la Policía de Control Fiscal (PCF) del Ministerio de Hacienda y la Policía Municipal de San José decomisaron 29.943 envases de las marcas Guaro Gran Apache, Aguardiente Estrella Roja, Guaro Montano, Aguardiente Barón Rojo, Aguardiente Timbuka y Aguardiente Molotov.
La acción policial se debió a que el Ministerio de Salud encontró restos de metanol en envases de dichas marcas y, por tanto, recomendó no consumir ni comercializar esas bebidas, argumentando que es imposible distinguir entre los productos originales y los adulterados.
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Evaden la justicia
Desde hace más de ocho años, las autoridades fiscales informaron de la presencia de organizaciones dedicadas al contrabando y a la falsificación de licor que, en principio, estaban defraudando al fisco y, a la vez, ponían en riesgo la salud de las personas, pues no había garantía de la calidad del guaro.
Irving Malespín, director de la PCF, dijo que se lograron identificar al menos 13 organizaciones criminales durante este periodo, algunas de las cuales han sido intervenidas en dos ocasiones.
Durante los allanamientos, se encontró evidencia suficiente para presumir que estaban cometiendo un delito y se presentó la denuncia ante las autoridades judiciales. Malespín dijo desconocer qué sucedió con esos procesos.
El jefe policial explicó que las bandas intervenidas tienen una forma sencilla de operar. Importan el etanol de manera ilegal. Luego, en plantas artesanales, lo diluyen con agua para elaborar el guaro y, posteriormente, lo venden en los comercios.
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El ingreso de etanol para fabricar bebidas alcohólicas es restringido en el país, pues la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) tiene el monopolio.
Durante los años 2014 y 2015, las autoridades decomisaron mas de 100.000 litros de etanol que venían escondidos en cargamentos de sal, piedras y chatarra. En el 2018, cayeron 573 estañones con unos 38.000 litros en Peñas Blancas, dijo Malespín.
El director de la PCF lamentó que, en este momento, consumidores estén muriendo debido al consumo de licor adulterado. "Desde hace cinco años, lo vengo diciendo. No queremos llorar a costarricenses por el consumo de alcohol adulterado, pero ya son 19”, agregó.
El pasado 12 de julio, el Ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, le pidió a la Fiscalía General de la República que investigara estos hechos, para lo cual aportaron elementos probatorios que no fueron suministrados a la prensa.
La oficina de prensa del Ministerio Público informó de que, en ese caso, se abrió una investigación que se tramita en el expediente 19-03634-305-PE, a cargo de la Fiscalía Adjunta de Alajuela.
Extrabajador de fábrica clandestina relata cómo se envasa el licor
Una persona que laboró en una fábrica clandestina de licor contó a La Nación, con la condición de que no se divulgara su nombre, algunos detalles de cómo se trabajaba en ese lugar.
"Producen marcas como Guaro Montano, Chonete, Rostov, Ron Cortés, Ron Fandango, Aguardiente Molotov, Apache, Estrella Roja, Tamborito y Stanislav, entre otros. Estos productos son comercializados en diferentes supermercados dentro y fuera de laGAM.
"Su preparación es un poco rudimentaria y, a la vez, poco sanitaria. El etanol que utilizan es mezclado con agua en diversos estañones con ayuda de palos de madera. A esos estañones les ponen una llave para que el producto pueda ser envasado. A la llave le colocan calcetines, tipo pantys, para que sirvan como filtro, ya que los palos de madera sueltan residuos.
"Recuerdo también que utilizan dos tipos de etanol: uno al que agregan agua en menor cantidad y el otro, al que le agregan en mayor cantidad. Creo que agregan más agua al que no pasa por procesos de destilación, lo cual les resulta más económico. Intentan medir el nivel de alcohol con un alcoholímetro, pero por supuesto, no es de muy buena precisión.
“Consiguen los envases, tapas y etiquetas para que el producto pase por original”.
La tentación de tres envases a solo ¢1.000
Los envases de los licores falsificados se venden en el país a precios inferiores a ¢1.000. Incluso, comercios de La Unión, en Cartago, tienen promociones y dan tres envases de 365 ml por ¢1.000.
Para tener una idea de cuán barato es esto, basta con decir que una “pachita” (365 ml) de guaro Cacique (fabricado por Fanal) se consigue en ¢2.100.
Elías Soley Saborío, presidente de la Cámara Costarricense Norteamericana de Comercio (AmCham), señaló que, en el comercio ilegal de los licores, se pueden incluir tanto el producto que entra de contrabando (producto original que pasa por las fronteras sin pagar impuestos), como el licor adulterado extraído del etanol.
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“El último dato que tenemos analiza lo que ha venido sucediendo entre el 2014 y el 2017 y demuestra que esta actividad ha tenido un crecimiento del 48%. Es un tema que impacta al empresario formal (...); se está peleando contra la criminalidad y con un sector informal de la economía que no paga impuestos y que vende un producto a precios diferenciados”, agregó.
De acuerdo con las cifras aportadas por Soley, el comercio ilícito de bebidas alcohólicas generó, en el 2014, ingresos por $112 millones, mientras que, en el 2017, se comercializaron productos por $166 millones. Se estima que la actividad ilegal se apoderó del 20% del mercado nacional.
“¿Que significan estas cifras? Estimamos que se dejaron de pagar más de $94 millones en impuestos. Son datos que impactan. Pareciera que tenemos las fronteras abiertas", concluyó Elías Soley.