Salieron de la cárcel para morir. La libertad apenas les duró un par de horas a unos y varios días a otros. Este fue el destino de 33 convictos que dejaron la prisión, pero fueron asesinados a balazos.
La cifra se desprende de un recuento de los crímenes registrados del 2009 a la fecha en la base de noticias del diario La Nación . A pesar de que se solicitó el dato oficial al Organismo de Investigación Judicial y a la Dirección General de Adaptación Social, ambas entidades dijeron no tener procesada la información.
El último caso ocurrió el 2 de setiembre cuando el exreo Enrique José Soto Meléndez, de 36 años, fue acribillado en su carro delante de su hija de seis años y de su esposa en Poás de Aserrí. Soto tenía 22 días de haber salido de la cárcel por narcotráfico, y tenía un régimen de confianza.
De las 33 víctimas asesinadas, el 52% había sido condenado por cometer delitos contra la propiedad y el 21% por narcotráfico. El resto descontó prisión por agresiones, homicidios, delitos sexuales, secuestros y pensiones alimentarias.
La lista de lugares donde se perpetraron los homicidios está encabezada por la provincia de Limón, donde hubo ocho víctimas, seguido por Alajuelita, Ciudad Quesada y Pavas con tres asesinatos en cada sitio y cuatro más entre Hatillo y Tibás.
Solo este año, 13 reclusos han sido asesinados luego de dejar la prisión, lo que representa el número más elevado desde el 2009 cuando solo hubo cuatro crímenes. En el 2010 fueron 10 casos, cuatro en el 2011 y seis en el 2012. De hecho, en octubre del 2011, hubo un hecho más: dos encapuchados asesinaron a un joven de 25 años, al confundirlo con un reo que había salido días atrás de La Reforma.
‘Alarmante’. Si bien las 33 víctimas asesinadas representan apenas el 0,1% de los 34.553 reos que salieron de prisión desde el 2009, ya sea porque cumplieron la pena, les venció la prisión preventiva, obtuvieron la libertad condicional o pasaron a un régimen de confianza, la cifra es “alarmante” para Manrique Sibaja, director de Adaptación Social.
El funcionario reconoció que el fenómeno ha sido poco estudiado, y manifestó: “En lo particular, este dato sorprende y me establece una serie de interrogantes como qué puede estar produciendo una cantidad elevada en tan poco tiempo, por lo menos para los estándares que siempre hemos manejado de uno o dos por año”.
Para Gustavo Mata, subdirector del OIJ, en este tipo de crímenes hay una “expectativa”. “No tenemos un indicio claro de si los homicidios son por cuestiones que se generan dentro de las cárceles o por hechos que ocurren en libertad”, dijo.
No obstante, Manrique Sibaja considera que la mayoría de incidentes se generan sobre todo por la actividad delictiva anterior de la víctima y no por cuestiones producidas durante su libertad.
Para Eugenio Polanco, exviceministro de Justicia, esos crímenes se explican por el narcotráfico. “Son grupos criminales altamente conflictivos con niveles internos de violencia muy altos y la única forma de resolver problemas entre ellos es a través del asesinato.
”El vendedor tradicional que traficaba mota, coca o crack sigue saliendo sin problema, pero a los que integran las bandas medias del narco, los ajustician a la hora de salir de prisión porque muchos han declarado y comprometido a la organización y solo están esperando que salgan para matarlos”, dijo.